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Arquitectos: B-ILD
- Área: 855 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Jeroen Verrecht
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Proveedores: Buro Modern, HUFCOR, Multiline, Roeben, Wienerberger
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El Edificio Warot es la última incorporación a las instalaciones públicas del pueblo de Winksele. Alberga una amplia gama de actividades en una sala multifuncional cuidadosamente diseñada. El edificio está situado en un campus deportivo existente que está rodeado de paisaje rural e instalaciones públicas. El gran ventanal y el espacio exterior cubierto activan los campos contiguos para la entretención.
La intervención se compone de un nuevo edificio y un campo de juego, separados por un arroyo que próximamente será atravesado por un nuevo puente. El puente está dispuesto de tal manera que crea una conexión nueva y suave entre las instalaciones deportivas existentes y la escuela local, la guardería infantil y el centro juvenil al otro lado del arroyo. Un gran ventanal con un solo pliegue enfatiza la nueva conexión con el pueblo y le ofrece una fachada acogedora.
La obra está diseñada como un espacio que alberga una variedad de actividades que van desde juegos para niños, hasta clases de yoga. La planta simétrica sigue una estructura de seis vigas paralelas, generando espacios que pueden interconectarse o dividirse mediante el uso de muros abatibles. Estas habitaciones son atendidas por un amplio corredor que alberga la circulación, el almacenamiento y los espacios técnicos. El espacio interior se puede ampliar al espacio exterior cubierto mediante grandes puertas correderas.
Con estas pocas herramientas, la sala de usos múltiples ofrece al pueblo una infraestructura abierta donde los tabiques se pueden mover y las circulaciones se pueden multiplicar para dar cabida a una amplia gama de actividades. Este carácter abierto ha atraído a muchos nuevos usuarios inesperados al proyecto, como una instalación de covid-19. Más espacio por menos presupuesto se convirtió en la prioridad; se decidió invertir estratégicamente los fondos disponibles donde se tendría el mayor impacto: en la espacialidad, adaptabilidad y estructura.
Los materiales comunes fueron elegidos por su simplicidad, facilidad de construcción, durabilidad y facilidad de mantenimiento, al tiempo que aseguran un bajo impacto ecológico. El ladrillo de color arena, los pisos de concreto marrón, los techos de acero y metal se combinan a través de detalles sensibles para elevar su naturaleza utilitaria.
El plan claro y simétrico asegura que se reduzca el costo de la estructura. Las vigas de acero del techo soportan una chapa ondulada perforada también de acero. La elección de perforar esta hoja estructural y mantenerla expuesta asegura la calidad acústica dentro del edificio y evita el gran costo que implican los acabados acústicos.
Los muros interiores, formados por tabiques que no soportan carga y muros plegables, aseguran la adaptabilidad futura a medida que evolucionan las necesidades de la aldea. Este proyecto tiene como objetivo lograr un impacto verdaderamente sostenible en la comunidad a largo plazo. Esto implicó aumentar la complejidad, al involucrar a tantos actores locales como fuera posible y buscar hacer lo máximo con los limitados medios disponibles. El énfasis en la adaptabilidad hace que el proyecto sea verdaderamente sostenible, asegurando que el edificio seguirá siendo significativo para las generaciones venideras.