- Área: 993 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Mariana Cecilio
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Proveedores: ANCAP, Aluminios del Uruguay, Blangino, Hornos San Carlos
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La ETC 300 se realizó en el marco del Proyecto de Apoyo a la Escuela Pública Uruguaya (PAEPU). Es quien brinda formación en servicio a los docentes de ETC y realiza la infraestructura: proyecto, ejecución, equipamiento y mantenimiento de las ETC en todo el territorio nacional.
La escuela pública uruguaya tiene una gran tradición y ha sabido responder a las situaciones sociales adversas: a principios de siglo XX las “Escuelas al Aire Libre” para niños tuberculosos, a mediados de siglo el Programa Rural con horario extendido y alimentación para atender la pobreza en esa área. Las Escuelas de Tiempo Completo (ETC) actuales enfrentan el desafío de una sociedad fragmentada y disgregada territorialmente, que genera escuelas homogéneas que reflejan el lugar donde se encuentran. Por ello las ETC buscan mejorar las condiciones de equidad de los niños en situación de pobreza.
La ETC N. 300 de Colonia Nicolich, es una escuela nueva cuya aparición responde al crecimiento acelerado de la zona. El área pasa de tener una caracterización semi-rural a convertirse en zona urbana. Esto conlleva la construcción de nuevas viviendas y un polo educativo en el cual se construyen la ETC, un Instituto de formación técnica y un gimnasio para ambas instituciones.
La escuela es la primera construcción institucional de la zona. Es un edificio que inicia el proceso de transformación y la contención institucional como respuesta al mismo. Buscamos entonces proyectar un edificio con una materialidad sólida, que se mantenga apropiadamente y se embellezca con el tiempo, y con la calidez suficiente para recibir a la nueva comunidad.
El ladrillo visto es un material con gran trayectoria en la arquitectura nacional y con mucho arraigo en la cultura de nuestra sociedad. Es un material que merece respeto y con el cual existe una relación casi afectiva. Trabajar con él implica trabajar con la historia de las arquitecturas nacionales y con la experiencia de toda la comunidad.
Proyectamos entonces una escuela con un patio en “U” que contenga y a la vez proyecte el edificio hacia el paisaje rural que todavía persiste a la lejanía, con una envolvente continua de ladrillo visto. Una piel gruesa que protege y filtra. Que nos permite ver y convivir con el exterior desde un lugar seguro y cálido.
La variación de esta envolvente responde a las distintas situaciones del programa y a la orientación del edificio. De esta forma se va haciendo más o menos permeable, más o menos integradora.
La escuela tiene un gran acceso que recibe generosamente, logrado con un gesto simple y contundente. La inclinación de este plano envolvente genera un espacio de transición amplio, de encuentro, con gran apertura a la comunidad.