Una de las fuertes premisas del concurso curatorial para el pabellón peruano de la Bienal de Arquitectura de Venecia 2018 fue considerar un “espacio libre que describa generosidad de espíritu como sentido de humanidad y que revele la capacidad de la arquitectura de conectar con la historia, el tiempo, el lugar y la gente”. Tema complejo para el territorio peruano y sus habitantes, pues los espacios no son entendidos con natural libertad, por lo que resultó ser un reto de liberación de la mente que devino en una reflexión necesaria. Aunque muchas de las propuestas curatoriales prestaron atención al patrimonio arquitectónico prehispánico como sustento de diversas reflexiones en torno al espacio público y sus potencialidades, aquí presentamos una visión totalmente distinta y, a propósito, muy evocadora.
Se trata de hacer un llamado a tener siempre pensamiento crítico antes de hacer arquitectura, idea que se transmite a través del vasto paisaje natural peruano -memoria y olvido-, planteando asimismo la reflexión de su papel trascendental en la conciencia de habitar(lo), donde el territorio y el paisaje son entendidos como principales principios. Con delicadeza, se tocan fibras del plano mental y físico: mientras que el territorio y el paisaje están antes de toda construcción, el pensamiento crítico está -o debería estar- antes de toda concepción. Esto último es una reflexión esencial de la arquitectura. Así Preverbal, que significa “anterior a ser formulado con palabras”, enuncia claramente esta propuesta crítica desde el silencio, la contemplación, el cuidado, el pensamiento, la libertad y despojo de lo elaborado, en pos de lo natural.
A continuación, los hermanos Ghezzi Novak nos presentan su concepto curatorial:
PREVERBAL
Estas plantas no se van a regar.
El pabellón del Perú ofrece un espacio que invita a la reflexión sobre el estado de la arquitectura y el pasado que estamos dejando para el futuro. La naturaleza es nuestra mejor historia y por eso regresamos al origen, al momento previo a la arquitectura. Para ello el pabellón se despoja de cualquier referente arquitectónico.
Aunque sea por un momento, ausentarse de la arquitectura es el máximo gesto de liberación mental.
Por ello, proponemos un jardín, un ecosistema comprimido que es una reducción del espacio natural peruano. Un escenario de pausa para la mente libre. Es un jardín agradable, colorido, sonoro, fresco. Pero frágil; la vegetación no será mantenida ni regada salvo por las contribuciones voluntarias de los visitantes utilizando las regaderas que se proveen.
El espacio vivirá sólo en la medida en que existe un interés en él.
Como país queremos estar en contacto con la idea que el pensamiento crítico es necesario para poder avanzar como sociedad. Es en el íntimo contacto con las reflexiones pre-disciplinarias donde la arquitectura asegura su equilibrio y las responsabilidades éticas con la vida social, ambiental y cultural que le son fundamentales.
16ª BIENAL DE ARQUITECTURA DE VENECIA 2018:
Concurso Pabellón Peruano
Concursante: Ghezzi Novak
Equipo: Arturo Ghezzi Novak y Gustavo Ghezzi Novak
Ubicación: Venecia, Italia
Título de propuesta: PREVERBAL