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Arquitectos: Héctor Torres & Andrea Torregrosa
- Área: 425 m²
- Año: 2015
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Fotografías:Liven Photography
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La casa UVB es un volumen cerrado que se abre al jardín, el patio y el cielo. Su geometría es el resultado de la adaptación a las condiciones de su entorno, la orientación solar y la vida diaria de sus habitantes. La vivienda se encuentra situada en un barrio residencial de la periferia de Zaragoza donde la cercanía de unas casas con otras es un obstáculo para disfrutar de la completa privacidad que buscaban sus habitantes. La estrategia del proyecto consistió en trabajar con fachadas cerradas en los perímetros donde se buscaba privacidad y abrir la casa hacia el sur para disfrutar de la luz y las vistas. Contrastando con el exterior, el interior de la casa está repleto de conexiones visuales entre las diferentes plantas, ofreciendo vistas continuas del jardín, el patio que atraviesa la vivienda y el azul del cielo.
La distribución de la casa UVB se desarrolla alrededor del patio que atraviesa el volumen y proporciona luz a las zonas comunes. El patio también actúa de conexión continua y permite que en su día a día los habitantes disfruten de una rica combinación espacial gracias a la concatenación del patio, la doble altura del salón y las diversas terrazas de la última planta. La vivienda proporciona una alegre secuencia de vistas cruzadas, transparencias y reflejos, suavizando los límites entre las zonas exteriores e interiores. Ladrillos blancos, madera, aluminio y vidrio fueron los materiales escogidos para construir este marco neutro que se irá llenando del color de la vida diaria.
Dos voladizos rompen el volumen. El primero, en la zona norte, ofrece resguardo a los coches. El segundo, en la zona sur, genera un amplio porche para vivir el jardín, deseo principal de los habitantes. Es por ello también que la cocina y el salón están directamente conectadas con el exterior y los amplios huecos permiten disfrutar de la vegetación en todas las épocas del año. La habitación principal disfruta también de la orientación sur de la casa, ofreciendo luz y vistas a los pinares cercanos a la zona de descanso.
En la segunda planta, dos terrazas vacían el volumen prismático sin percibirse desde el exterior. Una de ellas, situada en la zona norte, se abre al cielo y al patio, proponiendo juegos cruzados entre el cielo y el resto de estancias comunes de la casa. La segunda terraza, de carácter más íntimo, genera el lugar perfecto para descansar mirando a las montañas lejanas. El patio es el tercer componente de este juego de vacíos. Además de conexiones visuales entre todas las plantas, el patio proporciona luz y calidad de vida al sótano, ofreciendo así un cálido y placentero espacio para las fiestas que la familia organiza durante el frío invierno.