Después de haber trabajado dos proyectos piloto en Dashilar, un desarrollador local nos ofreció la posibilidad de renovar una propiedad abandonada para convertirla en lo que sería nuestra oficina de diseño.
El sitio había sido ocupado originalmente por una casa conformada por un patio, y dos volúmenes rectangulares paralelos con orientación Norte-Sur, de techos tradicionales japoneses de madera.
En los 60s y 70s, siguiendo el modelo de vida provocado por el periodo de rápida industrialización en China, y que afectó a las fábricas urbanas dentro de los hutong, el patio estaba cubierto por un techo alto, creando una especie de islote central donde pudiera albergarse un taller u otro tipo de industria ligera.
Cuando comenzamos la renovación, el volumen norte aun presentaba su fachada original, con ventanas y puertas de cristal que llevaban a pequeñas habitaciones; mientras que del lado sur una serie de muros ciegos negaban cualquier relación entre espacios exteriores e interiores. Los volúmenes mas bajos estaban demasiado fragmentados para permitir cualquier uso flexible del edificio, además la ventilación y la iluminación natural quedaban cortas para las necesidades del lugar.
Comenzamos con la demolición de los techos falsos y la mayoría de los muros no estructurales, a partir de esto realizamos un profundo análisis estructural. En el proceso removimos el yeso que cubría los tabiques laterales, descubriendo así texturas interesantes que valía la pena exhibir.
Todas las columnas y vigas de madera las desinfectamos; añadimos refuerzos de acero donde fuera necesario; igualamos el nivel del suelo introduciendo calentadores en el piso; mejoramos también la incidencia solar en los techos utilizando gruesos paneles de alta densidad entre las vigas de los volúmenes mas bajos y los paneles de madera al centro, y añadimos una nueva capa a prueba de agua. Los muros altos del espacio central se habían deteriorado con el paso de los años por las goteras de lluvia, los reconstruimos completamente con una nueva franja de ventanas con doble cristal.
Una vez que obtuvimos un volumen limpio y seguro, procedimos a trabajar los interiores, que principalmente consisten en un nuevo entrepiso de acero, parasoles de cristal al Sur, y algunos muebles de acero construidos en el sitio.
El volumen norte, que no tiene ninguna fuente natural de ventilación o iluminación, alberga todos los servicios de la casa (baño, cocina, almacén, taller), mientras que el volumen sur contiene dos salas de estar, una pequeña y otra grande. En el espacio central, el entrepiso nos permite ubicar la mayoría de las actividades sobre él, manteniendo el primer nivel como un espacio de trabajo colaborativo flexible o un espacio de exhibición.
La nueva propuesta espacial permite una interacción mucho mas rica entre las diferentes áreas funcionales de la casa, creando nuevas conexiones visuales entre diferentes niveles y a través de los volúmenes.
Para poder lograr este proyecto, con un presupuesto limitado, y en un edificio histórico en muy malas condiciones, decidimos adoptar las irregularidades y los errores de la estructura original, jugando a provocar un diálogo entre la dureza del acero y el concreto, y la suavidad de los muros blancos y el mobiliario; la calidez de la estructura de madera y los tabiques aparentes, y la desnuda simplicidad de un vidrio sin marco.