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Arquitectos: Cristián Izquierdo Lehmann
- Área: 208 m²
- Año: 2017
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Fotografías:Tomás Rodríguez
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Proveedores: Arauco, Nuprotec
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Este proyecto se encuentra a pasos de una larga playa abierta, sobre una duna desierta levantada delante de un humedal. Es una casa para alojar por temporadas a hasta tres parejas, y que puede arrendarse o permutarse el resto del año. Su ocupación discontinua en el tiempo y aislada en el lugar nos llevó a pensarla como una superposición de dos modelos: el motel y la cabaña. El motel sugiere piezas autosuficientes servidas desde el exterior por un segundo acceso, mientras que la cabaña supone un espacio centralizado que congrega a la comunidad. Un conjunto de cuatro piezas confluyen en una cocina central común, conformando una estructura mayor compacta, delimitada por cerramientos móviles que abren distintas posibilidades de uso según su posición.
Cada pieza se conecta a un patio del mismo tamaño. Ambos son cubiertos por un envigado común y separados de la unidad colindante por un muro. Estas cuatro estructuras rectangulares se disponen adosadas y rotadas 90° respecto de la vecina, conformando una planta interior en cruz sobre un basamento cuadrado con cuatro patios en sus esquinas. La punta de la cruz que enfrenta el horizonte alberga un estar conectado a la cocina central y al comedor en un recinto continuo. En la punta opuesta se sitúa una pieza de invitados que mira hacia el humedal. A ambos costados, dos unidades de dormitorios-baño-patio enfrentan las penínsulas de los extremos de la playa.
La construcción se concibe íntegramente en madera de pino sin nudos. Las uniones se resuelven mediante ensambles con juntas encoladas, prescindiendo de juntas metálicas expuestas al óxido marino. El envigado del techo se resuelve en 4 estructuras rectangulares independientes que descargan en los muros y en un pórtico perimetral sin confluir en vigas maestras diagonales. Su disposición rotada sobre el basamento genera un lucernario cuadrado en la cocina central. La secuencia de pilares exteriores se encuentra desfasada medio módulo respecto de este lucernario. Así, el vano entre pilares, que marca el centro de la vista al exterior, se percibe en diagonal desde el centro de la cocina, acentuando la percepción del exterior como una panorámica en movimiento.
Tras estos pilares, distanciadas por un pasillo, 72 puertas de madera delimitan el proyecto. Abiertas hacia afuera, cada pieza-patio es un ámbito privado conectado al exterior por una hilera de portales que enmarcan el horizonte. Cerradas, en cambio, son un ámbito íntimo protegido del viento y la vista, pero abierto a sus vecinos mediante un pórtico perimetral. A mayor vista, mayor independencia. Cerrar ciertas puertas puede abrir usos comunes.