Hay dos respuestas. Vamos por la corta: hasta que sigamos diciendo que el vidrio es casi nada. Algo invisible.
Respuesta larga: desde la arquitectura gótica, el vidrio ha sido valorado por su 'invisibilidad'. Los muros de vidrios suelen ser descritos junto a adjetivos como 'apertura', 'transparencia' y 'participación', pero esas palabras son más convincentes que la propia realidad.
De hecho, un edificio de vidrio puede ser tan desagradable como una pared en blanco. Los edificios de vidrio son tan tangibles como cualquier otro y deben ser tratados como tal.
Solíamos depender de un marco de ventana para dar forma y sustancia al vidrio, tejiendo la pared a través de sus aperturas. Si el vidrio es el muro, entonces también tiene que ser capaz de ser algo. Esto requiere más que querer ser nada.
Este extracto fue tomado del nuevo libro de Rasmus Wærn y Gert Wingårdh, titulado "What is Architecture? And 100 Other Questions".