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Arquitectos: Duncan Lewis Scape Architecture
- Área: 3 m²
- Año: 2005
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La escuela Cornebarrieu es probablemente una de las primeras escuelas en Francia que responde al problema actual de los cambios climáticos en el mundo. Su construcción sostenible se centra en cuestiones ecológicas, sociales y económicas de un edificio, en el contexto de un entorno de aprendizaje para los niños. Aquí, en lugar de hablar de solo un edificio, estamos desarrollando la arquitectura como un entorno.
Se plantaron y organizaron 500 árboles de más de 9 metros de altura para permitir que las diferentes funciones de la escuela se organicen alrededor, debajo, dentro y por encima de este nuevo paisaje. La presencia de los árboles ofrece un microclima para este entorno de aprendizaje, reduciendo la temperatura externa en más de 3°C a través de la sombra y el proceso de fotosíntesis como resultado de la evapotranspiración.
Las paredes de las aulas se han desarrollado utilizando una membrana translúcida para que los niños tengan un contacto visual máximo con el exterior, produciendo una alta calidad de la luz del día dentro de los espacios de trabajo con un máximo confort térmico.
La posición de este proyecto es simple y minimalista. Se basa en la noción espacial de secuencias y filtros. Este proyecto juega con las complejas interacciones entre minerales y vegetales, entre los colores del suelo y la naturaleza circundante que se unen.
Para reforzar la presencia de la sombrilla vegetal, se han introducido miles de plantas trepadoras en el segundo nivel de la escuela, lo que refuerza la sombra general de la escuela mientras esperan que crezcan los árboles.
El movimiento fluido de los niños entre el interior y el exterior era una prioridad. El trabajo se centra en la calidad del aire, la luz, la transparencia de las fachadas y los colores cambiantes que ofrecen las hojas. El techo vegetal actúa como una importante pantalla bioclimática. La simbiosis entre la escuela y el paisaje tiene una fuerte dimensión educativa en el día a día de los niños en la escuela, quienes incluso ayudaron a diseñar las fachadas de colores de su escuela.
Las hileras de árboles organizan las galerías interiores que se bañan en luz cenital. Otros árboles están vestidos con moldes transparentes, aprovechando los recursos climáticos exteriores. Los niños sienten todas las sensaciones de los árboles vivos en el corazón de la escuela.
Se trata de ir y venir entre verdadero y falso, opaco y legible, oculto y obvio. La naturaleza no es una coartada ideológica ni estética que disfrace la arquitectura. La modernidad ha separado a la humanidad de su entorno. Es necesario recrear y reconstruir los vínculos entre el hombre y su contexto, donde el tiempo nunca se congela, donde damos paso a nuestros sueños.