FRAM arquitectos es una oficina de arquitectura argentina conformada en el año 2011 en la Cuidad de Buenos Aires. Con una producción asociada al desarrollo de viviendas unifamiliares de pequeña y mediana escala, proyectadas y construidas tanto en Buenos Aires como en la provincia de Río Negro, han indagado en las complejidades del habitar doméstico, incursionado en investigaciones materiales de diversa índole y abordado encargos desafiantes con dimensiones mínimas y presupuestos acotados También, de manera paralela, han participado activamente en sucesivos concursos provinciales y nacionales, buscando ampliar su alcance proyectual y profundizar en el estudio de programas de mayor escala.
Buscando indagar sobre cómo fueron sus inicios y conocer cómo es trabajar hoy en día en Buenos Aires, cuáles son sus inspiraciones, búsquedas y propósitos, qué influye en sus modos de operar, reflexionar y explorar, y cómo articulan su trabajo profesional con la academia y las instituciones, realizamos la siguiente entrevista a Franco Riccheri y Agustín Mendiondo, socios fundadores de FRAM arquitectos:
Belén Maiztegui (BM): Dentro del campo de los proyectos de pequeña y mediana escala, trabajando en viviendas unifamiliares y encargos privados, parecería que, como estudio, han logrado construir una voz propia ¿Qué los inspiró en un principio a seguir este camino? ¿Encuentran algún denominador común en la forma en la que abordan estos encargos?
Franco Riccheri y Agustín Mendiondo (FRAM): No creemos que se trate de una inspiración a la hora de elegir el camino, sino más bien de una respuesta a las condiciones del contexto en el que nos desarrollamos como profesionales. Desde un principio nos planteamos un doble objetivo; por un lado, la resolución puntual y eficiente de cada uno de los proyectos, y por otro la búsqueda de construir un lenguaje común que nos identifique más allá de la escala de los encargos
Asimismo al abordar cada uno de los encargos (nuevamente dejando de lado la escala de cada uno de ellos) hacemos hincapié en el hecho de identificar datos concretos, de manera que las respuestas proyectuales sean objetivas. Toda decisión es una respuesta a una condición concreta.
BM: ¿Cuáles dirían que son sus objetivos actuales? ¿Podrían mencionar algunas preocupaciones y búsquedas que los movilizan a la hora de gestar un proyecto?
FRAM: Nuestro principal objetivo siempre es hacer, e intentar producir lo más conscientemente posible. Sin importar la escala del encargo, creemos que siempre hay temas para trabajar, desarrollar y probar.
Actualmente gran parte de nuestros encargos están ligados a la materialización a través de sistemas de piezas y partes, ya sean de madera o metálicas, y eso nos genera un especial interés. Centrado principalmente en la exploración del lenguaje, en los distintos resultados que dan las variables de configuración de un sistema para resolver un mismo tema. Intentamos trabajar sobre estas variables, no repetir soluciones y buscar nuevas.
BM: En la obra Casa PRO.CRE.AR. 01, construida a partir del financiamiento que el Programa Nacional de Créditos del gobierno de Argentina le otorga a ciertos ciudadanos para impulsar la creación de sus primeras viviendas, trabajaron con dos condicionantes muy relevantes: dimensiones mínimas y presupuestos acotados ¿Nos podrían contar un poco más sobre esta obra particular? ¿Cómo los condicionaron y atravesaron estas dos variables a la hora de proyectar?
FRAM: Sin dudas el Programa de Créditos PRO.CRE.AR. forma parte de las condiciones y oportunidades que otorga el contexto y determinan la producción profesional no solo de nuestra oficina, sino de muchas otras a nivel nacional. Si bien el impacto del programa amerita una revisión respecto de sus consecuencias urbanísticas en relación al uso del suelo, la gran cantidad de nuevas viviendas a construir abrió una puerta a oficinas jóvenes para producir y construir arquitectura local.
El hecho de que Primera Vivienda Propia fuera el denominador común marcó nuestra manera de abordar los proyectos. Más allá de lo acotado del presupuesto, existía una carga subjetiva y gran expectativa volcada por parte de los clientes que venían de la mano de poder concretar todos los anhelos sobre ese primer hogar. Por lo tanto se trataba de proyectar casas para luego construir hogares. Estos condicionantes sirvieron para afianzar una manera de proyectar contextualmente. Entendiendo al contexto no solo como lugar físico sino como marco económico, disponibilidad de recursos materiales y mano de obra locales así como la necesidad de sintetizar resoluciones constructivas y minimizar paletas de materiales.
BM: En su obra Casa en La Juanita, donde exploran y explotan el uso de la madera desde un punto de vista constructivo y expresivo, pareciera que las investigaciones materiales logran adquirir una dimensión mucho más profunda, ¿Qué relevancia posee la condición material para ustedes? ¿Cómo definen las estrategias constructivas? ¿Nos pueden contar su proceso dentro del estudio?
FRAM: Retomando lo expuesto respecto de construir un lenguaje propio, esta construcción está basada principalmente en un esfuerzo proyectual por lograr que el lenguaje de las obras refiera directamente tanto al material como al sistema constructivo y estructural adoptado. Entonces la condición material es inherente del proceso proyectual así como de la obra terminada.
En el caso de la Casa en La Juanita, proyecto que desarrollamos junto a Delfina Riverti, el uso de la madera como material excluyente y por lo tanto como sistema constructivo, supuso la necesidad de estudiar y comprender previamente sus reglas primitivas. Desde cómo es su comercialización (dimensiones, tipos, tratamientos) hasta cuáles son sus lógicas básicas de composición. Partiendo de esta base las decisiones proyectuales y compositivas se rigen por la condición del material. Dentro de un marco general de sinceridad constructiva, todos los elementos y órdenes que componen el sistema quedan expuestos resultando en la expresión final de la obra.
BM: Entendiendo que ambos están ampliamente vinculados con la docencia y frecuentan los ambientes académicos ¿Cómo articulan estas actividades con los proyectos y discusiones que se dan dentro del estudio? ¿Hay un ida y vuelta entre ambos mundos?
FRAM: Pensamos en realidad que es un mismo mundo con diferentes escenarios. Las preocupaciones y los temas que nos interesan son exactamente los mismos, tanto en el ámbito académico como en la práctica profesional.
La docencia y el desarrollo en lo académico suponen un aporte fundamental, es el espacio donde el debate y puesta en crisis de estos temas se amplifica en el ida y vuelta con los diferentes actores, estudiantes y colegas. A su vez consideramos a la Facultad como el escenario más actualizado de todos, donde en todo momento se está gestando algo nuevo. Temáticas, maneras de hacer, intereses, discusiones, relaciones. Nos es difícil imaginar nuestra práctica sin participar de ambos escenarios en paralelo.
BM: En base a esto último, ¿Consideran que en Buenos Aires existe una brecha entre la academia y la práctica profesional? ¿Qué consejo les darían a las nuevas generaciones de arquitectos y de estudiantes de arquitectura?
FRAM: Sin dudas existe una brecha entre estos dos ámbitos. Esta se manifiesta, como fue en nuestro caso, en una decisión natural de muchos estudiantes que más allá de motivos económicos se vuelcan hacia el ámbito profesional aún antes de terminar sus estudios. Esta condición casi excluyente de tener experiencia laboral antes de asumir un primer encargo evidencia que hay carencias en la formación académica de las futuras arquitectas y arquitectos. Ya sea repensar, modificar o agregar, creemos que la solución debe mantenerse dentro del ámbito académico del taller. Evitando que los estudiantes se sientan expulsados y queden expuestos a involucrarse en prácticas que muchas veces distan de ser las adecuadas.
Siempre repetimos a nuestros estudiantes sobre la importancia del proceso, de cómo el tiempo lo enriquece, y lo lleva a mejores resultados. Hoy la inmediatez, se presenta como una exigencia que a nuestro entender muchas veces va en detrimento de la calidad. Nos parece importante reflexionar sobre el tiempo que necesita un proceso creativo que resulte en un quehacer profesional responsable y contextualizado.