“No hay que llegar primero pero que hay que saber llegar”, dice la canción. En la arquitectura, este camino muchas veces se piensa como una perfecta línea recta, pero en realidad es más bien un zigzag con la precisión de un electrocardiograma.
Comenzar a estudiar la carrera, luego dejarla, más tarde retomarla; recibirse pero luego viajar y recorrer el mundo; concursar hasta el cansancio; cruzar el océano en búsqueda de un maestro o trabajo; seguir tu corazón aunque el mundo te diga lo contrario. Todas estas decisiones fueron el norte en la brújula de algunos arquitectos argentinos. Recorramos sus primeros pasos, a continuación.
Alejandro Bustillo
34 años antes de Clorindo Testa, nace Alejandro Bustillo. Otro de los grandes arquitectos argentinos que comparte su pasión por la arquitectura y la pintura.
Empieza a estudiar Arquitectura, para luego abandonar y dedicarse a la pintura. En 1912 gana el Primer Premio del Salón Nacional de Pintura del Museo de Bellas Artes por su autorretrato.
Sin embargo, más tarde retoma la arquitectura y en 1914 finaliza sus estudios. En los primeros 6 años de su carrera profesional realiza casas de campo y estancias. En 1921 viaja a Europa y permanece allí dos años. Hace contactos que luego serán futuros clientes.
Su obra siempre prolífica fue evolucionando con el tiempo desde las grandes residencias academicistas hasta su estilo regional.
Jorge Bunge
Se gradúa como arquitecto en la Universidad de Buenos Aires. En 1915, mediante una beca continúa su formación en Alemania, precisamente en el Politécnico de Munich, donde realizó las carreras de Arquitectura y Urbanismo. Éste conocimiento le serviría en el futuro para desarrollar el plan de urbanización de la ciudad de Pinamar.
En Argentina, ejerce como arquitecto y docente de Historia del Arte en la Academia de Bellas Artes y la Facultad de Filosofía y Letras.
Alberto Prebisch
Nace en Tucumán. Se gradúa en 1921 en la Universidad de Buenos Aires. En 1922 viaja a Europa y se aloja en París por dos años, donde allí estudia las vanguardias modernistas. A su regreso, comienza su etapa más crítica. Escribe artículos dónde realiza fuertes críticas al academicismo promulgado por la Comisión Nacional de Bellas Artes y los Salones Nacionales. Con devota fe en el racionalismo moderno cimienta las bases de su obra que luego se consagrará con el Teatro Gran Rex y el Obelisco, entre otros.
Fermín Bereterbide
Nace en Rosario a finales del 1800. En 1918 se recibe como arquitecto en la Escuela de Arquitectura de la UBA. A diferencia de sus contemporáneos no viaja a Europa, sino que se dedica a concursar. En 1920 gana un concurso para realizar una vivienda social en Flores que hoy en día se lo conoce como Mansión Flores debido a su excepcional calidad.
Luego, en 1925, gana otro concurso para realizar 3 conjuntos de viviendas en los barrios de Chacarita, Palermo y Pompeya. No obstante, solo se construye el primero, conocido como Barrio-Parque Los Andes. Allí se pueden ver reflejadas sus preocupaciones, que están a lo largo de toda su obra, por crear una vivienda social, popular y mínima que sea de primera categoría.
Amancio Williams
Hijo del compositor argentino Alberto Williams, Amancio nace en 1913 en Buenos Aires. De mente inquieta, en 1931 empieza sus estudios en la Facultad de Ingeniería de la UBA pero luego de tres años se aleja de la misma para dedicarse a la aviación. En 1938 decide estudiar arquitectura y comienza a investigar cómo el conocimiento científico puede ponerse al servicio de la humanidad para crear viviendas y hogares más dignos. Éste interés surge ya que en ese momento, el mundo estaba sufriendo los estragos de la Segunda Guerra Mundial y Williams entendía que el rol del arquitecto era ante todo, un rol social.
En 1941 Williams se recibe de arquitecto y seis años más tarde vuela hacia Europa dónde entabla una gran amistad con Le Corbusier. Desde ese momento y hasta la el día de hoy, su trabajo es publicado y estudiado a escala mundial.
Juan Kurchán y Jorge Ferrari Hardoy
Juan Kurchán nace en Buenos Aires en 1913. Un año después nace su colega, Jorge Ferrari Hardoy. A finales de la década del 30, se reciben de arquitectos en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires, donde Kurchán recibe Medalla de Oro debido a su desempeño académico. Más tarde viajan a Europa para estudiar la arquitectura clásica. Se establecen en París y trabajan con Le Corbusier en el Plan Director para Buenos Aires. En el estudio conocen al arquitecto Antonio Bonet. Dado el contexto socio-político (principios de Segunda Guerra Mundial), deciden volver a la Argentina donde crean el legendario Grupo Austral.
Mario Roberto Álvarez
Un joven Álvarez juega con maquetas. Madera y cartón le bastan para hacer volar su imaginación creando barcos, aviones y edificios. Al crecer, decide canalizar esa vocación y convertirse en arquitecto. Su entorno, sin embargo, no creía que fuese una buena idea: “Careces de contactos”, “Careces de tías ricas”. Era 1932 y la arquitectura se creía una carrera para algunos pocos privilegiados. Un terreno más “seguro” sería la Abogacía o Ingeniería.
El joven Álvarez pensó que para ser feliz había que trabajar en lo que le gustara, el dinero no iba a determinar su futuro. Hizo oído sordo al resto y, con el apoyo de sus padres, siguió su vocación.
En 1936 se graduó en la Universidad de Buenos Aires de arquitecto con Medalla de Oro. Gracias a sus buenas notas, le otorgan una beca y viaja a Europa a continuar sus estudios. Con todos los conocimientos aprendidos, participa de un concurso sobre viviendas dónde obtiene el tercer puesto.
Cuando regresa consigue un empleo en el Ministerio de Obras Públicas. Trabaja allí alrededor de 5 años hasta que decide irse ya que le parece una contradicción diseñar edificios afrancesados dado que no adhería a ese pensamiento. Una vez más, sigue su corazón. El resto es historia conocida.
Clorindo Testa
¿Seguir los pasos de su padre? “De ningunísima manera”. Revisa la historia contada por sus propias palabras en la siguiente entrevista que realizó para Taller 9, aquí.
Eduardo Sacriste
Finalizó sus estudios en 1931, en la Escuela de Arquitectura de Buenos Aires, en un período dónde la difusión de la arquitectura moderna influenciaba a la mayor proporción de los estudiantes. A partir de 1941 viajo por una beca a Estados Unidos para realizar estudios de viviendas económicas y prefabricadas, es en este país donde comienza a indagar y reflexionar acerca de la obra del arquitecto Frank Lloyd Wright, que proponía los principios para una arquitectura arraigada al territorio.
Eduardo Catalano
Nace en Buenos Aires en 1917. En 1940 se recibe como arquitecto en la Universidad de Buenos Aires. Inmediatamente, viaja a Estados Unidos y completa su formación con maestrías en las Universidades de Pensilvania y Harvard, en donde estudia las posibilidades de las geometrías estructurales.
Cuando vuelve a la Argentina trabaja como arquitecto para la Municipalidad de Buenos Aires. En 1950, debido a la falta de empleo en el país, decide emigrar a Londres.
Supo adaptarse a distintos entornos. Desde participar en el Instituto de Arquitectura y Urbanismo de Tucumán, hasta impartir clases en la Architectural Association de Londres, la Escuela de diseño de la Universidad de Carolina del Norte y el MIT.
Esta adaptación también se ve reflejada en sus obras, desde la Ciudad Universitaria de la Universidad de Buenos Aires hasta la Floralis Generica en el barrio Recoleta.
