Las ciudades latinoamericanas desde mediados del siglo XX experimentan fenómenos de metropolización en los que el transporte se ve afectado fundamentalmente por aumentos superlativos del automóvil privado. Esto se debe a rápidos crecimientos de la mancha urbana, sin regulación, por lo que las ciudades se extienden ampliamente en el territorio, sumados a la deficiente gestión pública del transporte y las débiles condiciones socioeconómicas internas de los países latinoamericanos, que condicionan el desarrollo de los sistemas de transporte.
Córdoba, la ciudad argentina con más habitantes luego de Buenos Aires, se caracteriza dentro de éste paradigma siendo una de las ciudades con tejido urbano más grandes del mundo, de 576 km2 (además de su área metropolitana). Su estructura física se define radio céntrica, con corredores viales confluyendo en el centro de la ciudad, conformando un centro denso con concentración de servicios y una periferia en constante expansión.
El sistema de transporte público solo se encuentra compuesto por colectivos y trolebuses. Su funcionamiento es defectuoso en cuanto a la inclusión ya que según informes de la Secretaría de Transporte hay una demanda casi nula de pasajeros en situación de indigencia, siendo también ineficiente por aumento de distancias para cubrir la extensión urbana, con segmentos sin pasajeros y otros con alta demanda.
Además la situación ambiental es mala, siendo que el parque automotor cuenta con un alto índice de crecimiento se puede suponer que aumentan los gases de efecto invernadero. Por otro lado, el área central conforma el nodo de confluencia del sistema vial, donde se genera un conflicto con el patrimonio histórico, que también se encuentra englobado allí, deteriorándose por el gran flujo automotriz.
Las tendencias globales promueven ciudades más sostenibles, el transporte es un aspecto muy importante en estas búsquedas. Los colectivos en Córdoba son a gasoil, sin respetar la ley nacional que fomenta el uso de biocombustibles. El trolebús que utiliza energía eléctrica, sólo conforma el 5% de pasajeros transportados.
Es así como el fomento del transporte público como medio más eficiente que el privado en cuanto a congestión y contaminación debería ser una de las premisas institucionales por parte de los diferentes gobiernos, que por oposición, destinan sus grandes obras públicas a beneficio del automóvil.
Uno de los puntos más degradantes en la situación de movilidad, es que la ciudad supo contar con medios masivos más sostenibles y que actualmente no se encuentran en funcionamiento por desidia. Los tranvías eléctricos fueron un medio de transporte público que durante sus 53 años de funcionamiento permitieron a la ciudad crecer urbanamente, generando el surgimiento de los tradicionales Barrios-Pueblo, llegando a tener una extensión vial de 94 km. Su cese llegó en 1962 por encontrarse en pésimo estado por falta de mantenimiento.
En la actualidad muchas ciudades hacen uso de sus antiguos tendidos, incorporando nuevos tranvías, o incluso antiguos recuperados, siendo un adecuado medio de transporte para centros consolidados. La ciudad también cuenta con un gran sistema ferroviario, en deterioro, utilizado en gran parte como tren de cargas, y el tren de Las Sierras, muy importante por su extensión y por el vínculo con localidades serranas, pero que no constituye un transporte masivo. El sistema ferroviario se encuentra hace más de cuarenta años ausente en la movilidad ciudadana.
El año 2017 hubiera sido revolucionario para la ciudad si las promesas sobre la construcción de trenes subterráneos en Córdoba se hubieran cumplido, ya que era la fecha máxima para la inauguración de éstos. Desde iniciativas gubernamentales como académicas se hace visible la necesidad de este medio en la ciudad, por lo que se pueden encontrar distintos proyectos de líneas subterráneas. En general el argumento que imposibilita se desarrollo es el alto costo de construcción de los túneles.
El IPLAM -Instituto de Planificación Metropolitana- asegura que es necesario un programa integral que se desarrolle en Córdoba y las localidades de sierras chicas que componen su área metropolitana, que tenga como objetivo mejorar el problema del transporte estructuralmente.
En este sentido se ve una gran oportunidad en los tendidos ferroviarios para generar una movilidad metropolitana, que además potenciaría el rol productivo de la capital. El sistema del ferrocarril ofrece soluciones integrales que distan de las vías rápidas segregativas de colectivo.
Dentro del área central que posee gran demanda de movilidad en una superficie muy acotada, los transportes más eficaces son los tranvías o el subterráneo, el cual podría destinarse a las áreas más transitadas por su alto costo de construcción al desarrollarse en un territorio muy extenso, vinculándolo luego con los trenes. Además, el área central debería restringir el uso del vehículo privado y fomentar las vías para bicicletas. Así se podría conformar un esquema de transporte polimodal que se adecue a las distancias a recorrer y a la demanda de pasajeros, logrando un sistema de movilidad más eficiente para la ciudad.
Las distintas propuestas no pueden ser posibles sin una gestión inteligente por parte de los gobiernos, que promuevan la generación de fondos para el transporte público y recuperación de plusvalías urbanas para mantener y concretar proyectos. Además, hay que tener en cuenta que para desarrollar el transporte público, metropolitano y sostenible es necesario modificar las formas de crecimiento urbano en extensión.