Ramón y Diego Bermúdez: "Todas las situaciones espaciales deben dirigirse hacia generar confianza entre todos"

La tercera generación de la oficina bogotana Bermudez Arquitectos conversaron con ArchDaily durante la cuarentena, dialogando sobre diversos temas de la práctica, de su aporte en la academia y los desafíos de trabajar en un estudio con legado familiar. A continuación podrás profundizar en la transcripción del Instagram live.

Ramón (izquierda) y Diego (derecha). Image Cortesía de Bermúdez Arquitectos

Santiago Baraya (SB): Hoy en día Diego y Ramón hacen parte de la tercera generación en la práctica Bermúdez Arquitectos. ¿Cómo ha sido para ustedes llevar este legado y proyectarlo actualizando las problemáticas contemporáneas?

Ramón Bermúdez (RB): El trabajo en familia tiene todas las cosas buenas de la confianza y la cercanía, y todas las cosas malas de estas mismas. Mi abuelo (Guillermo Bermúdez Umaña) fue el primer arquitecto de la familia. La relación entre mi padre (Daniel Bermúdez Samper) y el fue muy fructífera en el trabajo pero también muy conflictiva, y ellos nunca pudieron montar un sistema en el que, en términos empresariales, juntos pudieran construir sobre lo construido. Posteriormente, mi padre nos propuso, en su momento, montar una plataforma en la que pudiéramos trabajar recogiendo todo lo que el había organizado, pero también donde cada uno tuviera su espacio. En esta familia todos son arquitectos: mamá, hermanos y tíos, no se salva nadie. Entonces la arquitectura es una discusión del hogar, lo que lo hace muy cómodo.

Ahora, cómo se arma un equipo entre tres socios (Daniel, Diego y yo) donde antes era uno solo con más de 40 años de experiencia. Cada uno tiene su aporte. La visión de la gran escala, el paisaje y el manejo topográfico es el enfoque que Diego maneja en la oficina, y su manera de hacer los proyectos.

Diego Bermúdez (DB): Siempre trabajar con socios (en este caso con el papá y el hermano) es complicadísimo porque hay un montón de cositas que uno lleva en una maletica que nadie más sabe. Cada uno sabe lo que lleva su bagaje. Y al organizar la sociedad, vienen discusiones de puntos de vistas, de cómo se deben hacer las cosas. En este caso hemos logrado una cosa muy interesante. Aunque somos tres arquitectos, los tres nos hemos especializado en diferentes cosas que le sirven mucho a lo proyectos. Hubo un punto de quiebre en un proyecto para un concurso que pasó por las tres manos que ocasionó un choque de egos, y por fuerza mayor nos tocó pasar por encima de ese choque y lograr determinar cual era el rol de cada persona.

Casa Quinta Granés restaurada como oficina de Bermúdez Arquitectos( Proyecto original de Vicente Nazi). Image © Simón Bosch

Ramón tiene un enfoque donde entiende muy bien lo que pasa afuera qué impacto tiene el edificio o proyecto en su entorno y como dicho contexto contribuye a moldear el sitio. Mi papá, gracias a su experiencia, logra coger ciertas cosas del sitio, del cliente, del programa, del concurso, de la complejidad de todo y sintetizar todo eso en una idea clara a manera de plan maestro. Ramón coge toda esa complejidad y la sintetiza en volumetría geométrica, en un sistema, en circulación. En otras palabras se preocupa mucho por la forma y la estética, como se construye y como funciona.
Entender esto ha resultado en que cuando se emplea, salen los mejores proyectos.

Taller de trabajo BA. Image © Simón Bosch

SB: ¿Cómo funciona entonces la estructura de la oficina?

RB: La oficina actual es una casa en Bosque Izquierdo, de 1952 del arquitecto Vicente Nasi, a la cual llegamos porque en la anterior no cabíamos. Es un proyecto muy interesante, muy al estilo Wright, del cual surgen dos casas pegadas que nos permitió remodelarla y sacar en una de ella la oficina y en la otra un proyecto de 4 apartamentos para alquilar. Es un espacio muy acogedor, nuestra segunda casa, y eso es lo que hace más falta ahora que estamos encerrados cada uno por su lado. Esa conversación de pasillo, las discusiones dibujando en la mesa, pasar y saludar, ver que están haciendo los demás, porque la dinámica en una sociedad tiene que tener mucho intercambio, y este nosotros lo hacíamos a la antigua.

SB: El Ágora de Bogotá es un proyecto gigantesco, sin embargo también han trabajado en proyectos a escala territorial, ¿Cuéntenos del gestionar proyectos de tal envergadura?

DB: Una de las cosas difíciles es que un proyecto siempre se puede enredar. Pero Si uno es suficientemente cauteloso y cuidadoso en el proceso, eso no debe pasar. Esto quiere decir que hay que hacer las consultas pertinentes a las personas adecuadas para que todo esté en orden.

Propuesta de Bermudez Arquitectos para el concurso del Centro Fundo Moray en Maras, Perú. Image Cortesía de Ricardo Lopez

Hay proyectos de escala gigantesca, como el que estamos desarrollando, Con UrbanSeed, en una ciudad Africana, en la República Democrática del Congo donde tienen un montón de problemas parecidos a los que puede tener Cartagena o Bogotá. En esta escala solo es posible trabajar con cooperación internacional, que era algo nuevo para nosotros. Pero esto es muy interesante porque la dinámica funciona sin un cliente en particular, entonces trabajamos para mejorar la calidad de vida de muchas personas y actores no humanos (fauna y flora) y así integrar en la ciudades la biodiversidad en su funcionamiento, alejándonos del preconcepto que el ser humano es diferente de la naturaleza. El cauce del río en el que estamos trabajando, se inunda y afecta a 3 comunas, más o menos 3 millones de habitantes. En la franja de la fluctuación histórica del río es donde las personas producen su comida por falta de acceso a la infraestructura de mercados.

Crecimiento informal en las zonas inundables del Río N`Djili en Kinshasa, RDC. Image © Diego Bermúdez

Desde el momento que partió ese proyecto, sabíamos que estábamos enredados, porque uno no puede pretender diseñar una ciudad desde una sola cabeza, sino que se hace con cientos de personas y el tiempo que toma es demasiado prolongado. Como lo hizo en su momento mi papá con Ciudad Salitre en Bogotá.

SB: aprovechando que hablan de la escala de la ciudad, Ramón a trabajado en el proyecto de Ciudad Isla que también involucra a muchas otras personas. Podría esto servir como un pié para entender como deberíamos repensar la ciudad durante y después de la pandemia?

Exposición de Ciudad Isla en el Museo de arquitectura Leopoldo Rother. Image © Federico Ruiz Carvajal

RB: Esta investigación viene haciéndose por 5 años ya con otros amigos, en especial con Daniela Sanjinés y David Kostenwein (ETH) tras una pregunta que se hizo David de que pasa con los conjuntos cerrados en Bogotá. Entonces apareció un plano muy interesante de Fernando De La Carrera que salió de su tesis de Maestría que tituló Rejalópolis, en el cual mapeó los conjuntos cerrados en Bogotá, siendo que el 38% de los hogares capitalinos viven en estos.

El problema no son los conjuntos cerrados per se, si no cuando dos de estos se encuentran. Cómo Diego mencionaba previamente, mi papá estuvo muy involucrado en el desarrollo urbano de Ciudad Salitre, pero la arquitectura no acompañó esos principios, y resultó en una ciudad inerte, cerrada y vacía.

Calle vacía pre cuarentena en Ciudad Salitre. Image © Federico Ruiz Carvajal

Entonces cuando en un domingo cualquiera, post lluvia, tipo 2 de la tarde la calle resulta sin vida, imagínese ahora cuando la ciudad está contaminada. Yo no soy muy optimista del resultante tras la pandemia. Esta cuarentena es un simulacro de una ciudad en claves, -de la casa al centro comercial, del centro comercial al club y devuelta- cerrada sobre si misma, el espacio público entonces es un conector que nos lleva de un sitio a otro. En este momento la calle se siente como eso, un sitio donde no nos encontramos sino solo nos sirve para ir a hacer mercado y volver. Entonces la calle se vuelve sospechosa, comienza a aparecer la ciudad del terror, que es donde le tenemos miedo al otro por definición. Entonces este es un simulacro a lo bestia de un escenario distópico de una ciudad totalmente donde matamos el centro –volviéndolo un parque temático- y el resto cada uno se suple sus necesidades de socialización desde lo privado. Para salir de este imaginario hay que hacer un esfuerzo colectivo pues cuando volvamos, ya le vamos a tener miedo a la ciudad, prolongando el trauma. El gremio de arquitectura y urbanismo debe ser muy activista para luchar para recuperar esos espacios. Por otro lado está bien enfocar el uso del espacio de vivienda.

Imagen hecha por Santiago Murcia para Diego Bermudez- Sistema hídrico de Bogotá y municipios vecinos. Image Cortesía de Santiago Murcia

SB: Complementando la pregunta del publico que dice: ¿Cómo se puede adquirir la riqueza urbana de los barrios populares en la arquitectura? Si contextualizamos, en Estados unidos aun existe el Redlining que sigue afectando la segregación racial por barrios, y aquí en Colombia tenemos los estratos socio-económicos o en chile la clasificación socioeconómica en 7 categorías. ¿Qué piensas de estos factores que condicionan la ciudad?

RB: Los estratos son lo peor para la mezcla que necesita la ciudad.  Esto genera una sociedad particular que inmediatamente dispara la desconfianza. El estrato 6 inmediatamente desconfía del estrato 1 y viceversa. Y precisamente lo que no podemos permitir en una ciudad es que lo que la maneje sea la desconfianza. Todas las situaciones espaciales deben dirigirse hacia generar confianza de que todos somos iguales y todos estamos en la calle. No tengo idea como acabar con estos sistemas, pero tiene que venir esa abolición más pronto que tarde porque hace parte de la reconciliación necesaria que tiene el país en este momento de post conflicto.

Vista exterior del Campus Universitario Tropical sede de Uniminuto Villavicencio. Image Cortesía de Bermúdez Arquitectos

SB: En tu caso que tuviste tu educación arquitectónica académica en la universidad privada que lidera los rankings en Colombia, y ahora vas dejando legado en el otro polo, la más prestigiosa de las facultades públicas. Desde esa perspectiva, ¿cuál crees que sea el futuro de la academia de la arquitectura?

RB: En la Nacional me he sentido muy bien, como en casa. Es la escuela de mi abuelo, donde fue profesor muy respetado toda su vida. Mi padre estudió y lleva 40 años como profesor en Los Andes y ahora yo me devuelvo a la nacional. Creo que la educación pública y abierta es el camino porque ahí nos encontramos todos, aunque los sistemas de becas en las universidades privadas también funcionan a su manera. Ahora tenemos un montón de universidades vacías, que si la cosa sigue así, van a tener que usarse para otras cosas. Pero en algún momento tenemos que volver al encuentro. La arquitectura tiene mucho que ver con la transmisión de emociones que se viven del encuentro en un mismo espacio. Si bien las tecnologías cada vez se van a acercando más al momento donde dos lápices se encuentran en un papel para generar discusiones, pero ojalá no nos toque abandonar el encuentro y el roce del todo.

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Sobre este autor/a
Cita: Santiago Baraya. "Ramón y Diego Bermúdez: "Todas las situaciones espaciales deben dirigirse hacia generar confianza entre todos"" 03 jul 2020. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/942976/ramon-y-diego-bermudez-todas-las-situaciones-espaciales-deben-dirigirse-hacia-generar-confianza-entre-todos> ISSN 0719-8914

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