-
Arquitectos: Héctor Fernández Elorza, Manuel Fernández Ramírez; Héctor Fernández Elorza, Manuel Fernández Ramírez
- Área: 45 m²
- Año: 2012
-
Fotografías:Montse Zamorano
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Jarandilla de la Verá creció alrededor de un enorme promontorio granítico, dejando al oeste un escarpe para proteger su acceso y al este, en ligera pendiente, la plaza principal del pueblo. Desde esta plaza (hoy de la Constitución), donde se sitúa el Ayuntamiento y se celebran en fiestas las corridas de toros, una tendida rampa de trazado irregular, ascendente y de fuerte pendiente conecta con la Iglesia-fortaleza situada en lo alto del promontorio; un desnivel que discurre paralelamente a la fachada norte de la iglesia, iniciándose bajo el ábside y con final en una plazoleta definida por el propio acceso al templo en continuidad con la Ermita del Santo Sepulcro.
El proyecto de rehabilitación de la ermita se ha dirigido a dos acciones fundamentales.
En primer lugar, la consolidación y aseguramiento de la estabilidad constructiva de una ermita seriamente dañada y casi en estado de abandono y ruina. Construida en el siglo XVII, sirvió de cárcel en el siglo XIX y de escuela del pueblo en la primera parte del siglo XX después de perder su techumbre.
En segundo lugar, la adecuación a los nuevos usos de manera flexible, dado que podrán desarrollarse en él múltiples y variadas actuaciones. Supone una construcción de apenas 100 m2 de superficie útil con un solo acceso desde la plazoleta, dividida en dos cuerpos yuxtapuestos que debido a su geometría y tamaño configuran un único espacio. El primero, de planta cuadrada irregular, con cubierta a dos aguas y cumbrera perpendicular a la fachada. El segundo y posterior, de mayor altura pero de menor tamaño, también con planta irregular cuadrada, cerrada por una cúpula de media esfera sobre pechinas y cubrición a cuatro aguas con linterna. La unión entre ambos cuerpos se efectúa bajo un arco original de medio punto de cinco metros de diámetro y piedra granítica.
El trabajo desarrollado propone una intervención de pocas acciones sobre los restos originales del edificio.
Por un lado, el nuevo sistema estructural se ha diseñado para suplir las carencias existentes y eliminar la causa de las patologías observadas en el estado actual del edificio. La intervención se reduce a la incorporación de una “cáscara” laminar interior, constituida por solera, muros laterales y losa de cubrición de hormigón armado de 25 centímetros de espesor. Este sistema se aplica a la nave principal en su totalidad y de esta manera se asegura el refuerzo generalizado del conjunto arquitectónico y la estabilidad de sus muros perimetrales. Los restos de ripia de la techumbre original sirvieron de encofrado para la construcción de dicha cáscara, trasladando así la textura de la madera de la ermita primitiva a la nueva construcción de la misma. Por otro lado, se recompone la linterna con la inserción de un elemento de acero inoxidable brillante que refleja la luz al interior como si de un volumen de espejo se tratase; junto con las dos pequeñas ventanas laterales de la segunda nave y la puerta de acceso suponen así los únicos puntos de iluminación de la capilla. Por otra parte, en el grueso del hueco de acceso original se incluyó una doble puerta que permite una relación variable con el exterior y la iluminación a través de ésta dependiendo del uso cambiante del espacio interior.
Asimismo, se ha tenido en cuenta la absorción acústica interior para evitar reverberaciones de sonido excesivamente molestas. Para ello, se ha dotado al muro del trasdós de la fachada principal de unas piezas biseladas de madera maciza para absorber y romper las ondas acústicas secundarias y mejorar así el confort de la ermita. Por último, exteriormente los muros son muy sencillos, realizados con mampostería ordinaria y estucado de mortero de cal. El suelo de granito propuesto en la capilla se extendió a la plazoleta, dejando vista en ésta parte la beta de la piedra del promontorio original, incluyendo asimismo sillares de gran dimensión para configurar los resaltes de la plaza y subrayar así la compacidad y el peso original de este lugar.