Organizado por el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Santa Fe DSP y Distrito 1 y promovido por la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (FADEA), el Concurso Nacional de Anteproyectos de un edificio para el Centro de experimentación, innovación y desarrollo del Diseño y la Construcción (CEIDDC) busca responder a un programa educativo dentro de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), en Santa Fe, Argentina.
El jurado estuvo constituido por el Arq. Ian Dutari por FADEA, la Arq. Ma. Isabel Rinaldi por el CAPSF, el Arq. Gustavo Barrirero por el CAD1, el Arq. Roberto Frangella por los participantes y el Arq. Sergio Cosentino por el promotor (UNL). Se recibieron un total de 65 trabajos, entre los cuales se otorgaron tres premios y una serie de menciones honoríficas. A continuación, presentamos los trabajos premiados.
Primer Premio
- Autores: Arq. Ignacio Caron, Arq. Andrés Francesconi, Arq. German Müller y Arq. Ezequiel Spinelli.
- Colaboradores: Arq. Mario Galiana Liras, Diana Ailen Cáceres, Giovanni Mario Pemintel Lines, Cristina López Calvo y Juan Álvarez Aznar.
Descripción por los autores. La arquitectura, ante todo, tal y como explica nuestro querido maestro nórdico, Alvar Aalto, debe transcender su propio propósito, no puede ser un simple ejercicio de construcción. Debe, fundamentalmente, solucionar y mejorar el lugar en el que se inserta, la ciudad en la que colabora a crear una mejor comunidad. Nuestro ejercicio pretende superar la barrera de un edificio resolutivo, aun entendiendo esto como una cualidad positiva en el mismo. Ante todo, quiere ser una infraestructura que extienda bajo sus entrañas la idea de comunidad. Nuestra propuesta quiere ser arquitectura relacional donde aprendizaje, experimentación y ocio se tornen algo gratificante y gozoso.
El edificio imaginado, proyectado, trata de ser reflejo del espíritu de la UNL, de su ciudad universitaria y alegre contexto, de su reserva ecológica y su paisaje costero. Trata de ser, sobre todo, un provocador de acciones, un impulsor de energías, rechazando el proponerse como icono. El ejercicio propuesto se ordena en tres niveles dentro de una infraestructura de 19,20 metros x 48 metros. Esta arquitectura utilizará un ritmo repetitivo de pórticos de acero cada 2,40 metros, salvando los 19,20 metros de una sola vez, para constituir un espacio estructural habitable en las plantas baja y segunda. Por contrapartida, se libera la planta intermedia como una gran terraza que se asoma sobre la reserva ecológica y la Laguna Setúbal, esta vez con un ritmo de 9,60 metros x 19,20 metros.
El proyecto se organiza con una lógica acorde a la primera decisión tomada. Se explora la capacidad adaptativa de la estructura y se decide subir auditorio, bar, hall de exposiciones y terraza panorámica a la planta primera. De esta forma regalamos un nuevo espacio común para la ciudad universitaria. Esta exploración programática hace que el resto del proyecto se desarrolle de forma acorde a la misma: en la planta baja aparecerá el hall, talleres, depósitos y obradores experimentales, leyéndose la misma como una planta íntegramente productiva y educativa. En la planta segunda encontraremos la biblioteca, materia teca, los diversos institutos, espacios de trabajo grupales y las diversas áreas de gestión. Todas ellas con un espacio semicubierto que puede ser utilizado y colonizado en cualquier momento.
Se propone un edificio mutable, transformable y adaptable. Se propone, más que un edificio, una infraestructura, un sistema que ayude a configurar una arquitectura moderna, alegre y optimista que le deba a su propia construcción y tecnología la alegría de mejorar la ciudad. Un proyecto construido a través de una tecnología de pórticos de acero, paneles de poliuretano proyectado con terminación en aluminio, dobles vidrios con protección solar, toldos retractiles de protección solar automatizados, instalaciones a la vista, sistema de losa colaborante tipo steel deck y espacios de vegetación en las diversas plantas que ayudan a refrescar el ambiente interior.
En definitiva, la propuesta aúna por unificar tecnología constructiva de punta, con la tradición, el conocimiento y la cercanía propias al lugar de implantación de la obra. Una arquitectura con una vocación constructiva abierta, honesta y directa, que ejemplifique lo que el propio edificio es; una infraestructura comunitaria para la Universidad Nacional del Litoral.
Segundo Premio
- Autor: Monoblock
- Equipo de trabajo: Arq. Alexis Schachter, Marcos Amadeo, Fernando Cynowiec, Juan Granara, Adrian Russo, Jimena Herrera, Guadalupe Orellano, Sofia Komar, José Delveccio, Catalina Viglione, Maite Alvarenga, Emilio Peillat, Eugenia Alicia Marty, Victoria Cantoli, Malena Blanco y Francisco Legassa.
Descripción por los autores. La historia del campus de la Universidad del Litoral, es un ejemplo de los cambios de paradigma que suceden a lo largo del tiempo, en donde las visiones que explicaban la posibilidad de una urbanidad o de una visión sobre los entornos urbanos o construidos, son con el tiempo complejizados por las realidades que se superponen y que distorsionan la idea de una planificación ideal. En ese sentido, el campus de la universidad tiene la oportunidad de mediar su historia y su futuro con la potencia de la reserva como paisaje, y como proporcionadora de una visión contemporánea que equilibre los ecosistemas urbanos en búsqueda de una ciudad y una urbanidad más disfrutable. Así, los nuevos edificios que la universidad se proponga construir, deberían poder significar un aporte a la construcción de una nueva dinámica urbana imbricada con el paisaje.
El nuevo edificio del campus propone a partir de su papel en el conjunto, invertir la lógica urbana de los edificios, volcándolos hacia el frente norte, a través de la construcción de una nueva rambla en la naturaleza. Esta nueva rambla se convierte en un elemento de potencia espacial y geométrica, reordenando la relación entre la reserva, los edificios, los parques intermedios y la relación con el frente sur, de escala metropolitana, configurando un sistema de accesos identitarios. Ligada a un circuito urbano que delimita y protege la reserva, incorpora el uso social y cultural de la dinámica universitaria al patrimonio recreativo y paisajístico de la ciudad.
Unos muelles de incursión en el paisaje que lanzan los usos de los edificios hacia la naturaleza de manera controlada terminan de conformar la nueva estrategia. Dentro del proyecto del nuevo centro de innovación, este muelle a su vez define el acercamiento y el acceso al edificio. La estrategia programática propone mediante esta escala urbana, que el Bar, la Biblioteca y la Materia teca sean visitados por todo el campus, en una posición cercana y abierta con el paisaje, la rambla y los demás edificios.
El programa y los espacios se constituyen bajo la idea de conformar un ambiente de espacios difusos y adaptables, en donde la construcción de un techo de tecnología fabril, que ocupa la forma completa del terreno disponible, posibilita el desarrollo de la vida del edificio en una gran planta baja con alto grado de relación social y programática.
La estructura del espacio está conformada por una matriz espacial abierta con alta capacidad para ser adaptable en el tiempo, siendo posible la reconfiguración de las relaciones entre los programas y los espacios según el uso del edificio en el tiempo. De la idea del edificio como una infraestructura espacial, se desprende la posibilidad de una arquitectura alejada de la objetualidad como un valor predeterminado, para practicar una categoría de edificios que proponen escenas, acciones y lugares para el uso intenso cotidiano.
Tercer Premio
- Autores: Arq. María Alejandra Reinoso y Arq. Alejandro Goyeneche.
- Colaboradores: Carlos Brizuela, Arq. Camila Fulco, Arq. Demian Abolsky y Arq. Juan Ignacio Valdez.
Descripción por los autores. La propuesta para el Centro de Experimentación, Innovación y Desarrollo del diseño y la construcción de la FADU UNL plantea un nuevo edificio que sea nexo tanto entre el sector académico y el científico – productivo, como así también entre el paisaje natural, el campus y la ciudad. El proyecto supera la definición de contenedor de espacios de aprendizaje y experimentación, y se erige como punto de congregación, encuentro e intercambio social, expositivo y productivo; como referencia urbana y regional. Su pisada en el territorio prioriza el uso peatonal y la accesibilidad universal.
El proyecto nos plantea la oportunidad de pensar el espacio de aprendizaje como espacio de experimentación inmersiva que permita explorar didácticas contemporáneas en la construcción del conocimiento. La indeterminación y flexibilidad para la adaptación al futuro, las nuevas espacialidades y relaciones que esto requiere, se materializan explorando la indeterminación, la flexibilidad y la fluidez entre las partes programáticas y entre el edificio y su entorno.
El sitio, como lugar específico de implantación del proyecto se caracteriza por ser un punto en el que hay una gran concentración de particularidades que demandan complejidad en la resolución. El edificio se concibe como un gran espacio público. Un área central protagonista donde todos los demás espacios confluyen, balconean y se integran. Una especie de ágora longitudinal que genera un eje este –oeste y vincula a través de él a los sectores académicos de la UNL y el Polo Científico –Tecnológico del Litoral Centro.
Este nuevo eje se potencia como recorrido peatonal paisajístico y borde de la Reserva con visuales a la Laguna Setúbal. En su desarrollo articula la relación entre los diferentes edificios del campus hasta convertirse en playón de exposición y auditorio exterior, iniciando así la secuencia de espacios que conforman el gran dispositivo de producción y exposición, el espacio exterior del taller sobre el borde de la Reserva y el acceso institucional sobre el frente sur.
Comprender la potencialidad del paisaje, tanto en sus valores biológicos naturales, su carácter identitario y su estatus simbólico inspirador fuertemente creativo, hace que el edificio desdibuje sus límites hacia él. El edificio como paisaje se organiza longitudinalmente buscando transparencia y continuidad. Con la secuencia de planos en la fachada que aportan ambigüedad en la percepción entre el edificio y la naturaleza - fachada transparente/ traslucida, malla metálica, vegetación y árboles de hojas caducas y el sistema circulatorio que lo recorre longitudinalmente, permite la apropiación del paisaje desde los distintos espacios programáticos y establece relaciones con el borde inmediato, con lo lejano y la perspectiva al frente costero.
El tema demanda espacios altamente modificables, adaptables y flexibles en su organización programática y a la vez plantea la necesidad de un edificio que asegure la etapabilidad constructiva. La disposición de una pieza longitudinal con frente norte-sur permite la ventilación cruzada en todos los espacios. Este gran contenedor de múltiples actividades creativas se caracteriza por tener cubierta tipo shed lo cual también le asegura iluminación indirecta y ventilación. Una malla vertical de enredaderas y una línea de árboles cercana al límite norte provocan pantallas sucesivas sobre este frente, priorizando el aprovechamiento de luz natural y filtrándola, favoreciendo el control lumínico, la protección del viento, mitigando la polución acústica y proporcionando confort térmico de manera natural.
Planos de cubiertas verdes incrementan la superficie de absorción, reduciendo las islas de calor. El agua recuperada se reutilizará para la provisión de agua sanitaria del edificio y para riego. Sobre las losas superiores se ubican paneles fotovoltaicos para la optimización de los recursos eléctricos. Los materiales utilizados para la construcción, seriados, de fácil traslado, montaje a pie de obra y de fácil mantenimiento completan el sistema optimizando la vida útil y asegurando el buen envejecimiento del edificio.
Menciones Especiales
- Autores: Arq. Analía Giura y Arq. Jhonatan Esequiel Primón con la colaboración de Elvio Luciano Rivero y Lucas Schneider.
- Autores: Arq. Santiago Canen, Arq. Tomás Spina y Arq. Julio Ignacio Paez.
Menciones sin orden de mérito
- Autor: Arq. Matías Dalla Costa con la colaboración de Gastón Andrés Hachuel, German Nicolás Jacob y Leonardo Batié.
- Autor: Arq. Tomás Podestá con la colaboración de Arq. Juan Martín Rojas, Arq. Nehuen Serpa, Arq. Rodrigo Baranchuk, Arq. Eduardo Moras, María Belén Irigoytía y Melina Nicole Mariñasky.
- Autores: Arq. Diego Cherbenco, Arq. Analía D`have y Arq. Jonathan Tyszberowicz con la colaboración de Mercedes Risso Patron, Micaela Adlerstein, Antonella De Cellis, Juana Hecker y Ana Perczyk, y el Ing. Sebastián Berdichevsky como asesor.
- Autor: Arq. Fernando Robles con la colaboración de Valentina Tagliari, Joaquín Nalivaiko y Andrés Peresutti, y Santiago Pietrantueno como asesor.
