Una cuestión numérica entrelaza a la municipalidad de Escobar con la vida del arquitecto Francisco Salamone: Este 2019 el partido celebra los 60 años desde su creación -independizándose como municipio en el año 1959-, una fecha que convoca a sus habitantes a reflexionar tanto sobre su historia como sobre su futuro. En agosto de este año, a la vez, se cumplieron los 60 años del fallecimiento del arquitecto Salamone. En el año 1938, el mismo fue el encargado de planificar el edificio del Palacio Municipal para Escobar, una obra que quedó inconclusa por falta de presupuesto, siendo considerado como el único proyecto de este arquitecto que al día de hoy ha quedado inconcluso en todo Buenos Aires. En el marco de este aniversario, la municipalidad busca retomar la idea original del arquitecto abordando una etapa de finalización para completarla,.
A Francisco Salamone se lo conoce como el hombre que inventó el expresionismo pampeano y, quebrando la línea horizontal de la llanura con sus bloques de piedra líquida, sembró monumentos, esparciendo un halo de simbolismo a lo largo de todo Buenos Aires. Si bien nació en Sicilia en 1897, su familia se trasladó al país en el año 1903, por lo que, si bien de origen italiano, realizó todos sus estudios y el desarrollo de su obra en la Argentina. A los 25 años de edad se recibió de arquitecto e ingeniero en Córdoba y, ente los años 1934 y 1935, comenzó a ejercer la profesión realizando la remodelación de la plaza principal y el matadero de Villa María y la municipalidad de Las Varillas. Para 1937, Salamone se convertiría en el arquitecto “oficial” de la provincia de Buenos Aires, dejando su marca por toda la región y poniendo su firma en las municipalidades, mataderos y cementerios de un gran número de pueblos.
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De esta manera, en un período de 4 años Salamone construiría más de 70 edificios. En este período de tiempo, el entonces gobernador Manuel Fresco lanzó un plan de obras municipales para cambiar la fisonomía de los pueblos bonaerenses, pretendiendo hacer de Buenos Aires una provincia monumental. Francisco Salamone ganó los concursos para llevar adelante gran parte de la obra pública de Buenos Aires, definiendo su estilo mediante la absorción y el aprendizaje de las diversas corrientes arquitectónicas de su época. En su obra, de manera muy personal y buscando un continuo dialogo con el paisaje pampeano, se pueden rastrear influencias del art decó, el funcionalismo, el futurismo italiano, el expresionismo alemán, el constructivismo ruso y hasta del estilo neocolonial.
En el año 1938 realiza dos construcciones en el partido de Pilar planificando, en primer lugar, el portal de acceso para el cementerio -una obra que se ejecuta, pero se demuele diez años después, en 1947- y la delegación de lo que actualmente es Escobar, cuya obra queda inconclusa por falta de presupuesto. Con el correr del tiempo y fruto de las necesidades de expandir la superficie para agregar nuevas funciones, este edificio sufre diversas modificaciones que de algún modo desvirtúan el proyecto original. Como en esa época no se valoraba el contenido patrimonial de la obra, los objetos representativos del interior se fueron perdiendo por la falta de conocimiento histórico. Recientemente, el Palacio Municipal requirió de un nuevo crecimiento superficial y, como las intervenciones que había tenido en años anteriores había sido desordenadas y no planificadas tanto estructural como espacialmente, se decidió aprovechar la oportunidad para devolverle a la obra su esencia original.
Para finalizar el proyecto, se buscaron los planos originales, pero, para sorpresa de muchos, los mismos no existían. Se cree que, si en algún momento existió alguna documentación oficial realizada por el arquitecto, la misma se perdió durante la década del 50 -cuando un incendio en la municipalidad de Pilar provocó la pérdida de gran parte del archivo-. De esta manera, el trabajo se realizó en base a un único dibujo recuperado de Salamone: una perspectiva de esquina realizada a mano alzada.
Si bien las obras de Salomone se caracterizan por poseer todos sus detalles interiores diseñados específicamente y de manera particular para cada edificio (ventanas, picaportes, luminarias, solados), como toda esa información aplicada al Palacio Muncipal actualmente no existe, la reconstrucción del mismo se abordó únicamente de manera exterior. Se sumaron un total de 290 m2, redistribuyéndose las áreas de planta baja y remodelando diversos sectores como las escaleras, las oficinas y los baños. También se realizaron nuevos despachos y salas de reuniones en la planta alta, colocándose ascensores y equipos de última generación tecnológica para climatizar e iluminar las oficinas.
Se resolvió realizar el completamiento con Steel Framing que, si bien no es un sistema usualmente utilizado para abordar restauraciones tradicionales o conservadoras, fue la única opción viable ya que la estructura del edifico no permitía otra resolución. Esta decisión en un principio fue fuertemente criticada por aquellos seguidores de Salamone, que esperaban una restauración de carácter patrimonial que respetase las lógicas constructivas manteniendo la esencia y los objetivos del arquitecto. Se priorizó la búsqueda de una liviandad que no sobrecargara la estructura original -una planta baja resuelta mediante muros portantes y losas de bovedilla- y la rapidez de ejecución, mejorando los tiempos de la obra e intentado que todas las tareas de la municipalidad puedan seguir con su curso durante la construcción.