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Arquitectos: Carolina González Vives
- Área: 150 m²
- Año: 2018
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Fotografías:Javier Bravo
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Proveedores: Cosentino, Adobe, AutoDesk, BANDALUX, Cortizo, Europerfil, Microsoft Office, Noken, Plexiglas
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Este apartamento dúplex, incluido en una remodelación integral de un edificio de los años 50, se despeja completamente para dar lugar a un espacio continuo y fluido, que conecta todas las estancias.
Es una casa sin tabiques. Un único mueble central, traslucido y de geometría quebrada, agrupa todas las instalaciones y el almacenaje en la vivienda. Como una columna vertebradora, atraviesa longitudinalmente el espacio y lo cualifica con sus distintos servicios: aire acondicionado, luz, instalaciones de cocina y baño, armarios, etc.
Esta construcción con estructura de hierro y metacrilato satinado, junto con la escalera de subida a la azotea, son las únicas incorporaciones nuevas, que entran en un tablero de juego existente para aportar nuevos significados: antiguas puertas con molduras y cristales texturados, ventanas con vidrieras de color, conviven con las vigas de hormigón que hemos destapado y los perfiles de acero crudo, construyendo una imagen más hibrida y compleja, resultado de muchas influencias que se suman en el tiempo.
El uso del color tiene también una intención ordenadora, marcando diferentes: las zonas de mas amplitud se cubren de blanco para convertirse en soporte expositivo de la colección de fotografía del propietario. Masas de color oscuro marcan zonas de uso más privado.
La fachada norte se deja totalmente limpia, como un gran hueco que al abrirse, convierte a la casa en un porche semiexterior. La ligereza de la escalera de acero funciona también como una entrada de sol cálido de sur que llena de color este ventanal de luz blanca. En la planta superior, la gran terraza de azotea con vistas sobre la ciudad, Conviven la cobertura anterior con una nueva alfombra de madera de gran formato que unifica y aporta calidad.