Para el teatro griego de Siracusa, se me ofreció la posibilidad de hacer la puesta en escena para el verano de 2015. El mediador era Alessandro Mauro, un joven arquitecto italiano de cuya sabia mano hice una visita a Siracusa en 2014. Alessandro Mauro escribe preciosos libros y con un grupo de jóvenes arquitectos italianos sostienen una estupenda Escuela de Arquitectura en Siracusa que pronto dará que hablar. Y es quien ha traducido al italiano La Idea Construida, mi primera colección de textos publicada.
Pues para el teatro griego de Siracusa, he proyectado un espacio con la sobriedad de Grecia y con la hermosura de Roma.
Imagínense ustedes qué situación más increíble. Recibir el encargo de poner en pie los escenarios para el teatro griego de Siracusa, un lugar divino. Entre los que antes habían hecho esa escenografía estaban Rem Koolhaas o Arnaldo Pomodoro.
Todo ello tras un viaje inolvidable a Siracusa.
I
En Siracusa uno parece que volviera a nacer.
Como Asplund cuando descubrió la inmensa belleza del cielo estrellado de Sicilia y lo transportó en cuerpo y alma a aquel techo azul Prusia tachonado de estrellas del Cinema Skandia de Estocolmo.
Como Caravaggio cuando fascinado por aquel espacio de belleza sin igual entre natural y artificial, aquella cueva vertical quasi sagrada, lo bautiza para siempre como la oreja de Dionisos.
Como Alvar Aaalto que fascinado por las curvas formas de la cavea del teatro griego las traslada casi literalmente a algunos de sus proyectos.
En todos ellos, y en nosotros, la obsesión por atrapar, por detener, por suspender el tiempo.
II
Y ahora, descubro Siracusa. Visito por vez primera una ciudad de belleza absoluta, con una naturaleza hermosísima. Que era de los griegos y que nunca ya perderá su aroma griego que, mezclado con Roma, da lugar a un perfume embriagador, guerra del Peloponeso incluida. Porque allí, en Siracusa es donde los griegos pierden su última batalla y se entregan en un abrazo sin condiciones a una Roma arrolladora. En Siracusa uno parece que volviera a nacer.
Siracusa es un dechado de Belleza. Si siempre lloro cuando entro en el Panteón de Roma, debo reconocer que en Siracusa he llorado como un niño, ¡tanta Belleza, tanta hermosura hay allí! Parece que de repente uno volviera a nacer.
La plaza del Duomo, semielíptica, con proporciones y dimensiones perfectas, presidida por una Catedral en cuyos muros todavía están las columnas dóricas, hermosísimas del templo que allí se erigió en un tiempo pretérito que todavía allí palpita.
La oreja de Dionisos, un espacio impresionante excavado por el agua y que tocó el alma del mismísimo Caravaggio.
Y un teatro griego que se conserva vivo a base de tener como fondo el mar, donde como si el tiempo se hubiera detenido, se siguen representando cada verano, las tragedias de Esquilo, Sófocles o Eurípides y también de Aristófanes.
III
Pues para ese teatro griego, se me ofreció la posibilidad de encargarme la puesta en escena para el verano de 2015. El mediador era Alessandro Mauro, un joven arquitecto italiano de cuya sabia mano hacía esta visita. Alessandro Mauro escribe preciosos libros y con un grupo de jóvenes arquitectos italianos sostienen una estupenda Escuela de Arquitectura en Siracusa que pronto dará que hablar. Y es quien ha traducido al italiano La Idea Construida, mi primera colección de textos publicada.
He proyectado un espacio con la sobriedad de Grecia y con la hermosura de Roma.
Una simple plataforma horizontal plana que parece flotar en el escenario.
Una superficie arrugada, como una nube que flota sobre la primera plataforma y que tensa el espacio intermedio.
Un plano plegado al fondo que evoca al mar.
Nada más y nada menos.
La plataforma horizontal tendrá perforaciones y trampillas por donde entren y salgan los actores.
La superficie arrugada podrá adoptar formas diversas, desde como el manto de la Santa Teresa de Bernini, hasta un simple papel arrugado.
El plano plegado del mar podrá cambiar de color en azules y verdes.
Hemos diseñado también los vestidos para los personajes de Las Nubes de Aristófanes. Un vestido dorado plegado a lo Miyake. Un vestido plateado como de grandes escamas. Un vestido blanco translúcido de organdí.
Una ocasión más de disfrutar con la arquitectura. Porque, ¿qué es el espacio arquitectónico sino un espacio teatral?
N.B. En este proyecto maravilloso me ha ayudado muy eficazmente Elena Jiménez.