-
Arquitectos: Bermúdez Arquitectos, Estudio Herreros
- Área: 70000 m²
- Año: 2017
-
Proveedores: HID Global, Hunter Douglas, Metecno, Accesorios y Acabados, Aluman, Argos, Construcciones Acústicas, Constructora Parque Central, Etex Colombia, HB Sadelec, HR-Experta, Industrial Taylor, Marmisol, Redes y proyectos, Taylor Clay Products, Titán prefabricados, meTecno
ÁGORA-BOGOTÁ no se conforma con ser un mero centro de convenciones utilizado por visitantes esporádicos que apenas tienen contacto con la ciudad, sino ascender a la categoría de edificio público incorporado al imaginario de todos los ciudadanos. Para ello, los esfuerzos del proyecto se han centrado en atender exigencias colectivas por un lado y especializadas por otro. Entre las primeras se cuenta la necesidad de ofrecer una imagen capaz de representar las aspiraciones de una sociedad en transformación y la de convocar una sensibilidad medioambiental que inscriba el edificio en las inquietudes del presente. Las segundas se centran en aspectos prácticos como son un sistema de circulaciones fácilmente comprensible; una distribución invisible pero jerarquizada que es en sí misma el esquema logístico del edificio; y una flexibilidad que acepte la programación de formatos muy diversos. Para ello se adoptan dos novedosas decisiones: la de organizar el esquema logístico en torno a 4 grandes núcleos verticales de circulaciones, servicios y áreas técnicas que desde las esquinas atienden y hacen posibles los programas más variados; y la de eliminar los suelos inclinados en los auditorios y su mobiliario fijo habitual para poder describir ÁGORA-BOGOTÁ como un lugar de encuentros y actividades tan diversas como la imaginación de sus programadores sea capaz de generar.
La escala del complejo y la riqueza de sus recorridos interiores permiten concebirlo como un fragmento de ciudad encapsulado. En este concepto, un monumental zaguán cubierto recibe a los usuarios y da acceso al gran vestíbulo que funciona como una plaza mayor rodeada por una corona de lugares de reunión conformando una huella en planta del edificio cuyas dimensiones coinciden con las de las manzanas del centro histórico que se remontan a la fundación de la ciudad. La secuencia zaguán-vestíbulo es el arranque de un esquema espiral ascendente jalonado por una serie de plazas-vestíbulo que en realidad son miradores volcados sobre las cuatro ecologías que conforman la ciudad -los Cerros, el Centro Histórico, la Sabana y los nuevos desarrollos camino del aeropuerto-. Desde estos observatorios privilegiados, el edificio se convierte en un dispositivo para contemplar y entender la ciudad y su geografía.
En cuanto a su construcción y tecnologías empleadas, transciende el empeño por lograr una confluencia holística entre los esquemas estructurales, las instalaciones y los sistemas constructivos en un conjunto unitario. La confluencia de los tres capítulos técnicos mencionados se materializa en una serie de espacios diáfanos con un avanzado sistema de climatización pasiva que destierra toda máquina de aire acondicionado, en favor de la ventilación natural que aprovecha el clima bogotano creando una feliz simbiosis del edificio con el ecosistema que habita. Los materiales empleados se guían por la sobriedad y revelan con claridad el funcionamiento del edificio cediendo todo el protagonismo al espacio que se entrega a los usuarios, sus verdaderos actores principales.
La fachada es sin duda de la pieza clave de este conjunto técnico. Construida a base de marcos de gran tamaño que incorporan la subestructura, los vidrios de diferentes tamaños y las branquias reguladas electrónicamente que toman el aire exterior, se comporta como una piel sensible de respuesta variable que reacciona a las condiciones cambiantes en temperatura, soleamiento y humedad del clima bogotano. La fachada es al fin la expresión en la ciudad de la complejidad con la que opera la arquitectura y la simplicidad que está obligada a devolver como respuesta.