El 4 de febrero, como cada año la Architectural League de Nueva York anunció la selección de ocho firmas ubicadas en Estados Unidos, Canadá o México para ser reconocidas a través del premio Emerging Voices, cuyas prácticas emergentes tienen el potencial para influir en las disciplinas de la arquitectura, el paisaje y el diseño urbano. Este año el despacho mexicano ganador fue la oficina Escobedo Soliz, conformada por Lazbent Pavel Escobedo Amaral y Andrés Soliz Paz, quienes fueron seleccionado para construir la instalación temporal del MoMA PS1 Young Architects Program, en verano del 2016.
En esta entrevista exclusiva para ArchDaily conversamos sobre sus distintas experiencias en concursos nacionales e internacionales, así como de sus principales intenciones al diseñar y la importancia de este tipo de reconocimientos para la arquitectura emergente. Sigue leyendo para conocer todos los detalles.
Mónica Arellano: Cada que van a estos eventos y muestran su trabajo con conferencias, actúan como una especie de representantes de la arquitectura existente en México, ¿por qué creen que estos premios e instituciones estén volteando a ver este tipo de prácticas?
Pavel Escobedo: Somos representantes como muchos otros colegas mexicanos en distintos momentos, estos premios hacen que exista un relevo generacional en la escena de la arquitectura. Creo es que sin quererlo, como pasó con con lo de PS1, voltean a ver a tu generación, la nuestra está haciendo cosas bastante interesantes, está haciendo sus propios caminos y ser representante de esto en otros países es increíble para nosotros.
Andrés Soliz: Yo creo que están volteando a ver a México porque siento que es un país que tiene una escena muy flexible, que no tienen otros países en Europa o en Estados Unidos. Es un país en donde construir y proyectar muy fácil de formas muy diversas, como por ejemplo un edificio de puro acero y concreto prefabricado, tal es el caso del proyecto de las escuelas o un edificio de ladrillo común con procesos más artesanales.
Conocemos la materialidad de los proyectos y creamos técnicas que enaltecen las técnicas artesanales, tenemos una cercanía con la obra y sus procesos. Esto se ve reflejado también en las obras industriales en donde se puede percibir la sencillez propia de la cultura mexicana. Creo que la arquitectura en México está teniendo un impacto positivo en otros países porque tiene buena mano de obra y es viable.
PE: Eso en cuanto a la parte de las posibilidades de la experimentación con el material, pero también tienen mucho que ver con las condiciones económicas y sobre todo con la privilegiada geografía de México. Hay mucho territorio para construir. Lo que tiene que mejorar son los concursos de arquitectura, hay muy pocos para proyectos grandes y por lo regular los proyectos públicos no se concursan. Es una puerta que se debe abrir para tener una visión más amplia, para que los arquitectos tengamos más oportunidades. La ventaja de los concursos es que tienes muchas ideas y la mejor idea es la que con la que se construye.
MA: ¿Qué creen que es lo más importante que su generación está aportando al mundo del arquitectura?
AS: Creo que a pesar de pertenecer a una generación, se están haciendo cosas muy distintas entre colegas. Hay buenas prácticas, sobre todo nuevas y muy diferentes, por ejemplo PALMA, LANZA Atelier o APRDELESP, unos ponen mucho cuidado a la representación post-digital, otros se acercan al diseño industrial, al arte. Tienen una forma de conceptualizar diferente a la nuestra.
MA: ¿Encuentran un punto común en estas prácticas?
PE: Yo creo que el punto en común es que las condiciones económicas son iguales, esto se traduce en que somos oficinas pequeñas que están despegando. Vivimos de pocos proyectos. Entonces sí, las condiciones laborales son un punto en común pero tenemos líneas de acción muy distintas.
MA: ¿Cómo definirían su papel como arquitectos contemporáneos?
AS: Creo que lo único que buscamos es hacer lo mejor que podemos y hacer buenos edificios, bien construidos, que quizá no siempre tengan que ser los proyectos que ganen premios, o los más fotografiados pero que sean de buena calidad.
PE: Cuando decidimos ponerle el nombre a nuestra oficina optamos por poner nuestros apellidos para quitar cualquier etiqueta que se le pueda poner a la oficina. Desde el inicio fue sin etiquetas porque no creo que deba debamos asumir un papel más allá de nuestro trabajo. Nuestro papel es el trabajo que tienes enfrente y con esto es con lo que tenemos toda la responsabilidad, mi responsabilidad es con mi trabajo y eso tiene que quedar lo mejor posible. Estamos en una época donde se habla mucho de la contemporaneidad –algunos ni siquiera terminamos de entender lo que es– y luego lo que importa es la visibilidad que puedes tener como oficina, descuidando lo que es más importante que es todo el trabajo que hay detrás de cada proyecto, entregar resultados al cliente en los tiempos establecidos, no tener trabajadores sin paga en la oficina, etc.
MA: ¿Por qué creen que es importante este tipo de reconocimiento a nivel global del trabajo de las oficinas emergentes?
PE: Por nuestra parte nunca hemos perseguido el reconocimiento sino que, buscamos que cada proyecto diga cosas que usualmente no se dicen, buscamos otras narrativas, otras formas de escritura y luego viene el reconocimiento que es necesario para ver nuevas formas de hacer. En ese sentido sí representas a un país, a una generación y a una práctica que venimos formando desde años atrás.
Creo que los reconocimientos son importantes porque la gente te voltea a ver, pero también los clientes al conocer estas formas de pensar, conectan de alguna forma contigo. Es importantísimo que existan este tipo de reconocimientos en el mundo y que sean accesibles para todos, tanto para los que no pertenezcan a ciertas instituciones, como los que no tienen el recurso para pagar una inscripción. Las condiciones deberían ser más favorables y más en un país tan rico como México.