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Arquitectos: FGP Atelier, Taller ADG Alonso de Garay
- Área: 60 m²
- Año: 2019
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Fotografías:Rafael Gamo
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Proveedores: Basaltex, Helvex, Porcewol by Alfher, FAPRESA, AutoDesk, BASF, Cemex, DOMA, DUNN, Euro Seating, Robert McNeel & Associates, ZERSOR
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Diseñado por los arquitectos mexicanos Francisco González Pulido, y Alonso de Garay de FGP Atelier con sede en Chicago, y Taller ADG en la Ciudad de México.Ambos han sido el encargados de diseñar el estadio Alfredo Harp Helú cuya instalación de béisbol es la más grande del país hasta la fecha, con 20.000 asientos -una drástica diferencia con respecto a la casa anterior de su equipo local, el Estadio Fray Nano, con capacidad para 5.200 asientos.
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Helú, aficionado al béisbol, propietario del equipo, renombrado hombre de negocios y filántropo mexicano, eligió a De Garay quien a su vez invitó a colaborar a González Pulido para diseñar una instalación de clase mundial repleta de todos los servicios y comodidades para su equipo y sus seguidores, pero con la gran intención de revitalizar el deporte en México, fomentando un sentido de comunidad y cultura.
Las empresas arquitectónicas fusionaron materiales modernos y prehistóricos para hacer referencia a la historia y cultura mexicana, cambiando al mismo tiempo, el paradigma del complejo deportivo ubicado junto al circuito de la Fórmula Uno.
La cubierta del estadio hace referencia a la forma de un tridente con el fin de asociarlo al nombre "diabólico" del equipo local, "Diablos Rojos", lo cual significó una hazaña en sí misma. La estructura monumental pero liviana está compuesta de acero envuelto en material textil que permite juegos de luz, cuya instalación requirió de la grúa más grande del mundo para levantar las estructuras de armadura maciza y posicionarla, mientras que las técnicas de escaneo digital aseguraban una alineación precisa.
Seis formas de pirámide truncadas revestidas en roca volcánica indígena forman la base de la estructura y proporcionan terrazas al aire libre en la parte superior con puestos de comida y un área para socializar lejos de la arena. La forma y la materialidad -que evocan antiguos templos mesoamericanos- sirven como un recordatorio de la rica historia del país, combinándose a su vez perfectamente con la ceremonia y la innovación al proporcionar una entrada impresionante.
El estadio en sí mismo ofrece la sensación de un anfiteatro al aire libre, en gran parte, debido a la sensación que otorga el techo "flotante" con una impresionante plataforma de 11.500 asientos cubiertos y 8.500 asientos adicionales en los jardines, todo diseñado para ofrecer vistas fantásticas del juego. Si bien se incorporan salones de nivel VIP con vista al campo, se reserva una cierta cantidad de asientos de bajo costo específicamente para la comunidad circundante. También se diseñó una plaza pública que rodea el estadio y ofrece a la comunidad local una forma de obtener ingresos adicionales a través de un mercado durante todo el año.
El estadio, conocido como Diablos Rojos en honor al equipo local, presenta un nuevo paradigma de arquitectura para instalaciones deportivas que combina a la perfección la cultura con la tecnología, y ofrece varias vías diferentes para el compromiso social -un factor importante para la cultura mexicana.
El complejo deportivo pretende ser más que un estadio, pues se establece como el hogar icónico del béisbol mexicano con un centro de entrenamiento disponible para la comunidad local, un mercado comunitario y excelentes asientos para todos.
The actual stadium itself offers the feel of an open-air amphitheater largely because of the sense of a ‘floating’ roof with an impressive 11,500 covered seats and 8,500 additional seats in the outfield—all designed to offer fantastic views of the ball game. While VIP level box rooms overlooking the field are incorporated, a certain amount of low-cost seating is reserved specifically for the surrounding community. In addition, a public plaza was designed to circle the stadium—offering the local community a way to earn additional income through a year-round market and another avenue to come together.
Referred to as the Diablos Rojos stadium in honor of the home team, the stadium showcases a new paradigm of architecture for sports facilities that perfectly melds culture, technology, and provides various different avenues for social engagement—a factor that is a large part of Mexican Culture. Meant to be more than a stadium, it’s establishing itself as the iconic home of Mexican baseball with a training center available to the local community, a community market, and excellent seating for all.