- Área: 161 m²
- Año: 2017
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Fotografías:Fernando Schapochnik
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Proveedores: Blindex
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Es martes por la tarde, fue un día agotador y la sensación de llegar a casa siempre es insuperable. Martín, arriba a su hogar después de conducir y trabajar todo el día; atraviesa entre bicicletas y patines el patio de acceso y al girar la puerta se encuentra con un paisaje interior en donde la naturaleza y el exterior se funden, el verde tan típico del campo argentino crece tanto dentro como fuera de la casa.
En el patio central, el fogón está encendido e inunda de reflejos todos los espacios. Sus hijos juegan alrededor y corren por la galería y el estar. Su mujer, Ana, recién llegada también de una larga jornada, se relaja en el jacuzzi, los escucha reír y observa la copa de los árboles moverse con el viento. Atardece, y los últimos rayos del sol entran por la galería tiñéndolo todo de anaranjado.
Los párrafos que anteceden este texto describen un momento ideal, alcanzarlo, pensando en este habitante hipotético fue el motor de búsqueda que llevó al estudio a desarrollar esta obra.
Es así que sin un cliente concreto trabajamos con un usuario típico, de clase media, con uno o dos hijos, estudiando su modo de habitar en estos paisajes controlados, y recurrimos a ciertos elementos de la memoria colectiva autóctona, como el patio o la galería, a manera de confirmación de este ideal; en síntesis pensamos esta casa como un sistema o modelo tipológico replicable de habitación en las afueras de la ciudad.
Para lograrlo y preocupados por la velocidad de armado adoptamos un híbrido tecnológico, que puede, si este modelo prospera, transformarse en un sistema de repetición, en donde toda la estructura es metálica, al igual que la cubierta, y el ladrillo, utilizado como material expresivo y de cerramiento, se introduce en un marco de hierro construido previamente, para pasar a ser parte de un elemento al que podemos describir como liviano en esta conjunción.
Un último componente define la atmósfera de la casa tanto en el interior como en el exterior, y es la madera, utilizada en ambos planos horizontales, el soldado y el cielorraso, como enmarcando la relación del habitar con el horizonte, definiéndolo y dotándolo de escala.
La casa de campo en canning consigue a través de estos pocos elementos la máxima relación entre naturaleza y arquitectura, promoviendo una manera de habitar estilo "lowlife", en donde su usuario pueda disfrutar de espacios diáfanos y flexibles, en contacto directo con el exterior; además de utilizar mecanismos que logran controlar el clima y la percepción de este exterior haciendo confortable esta relación sin recurrir a grandes gastos de energía; Ventanas de doble vidriado hermético, ventilaciones cruzadas y aislaciones, cámaras de aire, la separación del suelo con la casa posada en patas y la calefacción por energía solar, están estudiados para lograr máxima eficiencia en ese sentido.
El patio central que organiza y nuclea los espacios, no solo intenta apoyar estos conceptos funcionando como un catalizador climático, también permite ampliar la vida interior al exterior por el reparo que ofrece, tanto del clima como de la vista de los vecinos.
Es una casa concebida para la intimidad y el recogimiento de la vida familiar pero al mismo tiempo ideal para reuniones sociales en donde todos los espacios pueden disfrutarse y utilizarse al mismo tiempo.
Ese era el mensaje que queríamos transmitir, una casa como un lugar de disfrute constante.