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Arquitectos: Cubo Rojo Arquitectura
- Área: 245 m²
- Año: 2019
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Fotografías:Jorge Succar
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Proveedores: Fester, Interceramic, Adobe Systems Incorporated, AutoDesk, Thermotek, Trimble Navigation
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto surge de la necesidad de una familia por tener una casa de descanso lejos del caos de la ciudad, el sitio se ubica en una zona del bajío mexicano entre los estados de Guanajuato y Jalisco.
Partimos de la idea de dos tipologías tradicionales de la región y del campo. La cabaña, como un espacio que se relaciona de manera íntima con el entorno natural y de una escala más cálida, un espacio de aislamiento y reflexión; y por otro lado la hacienda, como un espacio que va creando sus propias atmósferas gracias a los patios y jardines, mismos que sirven para extender la actividad del interior al exterior.
El terreno es mucho más largo que ancho, por lo que el programa arquitectónico se fue esparciendo por el terreno para generar todo el tiempo recorridos dentro y fuera de la casa. Aprovechamos la disposición alargada del terreno para yuxtaponer en el sentido más angosto los espacios techados y crear entre ellos espacios abiertos complementarios, al igual que una hacienda se va conectando y distribuyendo mediante patios y jardines.
Volumétricamente se generan 3 cuerpos que son delimitados con un elemento muy tradicional de la zona, la bóveda de barro. Cada una de estas bóvedas nos funciona a manera de cabañas que de acuerdo a su ubicación y uso se van transformando. La primera funciona como una cabaña para los visitantes, un cuarto de huéspedes y la sala con su chimenea que invita a descansar en la doble altura de acceso; La segunda principalmente alberga las habitaciones de la familia, que a una mayor altura permite disfrutar en las ventanas del paisaje, y la tercer bóveda se difumina a una escala más cercana al jardín, para generar simplemente una techumbre que al igual que un árbol nos genera sombra para disfrutar de actividades más exteriores como la fogata o la piscina.
Finalmente, el resultado de la disposición de los volúmenes a lo largo del terreno, nos genera más allá de una fachada, un paisaje que entre sólidos y los vacíos se adapta a un entorno más rural, donde las bóvedas y los materiales dialogan con el campo abierto.