Rafael Araujo es un arquitecto e ilustrador venezolano que con tan solo quince años comenzó a observar patrones inteligentes en la naturaleza. Hace más de 40 años que los dibuja totalmente a mano, equipándose con un lápiz, un compás, una regla y un transportador.
En la siguiente entrevista, indagamos en sus motivaciones y reflexiones en torno a los sistemas de representación geométrica, revisando su aplicación en el mundo del diseño y la arquitectura.
Fabián Dejtiar (FD): ¿Por qué diseños inspirados en la naturaleza? ¿Qué te inspiró en primer lugar?
Rafael Araujo (RA): No diría que escogí inspirarme en la naturaleza. La verdad es que me abrumó la exuberancia del diseño de las cosas naturales.
Comencé a ver orden y espirales desde muy joven: en las secuencias de crecimiento de las hojas, del despliegue de las flores, en los caracoles varios, en las galaxias siderales.
FD: En su momento, nos compartiste tus primeras ilustraciones en un libro titulado "Golden Ratio Coloring Book". En este, Ilustraciones que parecen provenir desde un equipo tecnológico, son elaboradas totalmente a mano. ¿Qué ventajas presenta realizar estos dibujos de geometría por fuera de la computadora?
RA: Hago los dibujos a mano por varias razones. Una es sin duda, la calidad del cálculo manual, lleno necesariamente de miles de líneas y puntos guías. Esta es la única manera de conseguir ubicaciones en 3D y su aspecto tan distinto al del acabado digital; esa cualidad casi “renacentista” del dibujo manual
Otra razón de peso es que poseo las herramientas técnicas para hacerlo. Es decir, el poder manejar manualmente los sistemas de representación tridimensional así como la geometría implícita en cada uno de los desarrollos que acometo me da un mayor control sobre mi trabajo. Cada dibujo es un algoritmo estricto en el que la gracia del diseño depende de la calidad y cualidades de los parámetros utilizados
FD: Actualmente estás preparando tu segundo libro a través de un proyecto de Kickstarter: "The Golden Geometry Coloring Book". ¿En qué se diferencia del libro anterior?
RA: En este segundo libro, exploro las geometrías propias de las deformaciones de los planos por influencia de campos gravitacionales. Diseño patrones geométricos sobre superficies curvas continuas. Hago varios estudios de los tori, vistos desde adentro y desde afuera, destacando los vórtices que se crean en el centro de los diferentes anillos (donuts). En este aspecto cabe destacar que actualmente se consigue mucha información sobre el estudio de los agujeros negros y toda la gama de deformaciones espacio-tiempo relacionadas. Las representaciones gráficas de esos fenómenos son interesantísimas.
Yo como dibujante analógico en 3D me siento fascinado por ellas y me esmero en reproducir mis propias versiones sobre el tema. Claro, también he incluido algunos diseños nuevos sobre mis temas habituales: las descripciones de los vuelos de las mariposas en espirales de distintos diseños, así como cálculos de caracoles usando el número áureo como generador de las series numéricas que los conforman.
FD: ¿Crees que todavía faltan más investigaciones sobre este tipo de geometría?
RA: Poniendo las cosas en contexto, esta es una labor de investigación personal. Repito, el espíritu de estos trabajos es mucho más renacentista que actual. No sugiero que la gente deba descartar las herramientas del software disponibles para regresar al cálculo manual. Yo lo hago sin embargo, por una inspiración de carácter artístico.
Definitivamente deseo seguir explorando con los medios técnicos que poseo y que parecieran encadenar cada obra con otra nueva que deriva de todas las anteriores. Algo parecido a una carrera de evolución darwiniana personal en el ámbito de la geometría estricta, pero también, de una cierta poesía. La poesía de lo matemáticamente bello, por preciso, por bien proporcionado, todo en la aspiración platónica de la ilusión de “la verdad”. A través de la geometría, de los números, del orden.
FD: ¿Cómo consideras que tus preocupaciones geométricas pueden ser beneficiosas en su aplicación a la arquitectura?
No creo que este sea un trabajo “arquitectónico” en el sentido estricto del término. Es, sí, uno sobre el orden, la composición, el diseño. En ese sentido, comulga de la misma fuente creativa y como tal, puede servir como ejercicio de reflexión. Personalmente me daría por satisfecho si lo fuera.