El siguiente artículo es una contribución de estudiantes de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia, sede Manizalez. Juliana García Valencia, Alejandro Jaramillo Alzate y Manuel Felipe Rincón Medina nos comparten su experiencia desarrollando 'Casa Urbana de Montaña 1950 - 1970', los dos tomos ganadores del primer puesto en la categoría investigación, teoría y crítica de la IV Bienal Colombiana de Estudiantes de Arquitectura.
Con el transcurrir del tiempo llega un momento inevitable para todo estudiante de arquitectura: el de escoger un sujeto para su tesis, y fue una convergencia de intereses personales sobre el estudio de la arquitectura moderna, un proceso de aprendizaje en el Taller de Énfasis del Detalle al proyecto, el acompañamiento de nuestros maestros, y la curiosidad por entender a la ciudad que nos acogió mientras cursamos la universidad, lo que nos unió como equipo para investigar la arquitectura urbana de montaña.
Las condiciones geográficas de una ciudad como Manizales muchas veces pasan por alto ante la mirada acostumbrada de quienes la habitan, pero tras una observación pausada, es preciso cuestionarse sobre aquella intervención físico espacial que se ha tenido que dar a lo largo del desarrollo de esta, para enfrentar sus obras al medio y las condiciones locales que supeditan el diseñar y construir un proyecto, en una ciudad que se edifica enteramente sobre las laderas de una montaña.
Manizales, capital del departamento de Caldas, se asienta sobre el costado occidental de la Cordillera Central de Colombia, donde la topografía escabrosa y las pendientes que en muchos casos superan el 100% de inclinación, otorgan una invaluable riqueza paisajística como telón de fondo, del cual también hacen parte, entre otros, los picos nevados del Ruiz, Santa Isabel y Los Paramillos.
De la ciudad que fue fundada por colonos antioqueños a mediados del Siglo XIX, solo quedan contadas casas y la trama ortogonal del centro de la ciudad, tradición urbanística de las leyes de Indias que utilizaban los colonizadores en la fundación de sus ciudades. El auge del café a principios del siglo XX convirtió a Manizales en una de las ciudades más ricas e importantes del país en ese entonces, razón por la cual, cuando dos grandes incendios destruyeron casi la totalidad de la ciudad durante los años veinte, Manizales fue reconstruida al estilo de la arquitectura republicana. Grandes obras de ingeniería de la época fueron realizadas para intentar regularizar lo más posible el terreno, donde abundaban depresiones, laderas y nacimientos de agua, y así poder mantener la trama ortogonal, que, a pesar de los esfuerzos, aún presentaba pendientes bastante abruptas. Desde este momento la misma arquitectura republicana se adapta al terreno, abordando los desniveles en las fachadas con múltiples pisos, y desarrollando en muchos casos, un sistema de viviendas y comercio independientes en los semisótanos generados por la pendiente, denominados como ‘’Bajos’’.
A medida que la ciudad crece, el sistema reticular se vuelve insostenible, y a partir de los años 40, el enfoque urbanístico de la ciudad da un giro radical. Las calles se extienden de una manera mucho más orgánica y acorde al terreno, no sólo otorgando cualidades paisajísticas únicas a cada predio que se iba trazando, sino aportando un gran avance en las técnicas de ingeniería local para el manejo de los taludes, que dio origen a las estrategias de adaptación a la ladera que proponía esta nueva arquitectura moderna, y las cuales son el principal objeto de estudio de Casa Urbana de Montaña.
Nuestra investigación comienza basada puramente en la observación a través de recorridos urbanos, donde identificamos los primeros posibles casos de estudio. Con el problema ya planteado, el mayor desafío consistió en encontrar la información que llenara el vacío que existe acerca de los arquitectos locales y su obra. Nos dirigimos al Archivo Municipal de Manizales, donde reposan las licencias de construcción de la ciudad, el cual se convirtió en nuestra fuente primaria de información, donde por suerte descubrimos no sólo la información de las casas previamente identificadas, sino un sin fin de proyectos valiosos, ya demolidos o nunca construidos.
Tras un proceso de unos cuantos meses, y la revisión de miles de proyectos licenciados durante el periodo de tiempo que estábamos estudiando (1950-1970), pudimos extraer del archivo una selección de documentación gráfica inédita de casas que nunca antes habían sido estudiadas, y que en muchos casos hoy no existen o han sido intervenidas de tal manera que no permiten reconocer su estado original. Igualmente tuvimos la oportunidad de revisar archivos fotográficos privados de algunos fotógrafos que ejercieron en la época, y pudimos contactar algunas de las familias de los dueños originales de las casas, que amablemente nos aportaron fotografías antiguas y en algunos casos nos permitieron visitar las casas que aún estaban habitadas.
La consecución de esta información fue el pilar fundamental para iniciar un proceso de análisis y reconstrucción digital de los planos, que permitiría luego clasificar y categorizar los datos obtenidos.
Así mismo realizamos una labor de reconstrucción tridimensional, lo más fiel posible a los planos originales, a partir de maquetas digitales, el dibujo de perspectivas de los espacios interiores y exteriores, y de la reconstrucción digital de fotografías actuales tomadas por nosotros, donde intentamos recrear el estado original al momento de la construcción de las casas. Finalmente toda esta información nos permitió hacer un análisis formal y transversal de los proyectos, que permitió identificar operaciones formales comunes entre ellos, y que dio origen a los mecanismos de clasificación expuestos en nuestro trabajo, y además develó los nombres de varias firmas de arquitectura e ingeniería de la época, hasta ahora desconocidas, cuyo importantísimo aporte a la ciudad no solo merece reconocimiento, sino un estudio mucho más profundo de sus obras y legado.
La decisión hacer un alto en el camino para entender cómo la arquitectura local realizada entre los años 50 y 70 que, aunque presente estaba olvidada en el tiempo, había construido de manera exitosa, con arquitectos e ingenieros de la región, una estrecha relación entre arquitectura, ladera y paisaje. Esto no solo nos dejó grandes lecciones de arquitectura, que esperamos puedan ser transmitidas a través de nuestro trabajo, sino un gran sentido crítico hacia el desarrollo actual de la ciudad, que crece a partir de repetidas estrategias proyectuales que poco o nulo interés tienen en la relación del hecho arquitectónico y el paisaje, el confort y el estudio de la función y la espacialidad, y que condena a la arquitectura habitacional actual a regirse por determinantes netamente económicas, producto de la especulación inmobiliaria. Son en últimas estas obras, el gran porcentaje de construcciones que hacen y harán parte del futuro de las ciudades y la arquitectura, un legado objetable y posiblemente irrelevante para las futuras generaciones.
Así mismo nos permite cuestionar el poco valor que se le da a esta arquitectura moderna residencial de pequeña escala en las ciudades, y de las intervenciones que se le realizan a la gran mayoría de las edificaciones, que quizás a raíz del poco estudio e información disponible sobre la importancia de este tipo de proyectos, son demolidas o transformadas en edificios comerciales que desdibujan completamente la esencia de su arquitectura, que irónicamente, aunque poco destaca entre una ciudad de hitos, constituye el grueso de lo construido en la urbe.
Nuestra aproximación a la casa urbana de montaña pretende abrir un camino a la investigación y producción local, no solo para analizar la manera como los arquitectos resolvieron la relación entre vivienda, ladera y paisaje, sino para convertir a los proyectos estudiados en referentes de la manera de abordar el entorno, y expone una serie de operaciones formales y lecciones atemporales que los arquitectos locales formularon en cada uno de los 89 proyectos presentados en los dos tomos del libro, que bien podrían aplicarse en la arquitectura de hoy.
Equipo
Fotografías: Alejandra Gómez Carvajal, Daniel Alexander Lopez Jaramillo
Planimetría Original: Archivo Municipal de Manizales
Planimetría Editada, dibujos y modelos 3D: Elaboración propia Casa Urbana de Montaña 1950-1970
Autores tomo I: Juan Sebastián Bustos Cifuentes, Juliana García Valencia, Santiago Giraldo Ruiz, Alejandra Gómez Carvajal, Alejandro Jaramillo Alzate y Manuel Felipe Rincón Medina.
Autores tomo II: Daniel Álvarez Santana, Luisa María Hoyos Ospina, Daniel Alexander López Jaramillo, Cristian David Mesa Cárdenas, Yeison Stiven Muñoz Patiño, Federico Muñoz Herrera, Carlos Alberto Ortiz Cano, Carlos Arturo Rojas Rojas, Mateo Useche Henao.
Tutores: Isabel Llanos Chaparro y Edison Henao Carvajal.
Institución: Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales.
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