Las prácticas sociales y las pequeñas historias que existieron en los espacios públicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fueron rescatadas por Horacio Coppola, quién acudió a plasmar sus atmósferas y personajes través de su cámara. La propuesta fotográfica no solo evidencia un reflejo antiguo de Buenos Aires, sino cómo ha cambiado la ocupación del espacio público en la ciudad.
La variedad de atenciones que abordan el espacio público y su arquitectura invitan a reflexionar acerca de la antigua concepción de las áreas comunes a todos los habitantes de la ciudad, y a establecer una correspondencia con el espacio urbano que actualmente habitamos. La vereda, la calle, las cafeterías, los carteles y los medios de transporte, son algunos elementos que no dejan de demostrar la existencia de una relación entre ellos y la arquitectura del espacio público.
La calle, el peatón y los vehículos.
El territorio delegado actualmente a los vehículos presenta cierta dependencia a la evolución urbana histórica en torno a la incorporación del automóvil en las ciudades. Las iniciativas de algunos países en ir atendiendo la movilidad urbana se presenta como una acción determinante en la configuración del espacio público.
La interacción con la calle parece ser nula con la existencia del vehículo, pero la vereda resguarda el vínculo exclusivo entre el peatón y el mundo de lo público. Es ahí donde se encuentran las fachadas de los comercios, las cafeterías y las esquinas.
La vereda, el café y los carteles.
El carácter público de las cafeterías porteñas, y la apropiación de la vereda por parte de ellas -particularmente con la incorporación de un mobiliario-, propone una atmósfera diferente no vinculada directamente con la insuficiencia espacial de los terrenos, sino con una tendencia de manifestar hacia el espacio público las actividades sociales.
La presencia de la cafetería se destaca por su ubicación en el contexto urbano público, proponiendo una alternativa a la hora de proponer un desarrollo en el espacio público circundante. La dependencia del mobiliario urbano a la cafetería no es necesariamente una solución a la necesidad de ir añadiendo espacios sociales, por lo que las posibilidades de actuación son infinitas en un solado destinado -generalmente- sólo al tránsito peatonal.
La expresión del programa interior hacia el espacio público, sobre la vereda, se encuentra constantemente en interacción. Está acción provoca una variación versátil de la percepción del entorno urbano, y que establece al mobiliario y a los carteles como elementos que conforman y configuran al espacio público.
Los medios de transporte, la movilidad y el espacio urbano.
La configuración del espacio público a partir de los medios de transporte disponibles -tranvías, ferrocarriles y colectivos- ha demostrado estar estrechamente en relación. Las vías de circulación determinan los límites físicos y restringen el uso de estas como áreas sociales.
Los grandes y posibles espacios sociales, producto de las vías para los medios de transporte, son un campo de acción que todavía no se encuentra explotado. Además, el espacio de estás vías no se encuentra utilizado permanentemente, sólo por algunos instantes en donde el vehículo se traslada.
Una mirada amplia y específica del espacio público -como la de Horacio Coppola-, puede permitir ampliar los sectores en donde la incumbencia de la disciplina puede actuar. Su obra propone un accionar que puede desencadenar en la transformación del espacio público de las ciudades.
¿Crees que los espacios públicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires han evolucionado positivamente?
