"Con el advenimiento del computador, se me hizo más clara la falencia que arquitectos en particular, y especialmente los estudiantes, no asumían el uso de la herramienta primigenia del acto de proyectar. El Dibujo". - Cristián Boza
El libro que les presentamos a continuación muestra el paso previo de una serie de proyectos del Arquitecto Cristián Boza. Ese paso previo e intuitivo que lleva a un arquitecto a proyectar lo inimaginable, que expresa más que un juego completo de planos y que lleva la esencia prima de la obra; el dibujo a pulso.
A continuación el prólogo del libro por Cristián Boza
¿Qué significa esto? Que después de la crisis, el llanto, le desvelo, frente a un proyecto, finalmente surge aquella idea conceptual que fundamenta el proyecto, concepto que todavía sin forma alguna sólo se mueve en el campo de las ideas, es decir, el campo de lo abstracto y como interactúa el paisaje, la importancia de la expresión del edificio, el análisis del programa, etc., sin dejar de lado la impronta vanguardista que cada cual quiere imprimirle a su obra. Ojo, vanguardista significa en todo caso, la intensión de estar en una línea acorde a la situación actual. Perfectamente pueden ser vanguardistas la recuperación de un lenguaje antiguo, o el uso formal de las propuestas en conexión con los tiempos.
Hace poco y tras 30 años de docencia, tanto en Chile como en otros países, he ido descubriendo o más bien confirmando la idea de que el segundo paso en el proceso arquitectónico, está en el dibujo de esa idea, que surgió del desvelo, la crisis, la contradicción.
Ese es un dibujo vital. Es la primera acción arquitectónica en tres dimensiones, en que aquella idea que se plasma en una servilleta, en la tapa de una revista, en un block que está para anotar teléfonos y llamadas, o en un papel A2 donde generalmente se manuscriben cartas, especificaciones técnicas o la lista para la secretaria.
Pues bien, este pequeño y poco pretencioso libro pretende mostrarle principalmente a los alumnos, aquellos que van directamente al computador, que esa etapa intermedia, es decir, plasmar en un dibujo con lápiz y papel (como el joven médico con su bisturí y su operación), significa el echo más importante del proceso arquitectónico. Y lo puedo decir con certeza, porque estando en el estudio de James Stirling en Londres, en el de Alvar Alto en Helsinki, en el de Aldo Rossi en Milán y en tantos otros que aquí debo nombrar: Juan Martínez, al maestro Dávila, Sergio Larraín y otros, de los cuales atesoro esos primeros esketches del Templo Votivo, del Cap. Ducal, del edificio buque de Merced, etc., etc., en donde justamente se plasman esos primeros dibujos de arquitectura que preceden a la obra definitiva, aquella que posteriormente será desarrollada con habilidad por la computación.
Traigo a memoria los primeros rayados de Frank Gehry para el Museo Guggenheim en Bilbao, notables gestos pictóricos (casi) que posteriormente fueron procesados por el programa Katia, que usó la fuerza aérea francesa. Basta mencionar los notables estudios dibujados por Le Corbusier, F. Lloyd Wright, Adolf Loos y tantos otros. Pues bien, este libro, evidentemente sin ninguna pretensión, recupera este ancestral proceso que va desde la idea conceptual al proyecto. Algunos construidos, otros no, pero que me han acompañado en mis 45 años de profesión y 35 años de docencia.
Parte fundamental de mi propuesta arquitectónica, cuando fui nombrado Decano de la USS, fue justamente ésta. El Dibujo.
Lo que aquí verán, es mi trayectoria profesional, dibujos que aparecieron cuando instalé mi nueva oficina de Callao y que estaban guardados en una bodega.
Cristián Boza.