Por definición, la arquitectura y la planificación urbana operan dentro de un cierto grado de indeterminación, utilizando el contexto actual para encontrar respuestas viables para un futuro desconocido. Como resultado, el diseño es una búsqueda constante de un equilibrio entre prescribir y dar un paso atrás para dar cabida a escenarios alternativos pero imprevisibles. La incertidumbre es una condición inherente a la sociedad actual, y los rápidos cambios sociales, económicos e incluso ambientales recientes y rápidos impulsan una mirada más cercana a cómo la arquitectura puede incorporar la indeterminación. A continuación se revisan algunos precedentes y ejemplos contemporáneos que operan programáticamente con indeterminación, destacando varias estrategias para diseñar para la incertidumbre y el cambio.
La arquitectura que trabaja con incertidumbres se basa en procesos mutables y relaciones flexibles entre elementos en lugar de diseños fijos, altamente formulados y prescritos. Los objetos arquitectónicos se tratan como sistemas evolutivos, un enfoque de diseño de extremo abierto que el Diccionario Metapolis de Arquitectura Avanzada llama "indeterminismo determinado". En las décadas de 1960 y 1970, el tema de la indeterminación jugó un papel importante dentro del discurso arquitectónico, ya que Archigram y Superstudio explotaron la incertidumbre con sus visiones radicales del futuro. También en los años 60, Cedric Price concibió el Fun Palace, un proyecto con una programación fluida y totalmente reconfigurable, un espacio radicalmente nuevo de aprendizaje y ocio que se adapta constantemente a las necesidades y deseos de los usuarios. El cambio y la indeterminación fueron parte integral de la visión de Price, quien se deleitó con los desarrollos arquitectónicos imprevistos.
El proyecto utópico de Constant Nieuwenhuys, "New Babylon" (1956-1974), rechazó la programación, utilizando la arquitectura como marco genérico de las actividades generadas y modeladas por los usuarios. El artista propuso un sistema de planos superpuestos que podrían moldearse y remodelarse según lo que mejor se ajustara a los objetivos momentáneos de la sociedad. Si bien la propuesta de Constant es una visión mucho más elaborada para un nuevo modelo social, también es la expresión del uso productivo de la indeterminación, donde la arquitectura –aunque reducida a muy pocos gestos– sostiene una multitud de actividades imposibles de anticipar.
Del mismo modo, los primeros trabajos de OMA utilizan ideas como el juego surrealista cadavre exquis, donde diferentes realidades sin denominador común se juntan en una relación inesperada, o el concepto de lobotomía espacial para desacoplar forma y programa, generando nuevas entidades con diversas posibilidades de uso. Así como los planificadores urbanos crean el marco en el que se desarrolla la arquitectura, los arquitectos también experimentaron en diferentes momentos con la definición de un marco que pueda adaptarse a una variedad de escenarios, evolucionando con el tiempo y a través de las aportaciones de los usuarios.
Existe la presunción de un cambio inherente en el uso y el programa durante la vida útil de un edificio. Algunos arquitectos son estratégicos al brindar espacio para el cambio. El arquitecto holandés John Habraken es el promotor de la participación de los usuarios en el diseño de viviendas masivas y el primero en definir el concepto y los principios de "edificio abierto". Habraken hace la distinción entre "soporte" –los aspectos comunitarios, compartidos o públicos del proyecto que son más permanentes y "de relleno"– el espacio individual, privado, sujeto a cambios, argumentando que la responsabilidad del arquitecto recae en el "soporte" de elementos. Va más allá al decir que el arquitecto debería ceder el control de lo que él define como "relleno", yendo en contra de la noción de una planta definida.
La idea de un marco arquitectónico que circunscriba varios escenarios también es evidente en el trabajo de Lacaton y Vassal, quienes anticipan el cambio y la adaptación. La Escuela de Arquitectura de Nantes cuenta con una rigurosa estructura de concreto que proporciona una definición inicial del espacio, luego complementada con particiones ligeras y flexibles que muestran una respuesta provisional al programa, con la posibilidad de ser modificada y adaptada con la evolución de las necesidades de la escuela. Otra forma en que la práctica opera con indeterminación es a través de espacios en exceso. En estos casos, el escrito se resuelve de la manera más pragmática posible, lo que permite la creación de espacios adicionales, vagamente definidos, que enriquecen el uso general. Cuando este espacio adquiere proporciones significativas, como en el caso de la Maison Latapie, deja de ser una extensión del programa original, adquiriendo una cierta autonomía que invita a los usuarios a imaginar nuevas formas de apropiación.
Para muchos programas y tipologías arquitectónicas, no existe una dirección clara de evolución; por lo tanto, hay un nuevo cambio hacia diseños más cambiantes. La inclusión proactiva de la indeterminación en la práctica de la arquitectura es un paso hacia la construcción de edificios a prueba de futuro frente a condiciones que evolucionan rápidamente.
Referencias
- Constant Nieuwenhuys, Laura Stamps, Willemijn Stokvis, Pedro Romero, Mark Wigley, Pascal Gielen, Rem Koolhaas, Constant. New Babylon, Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 2015
- Teerds, H., Havik, K., & Patteeuw, V. (2011). Editorial. Productive Uncertainty. Indeterminacy in Spatial Design, Planning and Management in Productive Uncertainty. Indeterminacy in Spatial Design, Planning and Management, OASE 85
- Vandeputte, T. (2011). Economy and Excess. Three Recent Projects by Lacaton & Vassal in Productive Uncertainty. Indeterminacy in Spatial Design, Planning and Management, OASE 85
Habraken, N.J. Supports: An Alternative to Mass Housing, Urban International Press, 1999