El arquitecto Wang Shuo nació en Beijing en el año 1981. Creció en una familia de neurocientíficos y se destacó tempranamente en el campo de las matemáticas, ganando las olimpiadas nacionales de matemáticas cuando estaba en el instituto. En lugar de dedicarse a la informática, como muchos de sus compañeros de clase, Wang Shuo optó por estudiar arquitectura. La decisión fue totalmente intuitiva. Obtuvo su licenciatura en arquitectura en el año 2004 a través de la Universidad de Tsinghua (Beijing) y completó su maestría en el año 2006 en la Universidad Rice de Houston. Su tesis se llamó Wild Beijing (Beijing salvaje), y se centró en el fenómeno del urbanismo espontáneo de Beijing. Después de completar su formación, Wang trabajó durante un año en el estudio GLUCK+ de Peter Gluck (Nueva York). La oficina se caracteriza por realizar proyectos prácticos de diseño y construcción y por actuar, a la vez, como contratista general de sus obras, adquiriendo un gran control sobre la calidad final de la construcción. Después de su estancia en América, Wang se trasladó a Europa donde trabajó dos años para OMA (Rotterdam). Allí tuvo la oportunidad de interactuar con Rem Koolhaas y de trabajar en complejos proyectos en los cuales diversas capas de vida social, cultural y cotidiana se superponían para crear espacios activos y verdaderamente contemporáneos.
A finales de 2007, anticipándose a los Juegos Olímpicos de Pekín (2008) y con la tentativa de poder trabajar en importantes proyectos en China, Wang volvió a casa. Allí pasó dos años más trabajando para OMA Beijing, en conjunto con su socio Ole Scheeren -el futuro fundador de Büro Ole Scheeren-. El trabajo en OMA influyó notoriamente en su propia labor, despertando sus intereses en el estudio y evaluación de las tendencias sociales predominantes tanto en las ciudades como en el campo. En el año 2010 fundó el estudio META-PROJECT en Beijing junto con su esposa Zhang Jing, una arquitecta también graduada de Tsinghua, con una maestria realizada en la Escuela de Diseño de Rhode Island (Estados Unidos) y experiencia de trabajo en Hariri & Hariri (Nueva York). La siguiente nota condensa el contenido de mi entrevista con Wang Shuo en su estudio de Beijing:
Vladimir Belogolovsky: Antes de abrir su propio estudio, usted trabajó en Nueva York en la oficina de Peter Gluck y luego en Rotterdam y Beijing con OMA. ¿Cómo fue esa experiencia?
Wang Shuo: Mi experiencia con Peter Gluck me nutrió en las temáticas de materialidad y calidad constructiva. Me preparó muy bien para el contexto de China pues aquí, en muchos casos, los arquitectos tratan con contratistas que no tienen conocimientos amplios sobre los aspectos constructivos, no conocen qué se debe añadir al hormigón, por ejemplo, para conseguir un buen resultado final. Los arquitectos a menudo tienen que escribir y especificar todo en un manual de construcción para determinar cómo deben hacerse ciertos materiales o detalles. La ejecución de los proyectos es sumamente importante. Quería aprender no sólo cómo diseñar edificios hermosos, sino también cómo hacerlos y construirlos.
La experiencia en OMA fue muy diferente. Lo que aprendí de ellos fue que existe también un proceso de producción de conocimiento que necesariamente tienes que integrar en tu proceso de diseño. Por ejemplo, ahora mismo estamos trabajando en un proyecto de co-living para jóvenes de Beijing. La realidad es que muchos chinos migran hacia las ciudades en busca de oportunidades. Pero muchos no pueden permitirse comprar o incluso alquilar su propio apartamento. Por lo tanto, una forma de vida colectiva y comunitaria podría ser una muy buena alternativa. Este modelo no se trata sólo de la economía, se trata de socializar y vivir en conjunto, aprovechando las ventajas los programas híbridos y los espacios comunitarios. Cuando abordas tales proyectos, no puedes resolverlos simplemente dibujando formas bonitas y abstractas. Tienes que iniciar una investigación. Las ideas deben ser desarrolladas, no soñadas. De lo contrario, tu proyecto se alejará de la realidad y no será efectivo. No estamos simplemente etiquetando espacios. Definimos y proponemos nuevos tipos de espacios y programas. Pensamos en la arquitectura como una herramienta que nos permite ejercer ciertas influencias en la sociedad a partir de nuestras investigaciones. Creemos que nuestra arquitectura puede contribuir a la cultura en general. La arquitectura es siempre un reflejo de lo que está sucediendo dentro de la sociedad, pero también es necesario comprender que el diseño puede ser utilizado para empujar, alterar y moderar estos procesos.
VB: ¿Podría comentarnos cómo funciona su oficina y en qué tipo de proyectos suelen trabajar?
WS: Nuestra oficina se llama META-PROYECT en lugar de “Wang Shuo Arquitectos” por una razón. Nos interesa trabajar con múltiples enfoques. Aparte de las tareas principales dedicadas a la realización de proyectos arquitectónicos en META-PROYECT, hay otras dos divisiones en la oficina: META-RESEARCH y META-PROTOTYPE. META-RESEARCH trabaja desde la investigación interdisciplinaria, tal como hicimos con las viviendas híbridas de los hutongs (callejones que forman el casco antiguo de la ciudad de Beijing). Generamos mesas redondas de debate con artistas, arquitectos, historiadores, sociólogos y otros especialistas. Durante estas discusiones, los participantes producen e intercambian conocimientos que registramos, sistematizamos y luego popularizamos a través de exposiciones, conferencias y publicaciones. Estas investigaciones no se condensan de manera directa en ningún proyecto en particular. Se trata solo de generar y acumular conocimiento. Estos proyectos son financiados a través de becas de investigación. Llamo a estos ejercicios “tareas previas” que necesariamente debemos hacer. En varias ocasiones, mis amigos artistas han criticado las metodologías de trabajo de los arquitectos, pues es típico que los mismos comiencen sus proyectos superficialmente -sin visitar el sitio, trabajando solo con mapas, imágenes e información disponible a distancia-. Pero ir al sitio y encontrarse en primera persona con la gente es muy importante. De lo contrario, no estamos trabajando con la realidad. Por eso llamé al estudio META. Se trata de trascender el significado básico, de ir más allá de las primeras impresiones. Los datos son sólo datos, pero el metadato es información que permite describir otros datos.
La segunda división es META-PROTOTYPE. Allí producimos prototipos que no están destinados a ser construidos directamente. Sería como nuestro recetario, por así decirlo. Cuando los clientes se acercan, nosotros les mostramos nuestros prototipos. Los discutimos como ideas que podrían inspirar sus proyectos. Trabajamos con modelos que han sido probados en el mercado inmobiliario y los forzamos para ver qué más se podría mejorar. No queremos limitarnos simplemente a hacer un diseño. Por ejemplo, si un cliente viene a nosotros para diseñar un edificio de apartamentos, nos gusta discutir qué tipo de comunidad podría llegar a surgir allí. No estamos interesados en diseñar sólo un montón de apartamentos agrupados. Queremos crear una comunidad total, involucrando a los residentes, organizando y desarrollando varios programas, proponiendo nuevos, etc. Tal vez al final, nuestros clientes no elijan ninguno de nuestros prototipos, pero podrán ser una fuente de inspiración que conduzca hacia otra solución interesante. Por lo tanto, trabajamos constantemente con la realidad e insertamos modelos que se van desarrollando en investigaciones paralelas.
VB: ¿De qué diría que trata su arquitectura?
WS: En primer lugar, nos interesa trabajar en proyectos que se puedan construir y que ofrezcan una buena experiencia a los usuarios. Detallamos todos nuestros dibujos. No dejamos lugar para los errores. Queremos ir más allá de los tipos constructivos esperados, reformulándolos y liberándonos de todos los preconceptos establecidos. Me gusta estudiar el comportamiento urbano, comprender cómo la gente se agrupa en comunidad, qué influye en sus decisiones, etc. Estas observaciones alimentan nuestras ideas. Eso es lo que nos ayuda a proponer una circulación específica, determinar los patrones de densidad, establecer nuevos órdenes y dejar espacios para los comportamientos espontáneos. También hay belleza en la vida caótica y no regulada. Nací y crecí en Beijing. En los años 90, cuando yo era un adolescente, la ciudad estuvo marcada por la transformación. Una calle, por ejemplo, se transformaba de repente en un mercado de libros, cómics o CDs de música. Eso hizo que la ciudad se perciba viva e infinitamente fascinante. Cada barrio era único y se especializaba en cosas particulares. Como arquitecto, me gustan esas cualidades de la vida contemporánea. Las busco. Quiero entender cómo funcionan estas cosas. Tales fenómenos no pueden ser reproducidos, pero ciertas cualidades pueden ser estimuladas. En cierto modo, trabajo como un científico. Quiero entender el ADN de un lugar y usarlo para producir mi propio prototipo. Debemos aprovechar lo espontáneo y genuino. De eso se trata nuestra arquitectura, tratamos de reconocer cierto potencial e inventar una tipología particular que estimule cierto comportamiento o relaciones. Esa es la intención.
VB: ¿Cómo aprovechan tales recursos para producir nuevos tipos de edificios?
WS: No somos sólo diseñadores de imágenes, sino que también creamos y desarrollamos programas. Los clientes siempre tienen ideas, pero como arquitecto, es mi deber hacer sugerencias. Ensayamos dichas ideas. Lo más importante es que no intentamos convencer a nuestros clientes basándonos en la estética de los proyectos pues podemos probar cómo funcionarían realmente nuestras propuestas en base a investigaciones y proyectos previos. Yo compararía lo que hacemos con un prisma, un lugar donde la información entra, se refleja, se reexamina, se reorganiza, y finalmente, se proyecta y aumenta. Utilizamos como método el ensayo y error. Queremos ser un prisma en lugar de un espejo. Hay muchas teorías urbanas que terminan siendo utópicas porque no están basadas en estudios reales. Pueden ser valiosas, pero no sostenibles. Una bella utopía puede convertirse fácilmente en una distopía al materializarse. Aquí no somos sólo soñadores.
VB: ¿Podría hablar sobre su proceso de diseño?
WS: Nunca trabajo en “cómo deberían ser” mis edificios. No me siento a esbozar mis ideas durante horas para luego entregárselas a mi personal. No es así como operamos. Como dije, nosotros realizamos investigaciones. Recopilamos datos en equipo y luego discutimos nuestros descubrimientos para pasar a la etapa de diseño. Una vez que comenzamos las discusiones, desarrollamos los diagramas. Luego los superponemos para ver qué puede surgir de ese proceso. Trabajamos con mapas satelitales, fotos del lugar, datos urbanos y todo tipo de información y estadísticas. Trabajamos conceptualmente, no visualmente. También operamos de manera muy contextualizada respecto al sitio. Tratamos de hacer el menor daño posible. Por ejemplo, en el proyecto “Stage of Forest”, buscamos minimizar el impacto sobre la vegetación existente, consideramos la trayectoria del sol, las visuales, etc. De hecho, nos las arreglamos para no cortar ni un solo árbol. Nuestros proyectos son muy precisos en cuanto al programa y al contexto.
VB: Aquí en China, si bien entrevisté a al menos veinte arquitectos independientes destacados, parece que ninguno está trabajando de esta manera. Al menos actualmente, creo que este no es el “modelo” chino. Utilizo la palabra modelo porque considero que muchos arquitectos locales siguen una metodología de diseño muy particular, que tiene que ver con el regionalismo y la nostalgia impulsada por la imagen, así como la incorporación de la naturaleza y las ruinas. La arquitectura que ustedes realizan no encaja con la tradición que ha dominado este territorio por al menos una década. Pareciera que estos arquitectos no olvidan ni por un segundo que son ante todo chinos. Pero creo que eso a usted no le importa mucho.
WS: ¿Sabe lo que es? Es mi edad. Yo soy mucho más joven.
VB: Este es un aspecto muy interesante. Tu eres una década más joven que la mayoría de estos arquitectos. Defines una nueva generación. Puedo ver un rebelde en ti. ¿Contra qué cree que se está rebelando? Igualmente, los que nacieron en los años 60 y 70 también son rebeldes. Se levantan contra aquello que los extranjeros han construido en China, y contra los institutos de diseño locales. Muchos de estos proyectos se sienten completamente ajenos al territorio.
WS: No me estoy rebelando contra estos viejos arquitectos. Hay algo heroico en su deseo de resucitar la cultura china. Pero no tengo eso en mí. No es un problema para mí. He viajado por todo el mundo y me veo a mí mismo como parte de ello. No veo el mundo como Oriente y Occidente, o blanco y negro. Quiero enfocar mi atención para poder abordar varios temas a la vez. No tengo una imagen delante de mí de cómo debería ser mi arquitectura. No estoy tratando de construir algo que ya conozco. Quiero mejorar la situación y no tengo ni idea de cómo voy a lograrlo. No necesito recordarme a mí mismo que soy chino. Lo soy, pero eso no es lo que estoy haciendo arquitectónicamente.
VB: Conozco algunos arquitectos chinos que también han trabajado para OMA, pero lo ocultan. No parecen estar “contaminados” por la metodología que usted logró aprender y adaptar tan majestuosamente.
WS: Estoy de acuerdo, yo me contaminé allí. [Risas.] Me gusta y agradezco eso. La verdad es que me contamino constantemente con muchas cosas. Estoy contaminado por Nueva York, Houston, Los Ángeles, Rotterdam, Finlandia, Singapur, Bangkok, y tantos otros lugares donde trabajé y viajé. Creo que eso es lo que hace que mi trabajo sea tan interesante y rico. Cuando trabajo en mis diseños, no tengo la carga de ser chino. Ni siquiera pienso en eso en absoluto. Estoy completamente abierto a encontrar la mejor solución posible. Me expreso de manera muy directa. ¿No soy lo suficientemente chino? No creo que ninguno de mis clientes tenga problemas con eso. Tampoco creo que ninguna de las personas que usan nuestros edificios tengan problemas con eso.