Descripción enviada por el equipo del proyecto. El diseño del proyecto arquitectónico del Museo Barroca comenzó en 2014 y presentó como su premisa central la reorganización de un edificio situado en la finca Barroca a las afueras de la localidad portuguesa de Mora.
El edificio, que había sido recientemente reestructurado antes de esta intervención, había conservado sus orígenes dentro del estilo arquitectónico vernáculo Alentejan de los cuales representa un buen ejemplo. Se compone de un volumen de planta larga, única, situada en una zona elevada de esta finca agrícola, que previamente se desempeñó como gerencia de la finca. La estructura se caracteriza por extensas secciones de pared blanca, con aberturas controladas en toda la construcción. El techo a dos aguas se mantiene en su lugar por cerchas de madera que dotan el espacio con la amplitud de un pabellón. Los acabados están tipificados por las paredes blancas de yeso y el pavimento de cerámica de color rojo, recuerda el lenguaje arquitectónico tradicional de esta región.
El proyecto realizado define la instalación de una exposición sobre la Historia del Municipio, en base a los registros fotográficos inéditos, que ilustran las transformaciones sociales y económicas que se han producido en la región desde principios del siglo XX hasta la actualidad.
El diseño de la exposición redefinió la lógica espacial, siguiendo las diversas características de los contenidos de la exposición. Conceptualmente, el proyecto fue diseñado con una fuerte referencia al entorno construido y natural existente, un juego de relación interior-exterior.
La intervención se materializa en la construcción de un volumen dentro del recipiente principal, que se sositene por si solo con sus paredes y el techo, convirtiéndose en un objeto suelto en el centro del espacio. Esta estructura autoportante blanca es una reminiscencia de los planos de albañilería exterior y funciona como una lógica réplica constructiva existente.
Este volumen se interceptó a través de los dos ejes transversales hacia el espacio circundante en alineación con la métrica de las aberturas existentes y permitiendo así la circulación de los visitantes dentro y fuera de la exposición, así como la entrada controlada de la luz natural. Estas divisiones resultan en tres espacios distintos que, a su vez, corresponden a las tres secciones principales de exposición.
Puntualmente, se colocaron piezas de mobiliario fijo para resolver los diversos los programas espaciales de museo, ejemplos de los cuales son la recepción y la tienda.
En el interior, varios medios de apoyo y soportes aseguran a los visitantes acompañar el ritmo de la exposición y el fomento de la interacción del público con los contenidos expuestos. El color verde de los muebles refleja de vuelta al entorno exterior natural en continuidad con las premisas establecidas en el concepto general del proyecto.