La reconocida arquitecta anglo-iraquí Zaha Hadid, galardonada con el Mies Van der Rohe en 2003, el Premio Pritzker en 2004 y el Preamium Imperiale en 2009, marcó un referente de lucha y valentía femenina en el mundo de la arquitectura, ya que en el auge de su carrera ser mujer y musulmana representaba unas mayores limitaciones.
Como sabemos, el pasado 31 de marzo falleció en Miami, tras sufrir un paro cardiaco, tras pasar la mayor parte de su vida en Londres, donde consolidó su oficina y desde donde también se desempeñó como diseñadora de joyas, barcos, ropa y muebles. Desarrolló varios proyectos alrededor del mundo, pero en este último tramo de su vida alcanzó a mostrar un gran interés por realizar un ambicioso proyecto urbanístico en la ciudad de Medellín, según reportó la publicación colombiana Semana tras su fallecimiento.
Durante la gestación de esta idea la arquitecta contó con el acompañamiento de la ex Viceministra de Cultura, Katya González, Master en Planeación urbana, diseño y paisajismo, y actual directora del Observatorio de Renovación Urbana en Uniautónoma, cargo designado por la Universidad Autónoma del Caribe.
Según reporta Semana, Katya fue una de las primeras personas en enterarse del fallecimiento de Zaha, ya que en ese momento estaba a punto de reunirse con ella en su oficina en Londres, y allí recibió la nefasta llamada. El triste suceso no afectó a Katya González solamente por la pérdida que significaba para el mundo de la arquitectura, sino porque en el momento que se encontraba cursando su posgrado en la Architectural Association, allí en Londres, se conocieron por primera vez.
Hablando con Semana, la ex viceministra recordó momentos en donde Zaha a esa altura académica, ya dictaba seminarios y trabajaba bajo el cobijo de Alvin Boyarsky. “Me mostró el proyecto con el que había participado en un concurso arquitectónico en Bogotá. Habíamos pensado incluso, en llevar una de sus obras al Museo de Arte Moderno de Bogotá”, explicó González a Semana.
La exposición habría expuesto al público colombiano los cuestionamientos siempre presentes en la trayectoria de Zaha Hadid sobre las nuevas necesidades de reconfigurar los límites y de incluir las edificaciones como parte del paisaje, como lo hizo hasta el último de sus días