Así plantea el equipo de estudiantes Erasmus Alicia Cano, María Escribano, Rocío Gómez y Diego Jesús García (Universidad Politécnica de Cartagena y Universidad de Alicante, España), quienes en un proyecto realizado en el Marco del Programa de Movilidad Internacional Erasmus+ Estudios, proponer abordar desde la arquitectura la "barrera política" que divide actualmente a Bielorrusia y Polonia, "delimitando también el borde que contornea la Unión Europea con sus países vecinos".
En un momento de la historia en que la construcción de nuevos bordes físicos parece una idea sensata para mucho, el equipo de estudiantes españoles plantea que, a pesar de que existen fuertes lazos culturales entre Bielorrusia y Polonia, el diálogo entre Bielorrusia y la Unión Europea es frío.
Memoria oficial: 52º32’0”N, 23º23’21”E son coordenadas de un punto singular en esta línea que divide ambos países: el bosque de Bialowieża.
De este ecosistema se podría decir que se trata de un bosque de gran valor ecológico, pero la realidad es que no es solo eso, es un bosque primario. Esto quiere decir que está intacto, nunca ha sido alterado ni explotado directa ni indirectamente por la mano del hombre.
La altura en los árboles se incrementa por la competición por la luz. La variedad de especies y edades de árboles conviviendo es muy alta. La riqueza y el espesor de la capa orgánica son muy superiores a la normalidad. Y por último, los árboles que mueren y caen se respetan porque servirán a los demás seres vivos del entorno a prosperar.
Visitándolo se puede comprobar como era un bosque hace 10.000 años, y sí, entrar en Bialowieża es entrar en el bosque más viejo de Europa.
Entre esos árboles, algunos con más de 500 años de vida, habitan 20.000 especies animales, incluyendo el caso especial del bisonte europeo, una especie al borde de la extinción. Un cuarto de la población mundial se encuentra en esta zona.
Un bosque perteneciente a la Red Europea Natura 2000, que es también Reserva de la Biosfera, en el que 142.000 Ha han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Un mismo ente ecológico de un valor incalculable, perteneciente al mismo enclave geográfico pero sometido a una realidad burocrática dividida: un límite político materializado en forma de valla.
Lo cierto es que esta división también provoca que la extensión del área de protección estricta que afecta al enclave sea diferente en cada país. Esto es especialmente grave, ya que estos vacíos legales de protección permiten que políticas con intereses inciertos puedan provocar la tala de zonas de bosque.
Ante esto, nosotros realmente creemos que la arquitectura puede albergar también un papel divulgativo en la sociedad, y tiene el poder para poner de manifiesto esta controvertida realidad.
Así, utilizando los patrones de la naturaleza, generamos procesos arquitectónicos:
En el bosque primario, el árbol caído genera nueva vida, el hueco genera la oportunidad de otras especies para crecer. Doblando la frontera hacia ambos lados creamos nuevos espacios. Cediendo de una parte, creamos el hueco para con el país vecino. De manera simbiótica, se brinda un espacio del que apropiarse, un espacio en el que crecer.
Se generan dos células poligonales que combinar entre sí para poder componer un espacio orgánico, permitiendo desarrollar un programa arquitectónico creciendo hacia la dirección apropiada, respetando los árboles existentes.
Se propone un Centro de Interpretación de la Naturaleza que será uno con la frontera que lo parte. A su vez, también generará así una nueva situación espacio-burocrática, políticamente escandalosa, nunca antes conocida: un territorio fronterizo en el que la valla permite al visitante cruzar la frontera geográfica entre dos países, pero al mismo tiempo respetar la frontera política.
Así, encontramos una valla que doblamos, tergiversamos y recolocamos, usando como herramienta la arquitectura, para generar una situación que active la conciencia de la sociedad, con la esperanza de que el clamor social provoque la respuesta política. El Centro de Interpretación de Bialowieża surge con la intención de que un día todo el bosque sea incluido en el área de Protección Estricta de la Unesco y se convierta en inviolable. Con la esperanza de que un día deje de ser necesario y por tanto desaparezca, llevándose la valla consigo y permitiendo explorar el bosque sin vallas como lo que es: nuestro patrimonio, el patrimonio de la humanidad y nuestro bosque más viejo.
Arquitectos
Alicia Cano, María Escribano, Rocío Gómez, Diego Jesús GarcíaUbicación
Bosque de Białowieża, PoloniaUniversidad
Politechnika KrakowskaTutor
Justyna Tarajko-KowalskaÁrea
1650.0 m2Año Proyecto
2016Fotografías
Cortesía de Alicia Cano, María Escribano, Rocío Gómez, Diego Jesús García