La fachada es uno de los elementos más importantes en un proyecto arquitectónico. Además de ser la primera barrera del edificio contra el calor, la lluvia, la nieve o el viento, también determina en gran medida la apariencia del edificio. Puede hacer destacar el proyecto, mimetizarlo dentro de su contexto o incluso manifestar, a primera vista, los valores de sobriedad, transparencia, ligereza y sencillez que el arquitecto busca transmitir a través del dibujo. Junto a esto, también corresponde a una parte importante del costo total de la obra y debe especificarse con mucho cuidado, teniendo en cuenta, además de la estética, su funcionalidad, necesidad de mantenimiento y comportamiento a largo plazo.
Existe una gran diversidad de opciones para revestimientos de fachadas, cuyas tendencias y tradiciones constructivas varían según la región donde se ubica el proyecto. Morteros, ladrillos a la vista, tableros de madera, piedras naturales, tejas o láminas de metal son opciones comunes, con requisitos específicos de diseño e instalación, además de pequeñas variaciones e singularidades presentes en los materiales naturales. Pero hay casos en los que la principal cuestión a tener en cuenta es la facilidad de instalación, la reducción de la imprevisibilidad durante la obra y la vida útil del edificio, con el fin de desarrollar una construcción rápida, seca y libre de residuos. Las soluciones modulares y livianas con sistemas de sujeción rápidos y fáciles de manejar pueden reducir los contratiempos y problemas que ocurrirían al usar materiales en su estado bruto.
Actualmente, existen varias opciones de paneles prefabricados de fachada. Los paneles laminados de alta presión (HPL) son bastante comunes: con buena estabilidad dimensional e impermeabilidad, estos paneles están hechos de capas superpuestas de papel kraft, inyectadas con resinas termoendurecibles y unidas por la aplicación simultánea de calor y presión. Hay varias otras posibilidades, como paneles ACM (compuesto de aluminio), losas de cemento y placas de yeso, por nombrar algunas. Cuando estos paneles prefabricados llegan al sitio de construcción, se pueden instalar rápidamente como una capa protectora para el edificio.
Sea cual sea el material elegido para una fachada, el arquitecto debe estar siempre atento a sus peculiaridades, detalles e instrucciones específicas de cuidados y mantenimiento. Las dimensiones de las piezas modulares deben tenerse en cuenta desde el inicio de la fase de diseño. Es vital que la estructura de soporte, ya sea vertical u horizontal, sea compatible con estas partes; lo mismo ocurre con el aislamiento termoacústico del edificio (si corresponde), aberturas, instalaciones y dimensiones. Generalmente, un consultor de fachadas puede ayudar a elegir el mejor sistema de fachadas de acuerdo con las demandas y desafíos de un proyecto específico, como vientos, salinidad, exceso de luz solar y otras consideraciones similares.
Con eso en mente, el fabricante de paneles Dri-Design ha desarrollado productos para fachadas modulares que consisten en láminas de metal plegadas de una sola piel, que se pueden unir a casi cualquier sustrato sin necesidad de clips o extrusiones. Estos paneles ofrecen opciones como aluminio, cobre, zinc y otros materiales livianos, todo con un proceso de instalación fácil y limpio que no requiere de empaquetadura o sellos de cinta de butilo, eliminando así las manchas y el mantenimiento asociado. Pensando en la eventual demolición o remodelación del edificio, los paneles están hechos de materiales 100% reciclables.
Por ejemplo, en el diseño de la Universidad de Massachusetts Amherst Design de Leers Weinzapfel Associates, todo el edificio está revestido con láminas de cobre anodizado que, junto con las ventanas verticales, emulan los colores y patrones de los bosques de la región. Además, la división de las piezas y el marcado de los pliegues entre los paneles metálicos aportan dinamismo a la fachada del edificio.
En el Regent Park Aquatic Centre en Toronto, por MacLennan Jaunkalns Miller Architects, la marcada horizontalidad del edificio se equilibra con la división vertical de los paneles de zinc. Del mismo modo, las diferentes profundidades (que mantienen el sustrato y la barrera climática en un mismo plano) crean texturas y variaciones dinámicas en los patrones, diversificando aún más las líneas horizontales y diagonales de la fachada.
En definitiva, elegir el tipo de fachada y el material que la compone es un paso fundamental en cualquier proyecto. Además de las consideraciones estéticas y funcionales, es vital pensar en cómo se comportará el material a lo largo de la vida del edificio, cómo funcionará y si sus características estéticas aparecerán como se espera. Por ello, es importante profundizar en los detalles de las opciones de paneles prefabricados e identificar cuáles ofrecen soluciones eficientes y efectivas a corto y largo plazo.
Encuentra más información sobre este tipo de fachadas aquí.
