- Área: 26480 m²
- Año: 2017
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Fotografías:Leonardo Finotti
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Proveedores: Hunter Douglas, Brillant, Weber
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El Ambassador Business Center se implanta en un terreno pasante a “medios rumbos”: con una fachada abierta a la Av. San Martín --un bullicioso bulevar lleno de actividad y vida urbana, y otra fachada con frente a un pasaje barrial, que da acceso a una serie de casas y termina en la entrada de un centro de educación infantil.
Frente a la avenida se proyecta un espacio abierto que articula la altura de la torre con la horizontalidad del entorno. Este vacío continuo se concibe como un paseo peatonal, liberando todo el espacio exterior disponible al uso público. Como un podio, esta plaza dibuja con precisión los límites del sitio, otorgándole al proyecto y a su contexto un sentido particular de escala y de gracia.
Hacia el pasaje 1 de la calle Hugo Wast se plantea una placa horizontal que toma la altura de los vecinos inmediatos, reduciendo visualmente la magnitud aparente del proyecto en un entorno doméstico. Se ha diseñado un pasaje peatonal que une ambos frentes, facilitando el transito de niños y adultos.
Con objeto de liberar la planta baja para uso público y comercial se han construido 3 niveles subterráneos de aparcamientos.
El desafío arquitectónico fue desarrollar el potencial urbano radicado en el sitio y volcarlo a la ciudad; integrar la forma autónoma del edificio de oficinas, con las características particulares del emplazamiento y con las condiciones climáticas de la sabana tropical.
El carácter tectónico del Ambassador Business Center se contrapone a la apariencia genérica de la torre de oficinas de cristal. En el proyecto hemos buscado adecuar los principios formales de la arquitectura moderna a las condiciones climáticas y productivas de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. En lugar de pensar la fachada del edificio como una superficie continua, la envolvente se diseña como un espacio, en si mismo, capaz de mediar entre las condiciones climáticas del entorno y el espacio interior.
La estructura de concreto y la piel de vidrio se envuelven con un sistema lineal de balcones que se proyectan en voladizo al exterior de la estructura, que junto con una celosía reticular de aluminio proveen de protección contra el sol y la lluvia, al mismo tiempo que aseguran el fácil mantenimiento de las superficies vidriadas. Se han dispuesto unidades individuales de climatización por piso a las que se les accede desde los balcones laterales.
La envolvente multi-laminar, estriada y profunda, le aporta a la torre un sistema de control ambiental que asegura un alto nivel de interacción entre el espacio de trabajo, la ciudad y el paisaje.
El edificio se formaliza a partir del choque entre una idea de simplicidad arquetípica; la torre, concebida como una sucesión de bandejas horizontales en voladizo, y un campo especifico de condiciones materiales. La técnica media entre una fuerza conceptual y una fuerza natural, devolviéndonos una nueva entidad --híbrida y en tensión-- que percibimos como forma; ya sea forma como representación de la construcción o como presentación dinámica del conflicto entre el soporte y la carga.