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Arquitectos: Punto Arquitectónico
- Área: 476 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Tamara Uribe
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Proveedores: Mosaicos Venecianos de México®, Millet, Mosaicos La Peninsular
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Ubicado en Cozumel, Quintana Roo. Sal de Mar se concibe como un restaurante de cocina internacional, situado en una predio con una casa antigua en mal estado y las ruinas de lo que fuera un taller mecánico.
El concepto del proyecto surge en la unificación del programa y los espacios bajo una gran terraza, la cual evoluciona de acuerdo a cada una de las particularidades del terreno. Particularidades como construcciones pre- existentes y una gran cantidad de árboles, mismos que fueron respetados.
En el exterior se buscó uniformar la fachada existente a través de un volumen liso con dos vanos iguales, uno de acceso y uno para iluminación; junto a las ruinas existentes en la fachada de piedra del taller.
Al acceder al lugar, el vestíbulo con mobiliario original de la casa conecta con un salón para eventos privados del lado izquierdo y con la terraza abierta al lado derecho. La terraza exterior queda contenida por la ruinas de lo que fue un taller mecánico. La cubierta atraviesa el patio de lado a lado.
Dentro de la casa, en el vestíbulo, se perfora un túnel lineal que une el acceso con el salón posterior, en el recorrido por éste, se descubren los muros pelados que exhiben la mampostería de piedra que los configura, en el extremo final se remata visualmente con un aljibe pre-existente, convertido en un masetero con iluminación cenital. Al librar el aljibe se descubre un ambiente contrastante por su materialidad. Pisos de concreto aparente conviven con elementos antiguos de texturas patinadas y mobiliario colorido a partir de trazos rectos en tonos blancos y turquesa. El salón principal se abre al patio posterior a través de un gran ventanal, permitiendo la interacción entre el interior y el exterior. En el interior del salón toma lugar la barra y contra-barra, conformada por una repetición de cartelas de madera, dando lugar a las repisas exhibidoras y la salida de platillos. El salón es partido por un muro en ruinas pre-existente. Uno de los muros contiene un mural a base de mosaicos curvos que se encontraron apilados en la casa. Mucho de los muebles del interior fueron recuperados y restaurados de la misma.
Con el fin de conservar todos los árboles que habían en el terreno, las cubiertas del salón y la terraza fueron perforadas para dar paso a éstos; dando un ambiente selvático.
La paleta de materiales mezcla los elementos originales del lugar (mampostería de piedra y aplanados envejecidos de concreto), con maderas claras y concreto pulido. El blanco y turquesa como colores frescos completan la composición. De acuerdo a la imagen de naming y brandig, se diseñó un mosaico de pasta de fabricación artesanal, emulando granos de sal.