-
Arquitectos: José Peña
- Área: 42 m²
- Año: 2019
-
Fotografías:Sebastián Aguilar
-
Proveedores: GRAPHISOFT, Autodesk Media and Entertainment, CHC, Cbb ReadyMix, MK
El proyecto se encuentra emplazado en las faldas del Volcán Villarrica, cercano a Pucón en la región de la Araucanía. Un terreno de media hectárea, casi en su totalidad cubierto de robles jóvenes y algunas rocas que se asoman por su fuerte actividad volcánica. Además de la casa existente, hay un espacio vacío, un claro dentro del bosque donde se decidió ubicar el proyecto para esta nueva área de quincho.
El encargo de la clienta era buscar un espacio de reflexión de líneas simples para la meditación que se conectara con la naturaleza. En la búsqueda de estas sensaciones se llegó a un lenguaje en el mundo del arte suprematista inspirado en el artista Moholy Nagy. A través de esta exploración de conexiones y proporciones creamos nuestra propia pintura que remarca diferentes intenciones espaciales donde las formas no niegan el lleno que lo rodea, sino que lo hace parte de este, con tan solo un par de líneas sutiles que le otorgan su función al habitar.
Los gestos se ordenan en cinco partes; primero mirar hacia arriba para evidenciar el claro del bosque, segundo se traza un muro que limita la vista al camino vehicular que además divide el espacio del interior en dos (el área de piscina con la del quincho), tercero se coloca un muro que limita la vista al terreno colindante y divide el área pública de la privada (el quincho con la cocina y baño), cuarto se inclina el cilindro dando como resultado el acceso y haciendo descender el agua de lluvia a la piscina temperada, quinto las rocas ya existentes en el lugar se acomodan en el exterior del proyecto en un área que se yuxtapone con el cilindro en un orden modulado , este espacio de rocas otorga una extensión en caso de eventos con mas invitados.
La estructura, es un elemento que comienza como muro que se eleva para trabajar como una viga de 1.6 m de alto apoyada solamente en su clave y al llegar al suelo su cimiento resistente se transforma en la base de la piscina. Los muros son soporte y al mismo tiempo se transforman en mobiliario para el uso interior.
El resultado es una obra que al entrar en ella desaparecen las líneas del camino exterior y del terreno colindante, destacándose su piscina semicircular donde se logran ver reflejados los árboles del entorno en su interior generando de esta forma una continuidad real que no niega lo que lo rodea sino que lo hace parte, sumergiéndose así en la naturaleza.