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Arquitectos: Gitai Architects
- Área: 800 m²
- Año: 2018
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Fotografías:Yohan Zerdoun
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Proveedores: Sika, Excellent Coatings, Greenline, Rammed Earth, Steico, Tradical® Bâtir
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Reflexionar sobre un pedazo de tierra puede despertar diferentes sentidos como recuerdos de historias y eventos que se nos ocurrieron en el pasado y que podrían suceder en el futuro. La contemplación en nuestro entorno es un proceso que yuxtapone nuestra propia narrativa y la observación de un pedazo de tierra en un solo momento. El observador toma una mirada ambulante para observar su naturaleza y al mismo tiempo provoca un viaje dentro de sí mismo que, a través de una pluralidad de caminos, da forma a su paisaje mental.
Estas capas de tiempo y estratificación se incorporaron y tomaron forma en un proyecto específico de Ben Gitai Architects, encargado por la ciudad de Haifa en 2017 para crear un espacio de conmemoración para los soldados que murieron en la última década de la guerra. La propuesta de proyecto de arquitectura y diseño es un parque conmemorativo en Kyriat haim en Israel que está hecho completamente con tierra Adama en hebreo.
En términos de paisaje y arquitectura, es el primero de este tipo, pues no se ha hecho ningún memorial hasta hoy con esta técnica en particular. El memorial vuelve a reunir cualidades espaciales, de artesanía, materialidad y memoria de la gente en este pedazo de paisaje.
En este proyecto, transformamos el espacio público en un lugar donde la memoria de los soldados caídos se sumerge con la naturaleza, la tierra. En una configuración arquitectónica abierta, cada uno de los elementos de la tierra está situado en un sistema de sala abierta, por lo que los ojos y los oídos pueden absorber desde todas las direcciones y conectarse al lugar, de modo que la muerte pueda dialogar con la vida del espacio.
Decidimos ubicar el fondo conmemorativo cerca del fondo de los niños que forma parte integrante de la pieza. Es esta fuente de superposición específica que alimenta y anima el memorial en sí mismo mediante un sistema de composición de transmisión de sonido en forma de bancos de tierra generando un paisaje sonoro.
Esta canción es una armonización a través de los nombres de los caídos; cada letra compone una nota específica de la canción, siendo la base armónica a través de la cual se transforma la naturaleza. Cada tres minutos se realiza un acorde en el que cada nombre de los soldados caídos dispara un tono, transformando el ambiente y articulando el paso del tiempo.
Los sonidos vivos transmitidos perciben el espacio auditivo como desprovisto de cualquier foco, campo o esfera específicos, negando límites permanentes y estables, como si estuvieran hechos de la cosa en sí. Los elementos de la tierra y la memoria de cada visitante despertarán un viaje sonoro en sí mismo.
El memorial se convierte en dinamismo y cambio constante. Crea sus propias dimensiones de espacio que representan la memoria a través del tiempo. No tiene límites establecidos ni fondo. Mientras que el ojo del visitante enfoca y localiza lo abstracto y coloca cada elemento de la Tierra en el espacio físico en relación con el entorno.