Continuando con la serie de artículos de Nikos A. Salingaros, David Brain, Andrés M. Duany, Michael W. Mehaffy y Ernesto Philibert-Petit, sobre el estudio de la vivienda social en latinoamérica, en esta ocasión presentaremos sugerencias prácticas para la realización de proyectos que abordan nuevas soluciones para el futuro de la vivienda social. Revisa todas las publicaciones antiguas y el nuevo artículo, a continuación.
1- Diseño capaz de establecer 'pertenencia emocional' 2- Antipatrones de la vivienda social latinoamericana 3- Geometría de control 4- Biofilia, conectividad y espiritualidad 5- Utilizando el trabajo de Christopher Alexander 6- Estrategias de construcción para la vivienda social 7- Ejemplos de patrones y códigos generadores 8- Estrategias de diseño 9 - Secuencia de diseño
10 - Sugerencias prácticas para la realización de proyectos exitosos
Nuevas soluciones para el futuro de la vivienda social
Hemos discutido cómo la biología humana determina en gran medida cómo la gente interactúa con su entorno (Kellert et al., 2008). Ahora nos enfocamos en diseñar un entorno construido que establece una conexión positiva con el usuario. Al mismo tiempo, exponemos las metodologías de arquitectura y planificación habituales como responsables de una desconexión. Increíble como esto podría parecer, el diseño y la construcción en todo el mundo no aplican tipologías que garantizan el bienestar del usuario, a pesar de los resultados conocidos de cómo lograrlo. Nuestros primeros trabajos en esta serie, por lo tanto, resumían los conocimientos disponibles en un marco práctico para ayudar a los usuarios a participar en el diseño de sus entornos de vida. Incluso en aquellos casos en que la participación del usuario es limitada o incluso excluida, seguimos insistiendo en que el diseño debe basarse en principios universalmente compartidos. Haciendo lo contrario, el entorno construido siempre será percibido como hostil a la vida.
El desafío que afrontamos al reformar la práctica de construir ciudades es enorme, y las soluciones implicarán muchos mecanismos innovadores diferentes. En la actualidad, no hay ningún individuo responsable de garantizar la adaptabilidad social/psicológica del tejido urbano construido; aquí introducimos la necesidad de tal. No se puede dejar esta tarea al gobierno, ni al contratista, ni siquiera al arquitecto, por la razón de que ellos no están capacitados para hacer el trabajo y, además, tienen intereses conflictivos que les impiden desempeñar este deber.
Otro punto se refiere al uso de materiales “amigables”. Esta no es una elección meramente estética, sino que va al corazón de si una estructura construida será percibida como “amistosa” según la base de sus propiedades biofílicas (Kellert et al., 2008). La gente ha aceptado una estética industrial muy peculiar que dicta el uso de materiales de alta tecnología, incluso en situaciones en las que son psicológicamente hostiles y terriblemente caros. Sin embargo, debido a la resistencia ideológica, esta práctica nunca se cuestiona.
La misma camisa de poder ideológica impide el uso de patrones urbanos y de construcción desarrollados a lo largo de generaciones de la civilización humana, y por lo tanto adaptados óptimamente a la vida (Alexander et al., 1977; Salingaros, 2005). El precio del fanatismo ideológico es un desastre urbano que esperamos revertir a través de la educación. Discutimos cómo adaptar la producción en masa a las necesidades locales individuales, abandonando los modelos crudos de la producción industrial, tan amados en el inicio del siglo XX por los arquitectos académicos y la industria. Los usuarios destruyen rápidamente las aplicaciones urbanas permanentes que se perciben como inhumanas (de acuerdo con Biofilia, no desde una opinión personal), mientras que el tejido urbano vivo construido con materiales más baratos dura por generaciones porque se está regenerando continuamente. Aquí es crucial el flujo de dinero, y enfatizamos el enfoque en las escalas más pequeñas. La regeneración se basa en la disponibilidad libre de gastos numerosos en pequeña escala; pero este mecanismo está bloqueado por la concentración de dinero en fuentes únicas.
Por último, cualquier esquema para construir nuevas ciudades y reparar las existentes debe trabajar dentro de los límites de los sistemas jurídicos y administrativos. Tocamos los múltiples problemas complejos que deben ser resueltos, fomentando el compromiso siempre que sea posible, pero identificando aquellos puntos en los que el compromiso será ruinoso para el resultado. El fundamento legal de la propiedad, la financiación, los contratistas, etc. necesitan ser repensados, y, siguiendo a Christopher Alexander (Alexander, 2001-2005), hemos hecho algunos primeros pasos en esta dirección. Cortando a través de la burocracia requiere la cooperación del gobierno que, antes de todo, debe ser convencido de la posibilidad de mejoras drásticas sobre la práctica existente con solamente cambios menores.
El papel del Arquitecto/Coordinador
Nuestra experiencia con proyectos de construcción nos lleva a proponer una regla administrativa. Esto es nombrar a un individuo responsable de lograr la “humanidad” de un proyecto individual. La agencia patrocinadora del proyecto, sea gubernamental o no gubernamental, debe designar a esta persona, que supervisará el diseño y la construcción y coordinará la participación de los usuarios. Sugerimos que esta tarea no se delegue a un empleado de la burocracia gubernamental, o a un empleado de la compañía constructora, por el simple hecho de que estas personas no cuentan con la habilidad necesaria en el proceso de diseño del que somos partidarios. Idealmente, debe ser una persona que tenga conocimiento profesional de estos temas, y tenga un sentido de responsabilidad independiente y profesional con el fin de lograr la implementación adecuada.
Este arquitecto/director de proyecto será el responsable de hacer la diferencia entre crear una apariencia militar/industrial o una sensación humana y viva en el proyecto final construido. De nuevo, esto no es cuestión de estética (lo que sería inmediatamente descartado por la agencia patrocinadora por ser irrelevante para la gente pobre) sino de supervivencia básica. Un proyecto percibido por sus habitantes como hostil será eventualmente destruido por ellos y mientras tanto, destruirá su sentido de sí mismos.
Por mucho que creamos en la colaboración, se ha probado que la gente que necesita vivienda social no siempre tiene la capacidad organizacional para trabajar juntos y llevar a cabo un proyecto. Su aportación es absolutamente necesaria en las etapas de planeación, pero aquí estamos hablando de alguien “externo” que será responsable de los residentes y tendrá la responsabilidad de asegurar su bienestar cuando sea necesario bajar costos y hacer más eficiente el proceso de construcción.
Una parte crucial del rol del director de proyecto debe definirse en términos de la facilitación multidisciplinaria del proceso. El director de proyecto necesitará frecuentemente no solo impulsar el compromiso, sino enseñar a las personas que no están acostumbradas a éste y a quienes tal vez carezcan de hábitos y destreza para participar efectivamente. Los participantes podrían llegar al proceso con profunda desconfianza en cualquier método que dependa de los esfuerzos de otros. Por lo tanto, parte del reto en un asentamiento nuevo será crear un proceso de participación ordenado, confiable y efectivo que sea capaz de comprometer a la población — pero esta gente podría estar traumatizada por el resultado de diferencias previas y agitaciones sociales. No puede asumirse que una comunidad preexistente tenga establecidas las normas necesarias y el compromiso requerido para tal compromiso. El rol del jefe de proyecto involucra inevitablemente ciertos aspectos de la llamada “construcción comunal” y su correspondiente organización, liderazgo y entrenamiento.
Cuando se termina el proyecto, el arquitecto/jefe de proyecto debe obtener un pago por su trabajo, correspondiente a un trabajo bien hecho. Debe utilizarse retroalimentación para el residente en vez de declaraciones de críticos de arquitectura como base para juzgar su éxito. Es probable que un proyecto que pruebe ser sustentable y exitoso en las décadas por venir sea clasificado por ideologías limitadas como “pasado de moda” o como remembranza de una favela invasiva para el confort político. Mucha gente poderosa ha convertido en paradigmas nociones de cómo debe verse una ciudad “limpia, industrial, moderna” — basada en conceptos anticuados e inválidos científicamente — y se refieren a aquellas imágenes utópicas cuando juzgan un ambiente vivo.
Defendemos el enfoque social “de abajo hacia arriba” con un nivel intermedio “de arriba hacia abajo” estrictamente administrativo. A menos de que se establezca un sistema administrativo autónomo y claramente responsable, lo que quisiéramos lograr nunca se llevaría a cabo. La burocracia gubernamental impersonal nunca se tomará la molestia de construir un sitio humano y habitable; podría fácilmente sólo seguir reglas no creativas de modulación y combinación mecánica. Los constructores generalmente no se hacen responsables: sólo desean terminar su trabajo en el tiempo mínimo y hacer la menor cantidad de ajustes. Los residentes no son políticamente poderosos para garantizar un ambiente habitable. Dentro de las realidades de la construcción, un proyecto requiere un defensor con el poder para coordinar todas estas fuerzas.
Presentado por N.A.S. como discurso de apertura en el Congreso Ibero-Americano de Vivienda Social en Brasil, Florianópolis, 2006.
Traducción al Español de Nuria Hernández Amador, revisada por Ernesto Philibert Petit.
Bibliografía
- Christopher Alexander (2001-2005) The Nature of Order: Books One to Four (Center for Environmental Structure, Berkeley, California).
- Christopher Alexander, S. Ishikawa, M. Silverstein, M. Jacobson, I. Fiksdahl-King & S. Angel (1977) A Pattern Language (Oxford University Press, New York). Edición española (1980) Un lenguaje de patrones (Gustavo Gili, Barcelona).
- Stephen R. Kellert, Judith Heerwagen & Martin Mador, Editors (2008) Biophilic Design: the Theory, Science and Practice of Bringing Buildings to Life (John Wiley, New York).
- Nikos A. Salingaros (2005) Principles of Urban Structure (Techne Press, Amsterdam, Holland). New US printing, Sustasis Press, Portland, Oregon, 2014; Asian Edition, Vajra Books, Kathmandu, Nepal, 2014. Algunos capítos están disponibles en español en la red.
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