Claves para enfrentar una presentación o examen de taller en los primeros años de arquitectura

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Presentar un proyecto de forma convincente y concreta puede resultar todo un desafío, e incluso, para varios estudiantes, un tormento. Si a esto le sumamos altas dosis de cafeína, pocas horas de sueño y un grupo de profesores listo para evaluar tu trabajo, estaremos de acuerdo en que, una vez llegado el momento, es imposible no temblar por dentro (en el mejor de los casos) y también por fuera (en la mayoría de los casos).

No terminaste una imagen o una lámina, no resolviste un detalle, no te convence el resultado de tu proyecto, la impresión salió mal –o simplemente no salió–, la maqueta no quedó bien armada, o te quedaste dormido el día de la presentación. Todo puede pasar e increíblemente pasa… en el momento más inoportuno.

Pero no desesperes. Primero que todo, debes recordar que el examen final de semestre constituye un valioso momento de aprendizaje; donde no sólo se evalúan las habilidades adquiridas durante el taller, sino también tu capacidad de proyectar, representar y presentar, de manera sintética, operaciones pertinentes a una problemática identificada.

En relación a esto, presentamos a continuación un listado de tips –consejos de estudiantes, arquitectos y profesores– para enfrentar una vez más, o por primera vez, el temido examen de taller de fin de semestre.

1. Ordena tus ideas, de lo general a lo particular

Al momento de exponer, debes ser consciente de que probablemente la comisión nunca antes ha visto tu proyecto, por lo que es conveniente comenzar explicando una operación principal, y luego aquellas secundarias o terciarias.

En ningún caso conviene marearlos con comentarios parecidos a ‘....y en este pequeño espacio de la esquina pasa esto…’, ‘....aquí puse este árbol…’ o ‘...en este punto la persona baja 75 cm…’. Nombra sólo lo importante. Si tu árbol es decisivo a nivel proyectual lo mencionas, y siempre es mejor hablar en términos operacionales que indicar medidas exactas: ‘...se genera así un desnivel que permite/genera un cambio de horizonte...’. Si la comisión quiere saber cuánto mide la diferencia de alturas, lo consultará a partir de tu planimetría.

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2. Practica el discurso

Siempre es bueno llegar con un discurso preparado, ordenado y manejado. Si bien has trabajado varios meses en lo mismo y puede que manejes tu tema a la perfección, no hay que olvidar que los nervios de último minuto te pueden pasar la cuenta.

Una opción es ordenarse de acuerdo a las tareas más importantes que guiaron el desarrollo del proyecto: ¿qué referentes estudiaste? ¿qué estrategias sacaste de ellos? ¿cómo se expresaron en tu proyecto? O de la misma manera: ¿en qué lugar específico trabajaste? ¿quiénes son los usuarios o destinatarios del proyecto? ¿qué problemáticas identificaste? ¿qué problema abordaste? ¿qué observaste? ¿cómo proyectas frente a esto?

También aconsejamos, explicarle previamente tu proyecto a otra persona –compañero, amigo, familiar–, quienes de seguro serán capaces de decirte si el discurso es claro y tiene un buen hilo conductor.

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3. Sintetiza

‘Un buen proyecto se reconoce a primera vista’. De seguro has oído estas palabras por parte de algún profesor.

Y la verdad es que, una operación bien lograda o un programa bien resuelto es capaz de defenderse por sí solo. En este sentido, profundizar en los problemas contemporáneos de la arquitectura, por simple manifiesto, puede que no te ayude a dar cuenta de las decisiones claves que tomaste.

¿Qué es lo fundamental de tu proyecto?

¿En qué destaca esencialmente?

¿Qué propone, y frente a qué lo propone?

Si tuvieras sólo un minuto para explicarlo: ¿qué dirías? 

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4. Muestra seguridad

Tú eres quien mejor conoce tu proyecto, y por ende, también conoces sus fortalezas y debilidades. Enfócate en las fortalezas y analiza cómo puedes enfrentar las debilidades. Ahora bien, si estás en los primeros años, es probable que no te 'cobren' aquello que no menciones, o de lo que no te hiciste cargo. Entonces, te recomendamos guiar la conversación hacia los temas que abordaste durante el desarrollo del proyecto.

Por otro lado, sé responsable de tu proyecto. Como estudiante de arquitectura se espera que tengas la capacidad de defender ideas propias, y en este sentido, hazte cargo de tu propio proyecto aún cuando hayas considerado opiniones de otros: eres tu quién tiene la decisión final. La comisión no querrá oír ‘mi profesor me dijo que lo hiciera así’ o ‘seguí los consejos de la corrección anterior’. Tú eres responsable de cada milímetro proyectado. No te excuses.

5. Apóyate en tu material

No olvides que, al momento de estar presentando, cuentas con tus láminas y maquetas como material de apoyo. Insiste en mostrar lo más importante, apoyando tu discurso en frases parecidas a ‘...como se muestra en esta planta…’, ‘....tal como se ve en el corte….’, ‘...como muestran las imágenes…’.

También puedes realizar modelos de menor escala, para mostrar cómo se soluciona una unión o cómo se resuelve un espacio menor, de manera que puedan ser manipulados por la comisión.

Por último, recuerda que los proyectos no surgen espontáneamente. Elabora un cuaderno simple con todos los dibujos y estudios previos que den cuenta de la investigación realizada, para tenerlo al alcance de tu mano en caso de que necesites recurrir de emergencia a algún plano o croquis anterior.

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6. No inventes

No tienes porqué saberlo todo. Estás en etapa de formación y no debes presentar pretendiendo dar solución a todas las variables, no es tu proyecto final de carrera. No intentes demostrar más de lo que realmente sabes. 

Queremos ser enfáticos en que no debes mentir ni maquillar tus planimetrías o imágenes. Quienes te corrigen llevan mucho tiempo en el rubro, y de seguro reconocerán errores u operaciones que no funcionan, aún cuando visualmente se vean muy atractivas.

7. No copies

Ten claro que los referentes que utilices, son simplemente eso: referentes. Por lo tanto, no copies de manera literal, ni repliques operaciones que no entiendes a cabalidad sólo porque el resultado te parece llamativo a la vista. Recuerda que, es mejor algo simple pero bien resuelto que algo complejo y pretencioso, difícil de explicar y con demasiados cabos sin resolver. 

Tampoco repliques detalles constructivos de otros proyectos. Durante los primeros años, nuestro conocimiento constructivo es mínimo y muchas veces se intenta aplicar soluciones literales de otros proyectos que pueden no ser las más eficientes, o resultar sobredimensionadas para tu proyecto.

Nadie te exigirá ser Le Corbusier o Zaha Hadid en este examen, sino demostrar que puedes ser arquitecto(a). 

8. No rellenes

No presentes nada que no sea relevante para entender el proyecto. Muchas veces, los estudiantes llenan láminas sólo por demostrar una alta cantidad de trabajo, o saturan la sala de maquetas, y más que un aporte, esto puede resultar confuso, y en el peor de los casos perjudicial: una maqueta de estudio puede resultar más atractiva para los profesores que tu proyecto final, y eso hará que se lo cuestionen todo. 

Procura utilizar material que de cuenta de la evolución del proyecto, pero no de distintas estrategias proyectuales.

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Por último, no debes olvidar que:

Al momento de iniciar, cuentas con un tiempo acotado para presentar el trabajo de un semestre o varios meses, por lo que, no olvides dar prioridad al proceso por sobre el resultado. En los primeros años, se espera que tus capacidades de observación sean mayores a tus capacidades proyectuales, de manera que, si has sido capaz de identificar bien una problemática, todo estará en orden… aún cuando te puedan cuestionar asuntos de forma.

Tu discurso debe ser siempre sincero y coherente, no tengas miedo a fallar. Es mejor decir lo que piensas, tu forma de enfrentar el encargo y decisiones, antes que ocultar cosas que piensas podrían no resultar. Si te equivocaste en algo, la comisión te lo dirá. En cambio, si no lo comentas, nunca sabrás realmente en qué estás fallando. Frente a esto, cualquier comentario que se te haga frente a una mala decisión, te servirá para no cometer los mismos errores en un futuro.

Por último, recuerda que el exámen final de semestre constituye un momento de aprendizaje, el cual busca entablar una conversación frente a una determinada problemática. Debes ser capaz de abrir paso a una discusión, en la cual expones tus decisiones y opiniones, para que posteriormente tus examinadores expongan sus punto.

Ten en claro que cualquier comentario siempre es una crítica constructiva; en ningún caso la comisión se encuentra atacando personalmente, por lo que, si algo no les parece, no trates de cuestionarlos. Acepta críticas y no transformes la instancia en una pelea que no puedes ganar.

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Sobre este autor/a
Cita: Cynthia Mariman Ramos. "Claves para enfrentar una presentación o examen de taller en los primeros años de arquitectura" 22 jun 2018. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/896767/claves-para-enfrentar-una-presentacion-o-examen-de-taller-en-los-primeros-anos-de-arquitectura> ISSN 0719-8914

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