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Arquitectos: Alfredo González Briceño, Ignacio Rojas Hirigoyen
- Área: 82 m²
- Año: 2015
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Fotografías:Rodrigo Daza
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Proveedores: Dynal, Maderas El Canelo
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El valle de Leyda está ubicado al oeste de la cordillera de la costa, a 7 km. del océano pacifico y a 95km. Al oeste de Santiago.
Se distingue por ser el valle más cercano a la costa, en el lugar existe un fuerte desarrollo vitivinícola que dada su cercanía al mar, ha caracterizado sus cepas. Por otra parte desde la costa, se expanden amplias zonas de bodegaje de contenedores, que se descargan en la ciudad de San Antonio empujando con fuerza un frente de desarrollo desde el puerto hacia el oriente.
Leyda crece como frontera entre estas dos situaciones.
Recibimos el encargo de esta casa de fin de semana emplazada en la cima de un conjunto de colinas, de un amplio terreno rural. Se nos dio como pie forzado un presupuesto acotado haciendo especial hincapié en la austeridad.
Por otra parte nos vimos en medio de esta situación de borde entre dos actividades, lo que nos pareció un detonante para el proyecto.
Vistas privilegiadas a las viñas emplazadas hacia el Sur Oriente. En contraste, otro frente industrial que se venía expandiendo desplazando la vivienda rural desde la costa. A este borde quisimos mostrar la vivienda hermética, sin embargo eso nos impedía capturar el asoleamiento del norponiente.
Como primer apronte buscamos sintetizar el proyecto en un volumen puro que rescatamos de los efímeros refugios que se disponen en las vecinas plantaciones de frutillas. Estas se extienden desde esta zona hasta espaldas del embalse Rapel. Vimos que en este tipo de construcciones un fuerte referente formal, de potente valor visual, de cómo debiese ser resuelta una casa de campo con muy escasos recursos. Una forma sintética resuelve una economía al carecer de particularidades. Es ahí donde la ecuación vistas / asoleamiento se transformó en una oportunidad cuya solución dio carácter al proyecto.
El programa se resuelve de manera simple. En los extremos los dormitorios cada uno con servicio, y al centro el lugar de encuentro. En contraposición a la solución habitual de una casa en esta ubicación geográfica, orientamos la casa al sur, rescatando el protagonismo de las vistas a los valles de producción vitivinícola que se extienden como un manto por el valle con la Cordillera de la costa y los Andes de fondo. Inyectamos luz norte mediante aberturas en la techumbre. Logramos así un espacio que contempla el paisaje con la espalda cálidamente temperada por el sol.
En cuanto a la materialidad la casa se estructura en carpintería tradicional en madera. Usamos como revestimiento una membrana asfáltica elástica y continua, de manera de unificar el volumen como una pieza monolítica sin particularidades reconocibles. No hay aleros, no hay canales de aguas lluvias, uniones ni canterías. Generamos así una síntesis en la expresión. Continua entre los paramentos verticales y horizontales, anulando así la complejidad del encuentro entre ambas.
Esta pieza se trabajó como masa, una barra que en su simpleza logro la economía requerida en el encargo. Al volumen se le sustrajo y desplazo masa en la vertical, esta operación genero los vanos que resuelven las vistas, el asoleamiento y las implicancias que dieron el entorno y el emplazamiento. La conjugación de todos estos aspectos, determinaron formalmente el proyecto.