Un cachalote varado en la playa
Reseca su lomo bajo el sol de un verano sin brisa
Opaco ya como ceniza milenaria
Gris pálido de piedra recogida,
La arena bajo su vientre aún conserva la humedad necesaria
Para desenterrar las caracolas y los yuyos
Y los trozos minúsculos de carbón
Con el que dibujaremos la sombra más obscura,
Que será de un negro tan brillante y húmedo
Como los suelos tristes de STALKER,
Jamás hemos tocado la piel de un delfín,
Sin embargo podemos acariciarlo,
Suave como cabellera bajo el agua,
Lustroso y grueso como la badana más fina
Pero: ¿Podemos adivinar como se siente tocar un cachalote secándose bajo el sol de Enero?
Un cetáceo encallado entre los chaguales y litres
Luego de un diluvio colosal,
Descansa medio muerto mirando el estero de Casablanca,
Apenas vislumbra el triste resplandor de los techos de hojalata
Que crecen como campos de basura en medio del prado
Olvidando a sus espaldas el matadero de Quintay,
Donde tantas almas fueron silenciadas
La casa se encuentra a 122 kilómetros de Santiago en la localidad de Tunquén, Región de Valparaíso, emplazada en una zona de quebradas que encausan las aguas hacia el valle. El terreno domina un paisaje en donde el encajonado estero se abre al humedal, para luego fundirse con la playa grande y el océano pacifico.
El programa responde a necesidades corrientes de segunda vivienda, en este caso con 3 dormitorios, 2 baños y un espacio de estar, comedor y cocina, además de 2 terrazas, una cubierta y la otra expuesta. Este programa se desarrolla en dos volúmenes que se ven intersectados y colapsados. La disposición en planta obedece a la inflexión cóncava de la topografía en relación al paisaje.
Se utilizó un sistema constructivo de marcos rígidos en madera impregnada de 2 x 6” a 95 cm, donde cada marco es distinto del otro. Sin embargo la cubierta es continua y homogénea, atrapando en un solo gesto los distintos momentos y habitaciones de la casa.