La representación de la arquitectura, así como la mayoría de las áreas que constituyen la disciplina, va a la par con el galopante desarrollo de nuevas tecnologías de diseño, proyecto e imagen. En esa línea, la problemática de la representación de los espacios -construidos o no- continúa siendo un tema importante en el debate de la arquitectura contemporánea, así como ya lo fue en la arquitectura moderna.
En la primera mitad del siglo XX, el arquitecto, urbanista, historiador y crítico Bruno Zevi publicó en 1948 el libro Saper vedere l'architettura, traducido al español como Saber ver la arquitectura, en que dedica un capítulo entero a teorizar sobre las representaciones de la arquitectura. Tomando como referencia obras como la Casa en la Cascada de Frank Lloyd Wright, y la Basílica de San Pedro de Miguel Ángel, Zevi define algunos de los medios utilizados por los arquitectos para la representación del espacio construido (o por construir).
Plantas, fachadas, maquetas, fotografías y el cine eran, de acuerdo con el autor, las herramientas que tenemos a disposición para intentar transmitir la experiencia de la arquitectura. El fracaso es inevitable, como sugiere el propio Zevi, al afirmar que "la verdadera hora de la arquitectura" solo se aprende experimentando con nuestro propio cuerpo en la obra misma. Mientras tanto, el intento por llegar a lo más cerca posible de esa experiencia real es lo que continúa moviendo la historia de estas herramientas de representación: desde plantas y fachadas ahora pasa a incluir imágenes fotorealistas, videos en 360°, realidad virtual y hologramas que superponen la realidad y lo virtual.
Dentro de todas las herramientas que existen y existirán, la representación de la arquitectura, se supone, siempre podrá ser dividida entre las representaciones de lo que ya existe en el mundo real, es decir, aquellas obras que ya se han construido y aquellas primeras representaciones arquitectónicas que aún habitan el mundo imaginario, es decir, proyectos que aún no se han construido, pero viven de momento únicamente en la mente de los arquitectos que lo concibieron.
Los estudiantes de arquitectura, y también los profesionales, están acostumbrados con este segundo grupo. Por lo mismo, a continuación reunimos cinco herramientas para la representación de la arquitectura imaginaria, aquella aún sin construir.
Croquis
El croquis de arquitectura tal vez sea la primera herramienta con la cual el estudiante entra en contacto en la universidad, y posiblemente es la más práctica de ellas. Rápido y expresivo, el croquis no solo transmite la idea básica de la composición espacial, sino también deja en evidencia el trazo de quien lo dibuja.
Planimetría
Producir plantas, cortes, fachadas y axonometrías constituye buena parte del proceso de un proyecto. Su mayor ventaja es presentar en proporciones específicas la arquitectura. Por ejemplo, una planta de una sola habitación -a pesar de mostrar el espacio de una manera poco inteligible para la mayoría de las personas- es la forma más exacta para definir sus dimensiones espaciales en el plano cartesiano.
Maquetas
Como representaciones que escapan la bidimensionalidad de la hoja de papel, las maquetas ofrecen la posibilidad de observar, en general, la composición volumétrica del proyecto a partir de variados puntos de vista. Además, por estar sujeta a las mismas leyes de la física a las cuales estará sujeta la obra construida, las maquetas podrán servir como importante herramienta para la comprensión y conceptualización estructural de la obra.
Render
Los renders (o visualizaciones 3D) son composiciones bidimensionales concebidas, frecuentemente, a partir de modelos tridimensionales digitales y en muchas ocasiones bajo un estilo realista. Esto posibilita una aproximación al futuro de la obra construida en su contexto. Por ofrecernos la posibilidad de la manipulación de la imagen, esta herramienta no es necesariamente usada para crear ambientes realistas, sino también para escenas fantásticas e imposiblemente sublimes.
.jpg?1490123361 "Cortesía de FALA Atelier")
Realidad Virtual
La realidad virtual es la única herramienta que permite una experiencia inmersa en la arquitectura aún no construida. Basada en modelos tridimensionales digitales y con dispositivos como el Oculus Rift, la realidad virtual permite que el observador "entre" al espacio. La mirada deambulante ya no es el espacio concreto, sino toda una arquitectura nueva, inmaterial, intangible, pero visible. "Ver para creer", como anuncian los propios fabricantes de Oculus Rift, ofreciendo una forma de llevar virtualmente al observador a una arquitectura (aún) imaginaria.
