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Arquitectos: Marta Maccaglia, Paulo Vale Afonso, Semillas
- Área: 124 m²
- Año: 2014
Descripción enviada por el equipo del proyecto. A veces, situaciones inesperadas desajustan proyectos planificados y aprobados. En estos casos, uno puede limitarse a cumplir con lo estipulado; o puede sazonar la propuesta con un poco de creatividad, buscar alternativas y proponer algo ligeramente diferente que se adapte a la nueva situación. Este es el caso del proyecto desarrollado en Mazaronkiari, una comunidad nativa Nomatsiguenga ubicada en el distrito de Pangoa, en la Selva Central del Perú.
En el año 2013, se visitó Mazaronkiari y, en coordinación con el jefe de la comunidad y los docentes, se identificó un proyecto potencial de crear un comedor escolar para la educación inicial que, en ese entonces, contaba con 30 alumnos. Tras el estudio de diagnóstico, se desarrolló la propuesta y se presentó a la cooperación internacional.
Al año siguiente, una vez obtenido el financiamiento, el equipo regresó a Mazaronkiari. La comunidad les recibió con una sorpresa mayúscula: 100 niños y niñas esperaban, con ilusión, la construcción del comedor. La situación se había transformado de forma notoria y, ante el cambio, se propuso una arquitectura versátil que cumpliese con los nuevos requisitos.
El espacio dispone de una sala multifuncional con una cocina construida con ladrillos artesanales en el lado norte, sobre un piso de cemento. La estructura del edificio es de madera. Las paredes laterales están formadas por una alternancia de paneles apersianados y paneles móviles de múltiples colores. Estos últimos, con un movimiento de 90º, se convierten en mesas, permitiendo crear diversos entornos de trabajo en un mismo espacio en tiempos diferentes. Gracias a ello, los alumnos tienen el comedor prometido; pero también disponen de una sala multifuncional que puede ser un aula extra, un auditorio o un lugar de encuentro comunitario.
Los extremos norte y sur están formados por paneles apersianados corredizos de acceso. Este sistema permite una iluminación natural e indirecta de la estancia, así como la circulación y renovación continua del aire.
La cubierta con sus amplios aleros protege la estructura en madera de la lluvia. Otra característica es la visibilidad del interior de la obra, creando un efecto invertido. Generalmente, las edificaciones consisten de un espacio interior desde el cual, a través de puertas y ventanas, se contempla el entorno exterior. En este caso, cuando los paneles móviles se convierten en mesas, crean una gran apertura desde la cual niños y adultos se asoman, siendo partícipes del entorno interior; ya sea el comedor escolar, un espacio escénico de baile y cantos o una reunión comunitaria, como si fuera una plaza pública, normalmente exterior.
La combinación de materiales locales con sistemas constructivos modernos, la participación activa y el aporte de la comunidad permitieron construir un espacio amplio, funcional y en armonía con el entorno.