El equipo liderado por Sergio Araneda, Andrés Echeverría, Josep Ferrando, David Recio y Mauricio Wood ha presentado 'La catedral de hielo', propuesta definida por los autores como 'monumento y memorial' y diseñada para el concurso del Centro Antártico Internacional (CAI) en Punta Arenas, ciudad emplazada en el extremo austral de Chile y del continente americano.
Integrado por tres áreas —investigación antártica avanzada, interactiva y plataforma logística—, el ambicioso proyecto estatal busca crear una infraestructura de arquitectura "distintiva e icónica necesaria, con el fin de consolidar la posición de Chile como país antártico y a Punta Arenas como la principal ciudad puerta de entrada a la Antártica Occidental".
Tras la deliberación del jurado en agosto pasado, el concurso otorgó en su momento el primer lugar al equipo liderado por Alberto Moletto, Cristóbal Tirado, Sebastián Hernández y Danilo Lagos.
Memoria oficial: La latitud 56°32‘S de las islas Diego Ramírez marcan el extremo continental de Chile y el inicio del tramo de 780 kilómetros entre Chile y el territorio Antártico. Chile no solo es el país más cercano al polo sur, sino que además su geografía y clima están determinados por su influencia. La corriente circumpolar antártica, que provoca el congelamiento del continente y el enfriamiento y de la corriente de Humboldt, también es la causante de la desertificación y de la claridad de los cielos de Atacama.
La Antártica se ha convertido en un laboratorio para el estudio del cambio climático. Su categorización mundial como continente salvaguardo y restringido, lo han convertido en el escenario para la exploración, integración, y cooperación científica. Su condición de espacio prístino hoy lo convierte en tubo de ensayo inequívoco del clima mundial que hoy entrega señales de alarma. El conocimiento científico ha alertado en cuanto a las dimensiones de la aceleración del calentamiento global y sus posibles consecuencias, sin embargo, no ha sido capaz de transmitir el mensaje con la urgencia necesaria, provocando un vacío en la comunicación entre ambas partes. Esto potenciado por una sociedad indolente que no quiere atender el problema tomando una cómoda posición desde la ignorancia.
Chile como país garante del tratado antártico, y consciente de su vocación y destino como país austral, se posiciona a través de este proyecto con la responsabilidad de profundizar en el desarrollo de la ciencia antártica y de canalizar sus resultados hacia la concientización, a través de un programa científico y de difusión que posicionará a la ciudad de Punta Arenas como una plataforma de relevancia mundial desde la cual nacerá el diálogo impostergable entre ciencia y sociedad.
Criterios de intervención
Nuestro proyecto para el Centro Antártico Internacional nace de la oportunidad de crear, a través de la arquitectura y su capacidad de provocar y emocionar, una experiencia significativa que marque y haga tomar consciencia a cada uno de sus visitantes.
El edificio es monumento y memorial. Se instala en el borde/mar con una geometría de escala geográfica que territorializa y resemantiza la presencia del continente antártico, de la gran escala, de lo sublime, de la epopeya histórica del explorador frente a ella. Una pieza neutra de espacio diáfano, que como un bloque errático evidencia desde la distancia su origen en otro lugar, reflejando y absorbiendo el brillo de la latitud austral.
Integración al lugar
Se entiende Punta Arenosa como un terreno relevante en su relación visual tanto desde la ciudad, como desde el mar. Su integración urbana lo convierte en un punto culmine en la recuperación de la costanera de la ciudad basado en un modelo de espacio público que prioriza al peatón.
El edificio responde a esa condición mediante las siguientes acciones:
- Se levanta a la altura máxima con el fin de ser un referente visual.
- Recoge la peatonalización del borde costero mediante la consolidación de un atrio de acceso desde el frente hacia la ciudad.
- Define una volumetría regular, que por medio de la repetición de una estructura fractal, establece una fachada horizontal a todo el largo del terreno desde el Estrecho de Magallanes.
- Consolida el frente marítimo por medio de una extensión de suelo, a nivel único de calle, que relaciona el edificio con la costanera peatonal y contrafuerte costero.
La condición monolítica y neutra del edificio no establece diferencias en su relación con el contexto, posicionándose como una pieza de valoración icónica y proponiendo una renovación urbana a partir de un edificio que define todo su perímetro con una misma fachada.
El área logística se entiende como un espacio “puerta” para las exploraciones e investigaciones que zarpan hacia la antártica. Se propone una transición perpendicular desde el proyecto hacia el estrecho de Magallanes, definiendo en el interior los programas de almacenaje y bodegaje, y hacia el muelle el embarcadero en relación a la costanera como espacio de interacción con la experiencia del puerto antártico
Propuesta programática
La alta densidad programática es atravesada por una grieta de circulación que conecta todo el largo del edificio —Atrio de acceso, el hall, laboratorios de investigación y área interactiva—, rematando en un espacio de reflexión memorial que evoca la incógnita de un continente oculto dentro de un mundo globalizado.
El programa se organiza de manera longitudinal al terreno y se secciona en tres grandes áreas distribuidas sobre dos niveles. En el extremo hacia la ciudad se proyecta el área administrativa y hacia el estrecho el de divulgación. Entre ellos se inserta un programa central donde se propone el área laboratorios de investigación y el museo interactivo, destacando las salas de Experiencia Antártica y de Cambio Climático como dos piezas centrales al eje de la circulación.
Esta placa constituye un nuevo suelo —un nuevo horizonte frente al Estrecho de Magallanes— controlado climáticamente por una estructura de acero y una envolvente de ETFE, material traslúcido y térmico, que recoge la respuesta histórica Magallanes con sus jardines de invierno.
El pabellón catedral de escala monumental, pone de manifiesto el dramatismo de la escala vertical en un espacio amplio y flexible que comunica y relaciona los programas públicos y privados, actuando como un gran hall de uso libre.
Criterios de eficiencia energética y adaptabilidad climática
Las actuales proyecciones del cambio climático confirman un nivel significativo de incertidumbre respecto a escenarios futuros para el desarrollo humano. Por lo tanto, el proyecto distingue entre el concepto de eficiencia (maximización de recursos frente a un escenario único) versus la capacidad de adaptabilidad del proyecto (frente a escenarios desconocidos) como punto de partida del diseño.
El proyecto se propone como un edificio inteligente, que permite generar una gestión energética del control climático y la adaptación a condiciones variables.
- La incertidumbre energética exige una reducción de su consumo en forma sustantiva, por sobre la mera eficiencia energética. El proyecto propone un emplazamiento y programa que reduce las demandas asociadas a la operación, elaborando una propuesta espacial que busca la inercia térmica del subsuelo y la mayor disponibilidad de radiación solar en toda su superficie.
- Se define un estrato medio, entre los “buffers térmicos”, en el cual se proyectan los programas climatizados mecánicamente.
- El proyecto configura un espacio vertical con los buffers térmicos por encima y debajo de la zona más sensible (zona media climatizada) permitiendo la intercambiabilidad de funciones energéticas y de confort ambiental entre las áreas programáticas.
- El comportamiento variable del sol a lo largo del año (altitud y azimut) es abordado por una gran envolvente que incrementa su fragmentación (fractales estructurales) hacia la parte superior. Así, el mayor acceso solar se produce en ángulos apaisados de invierno apoyando estrategias de calor pasivo y las mayores obstrucciones durante la estación de verano evitando el sobrecalentamiento por radiación directa.
Criterios estructurales
El proyecto reconoce el hielo tanto como el continente definiendo dos órdenes estructurales y materiales del espacio propuesto. Se entiende el origen de la estructura glaciar, desde la molécula de agua y la separación entre sus átomos, la cual, mantiene una medida constante de un ángulo 104,45º.
Se propone generar una estructura de acero concebida por columnas arriostrantes, más una estructura reticular de techo. Este sistema es suficiente para resistir las solicitaciones dinámicas y estáticas, es decir, viento sismo y uso general. Mientras toda la zona del subsuelo se desarrolla en hormigón armado y la superestructura en acero estructural. Los subterráneos se materializarían en base a muros de cortes aportados por los muros de contención y un sistema de columnas en cruz, vigas de hormigón más una losa del mismo material.
El proyecto propone un sistema estructural neutro y de geometrías indeformables que no asume direcciones de viento predominantes, pero sí sus fuerzas. La fuerza lateral que produce el viento de la zona es transmitida a los pilares inclinados indicados en la propuesta arquitectónica por medio de un diafragma rígido que se generará en el techo, lo cual permite llevar esta carga al suelo. La categoría de ocupación del edificio es III según la NCh433, dada las características de utilización del mismo.
Architects
Andrés Echeverría, David Recio, Josep Ferrando Architecture, Mauricio Wood, Sergio AranedaUbicación
Punta Arenas, Magallanes y la Antártica Chilena Region, ChileColaboradores
Loreto Alarcón, Claudio Araya, Pablo Cortés, Daniela Gajardo, Stefan Kasmanhuber, Victoria Raimondi, María Trabuchi, Yuu YoshiharaEstructuras
Enzo ValladaresEnergía
Esteban UndurragaEnvolvente
Miquel RodríguezAño Proyecto
2017Fotografías
Courtesy of Araneda, Echeverría, Ferrando, Recio, Wood