-
Arquitectos: Manuel Collado Arpia
- Área: 200 m²
- Año: 2018
-
Fotografías:Manuel Collado
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto para la escuela de musicalidad nace de una gran conversación en torno a los procesos de aprendizaje musical. Como resultado de esta simbiosis surgieron conceptos clave a los que la arquitectura del nuevo espacio debía responder: despertar la curiosidad musical/descubrir, el círculo la práctica colectiva y la comunidad, la conciencia sobre el espacio y el cuerpo y sostenibilidad.
Estos conceptos se desarrollan mediante las siguientes herramientas:
Luz y color
Sin duda el primer elemento clave en el acondicionamiento de un local en planta baja y sótano es dotarlo de unas cualidades lumínicas idóneas para la actividad. Hemos buscado obtener la mayor cantidad de luz natural posible en el interior, siempre negociando con la exigencia de aislamiento acústico de las aulas de música, para conseguirlo se ha abierto un círculo de 2 m de diámetro en el aula “Agua” de la entrada para que entre luz en profundidad sobre los espacios distribuidores. Se ha introducido un elemento periscopio sobre el aula “Tierra” de la entreplanta para conectar luminicamente interior y exterior.
Energía
Se ha trabajado con la energía de forma innovadora en distintos niveles; de forma directa con una gestión responsable de la demanda a través del diseño de la instalación y el tipo de contrato. Después se ha trabajado sobre la armonización de patrones energéticos más sutiles, combinando materiales y color, dónde las energías de la madera y los tonos azules inmersivos de las aulas, se equilibran con la energía fluida y dinámica de las zonas comunes mediante unos suelos rojos a modo de alfombra colectiva. Esta polaridad de tonos dinamiza o calma en función de la actividad. La Inteligencia Ambiental se completa mediante una organización consciente del espacio siguiendo una distribución a partir del I Ching y los cinco elementos.
Música y geometría
El círculo ha sido una constante en la idea de aprendizaje musical y funciona como una geometría unificadora a distintos niveles. Primero como símbolo de comunidad en la práctica musical, transmitiendo el tipo de interacciones musicales en grupo de esta escuela. Segundo como símbolo geométrico arquetípico de la unidad, dónde mediante su repetición a distintas escalas, desde la iluminación a las aperturas de huecos, organiza una forma espacial de composición musical. La armonía ambiental se completa mediante el triángulo que aparece en el tratamiento de los zócalos y el cuadrado/rectángulo propio de las forma de la aulas. Estas tres geometrías se consideran fundacionales en todas las tradiciones de conocimiento ambiental.