A fines del 2014, la Escuela de Arquitectura de la Universidad Finis Terrae le encargó a Josep Ferrando que diseñara una obra para que fuera construida durante 4 días por un grupo de docentes y alumnos de la UFT en conjunto con el arquitecto catalán, en el mes de marzo. Esto formaría parte de los TAC (Trabajo Académico Colectivo) que organiza la Escuela todos los años y que tienen como propósito constituir una plataforma de aprendizaje relacionado al proyecto educativo de la Escuela.
“La enseñanza de la arquitectura sella un que hacer en los alumnos que se forman bajo las premisas de la obra construida, la cual permite acceder a dimensiones de relación con el territorio, para conquistar un paisaje desde las condiciones de observación propias de una Escuela experimental e inquieta”. (Magdalena Sierra, Directora Escuela Arquitectura UFT)
El encargo consistió en diseñar un umbral para el complejo de casas que ocupan las etapas segunda y tercera del proyecto Ochoalcubo, en Ochoquebradas (IV Región).
Se programaron 3 etapas, comenzando por la investigación y desarrollo del diseño original y su adaptación para realizar la prefabricación en una semana (comenzando el 16 de marzo). El diseño tomó como referente la investigación de Graham Bell sobre el movimiento generado por el viento con cometas que llegaron a volar por encima de los 40m. Éste consiguió, a través de la geometría, una unidad formada por el ensamble de módulos individuales: según Graham Bell, si una cometa se construye a través de un conjunto de piezas generando una unidad y una de ellas se rompe, la unidad podría debilitarse, pero no perdería su función.
Explorando este concepto, el pabellón se desarrolló mediante una geometría que funciona con el movimiento y, como un fractal, construye la forma de una rueda. Un total de 760 piezas iguales se entrelazan para pasar de radio a tangencia mediante el giro de 7 ángulos diferentes.
La etapa de prefabricación que dio inicio al trabajo con los alumnos (24 de marzo), consistió en cortar y perforar 760 piezas de pino cepillado de 1” x 6” de 60 cm, las cuales conformarían la esencia de la estructura. El perímetro se fabricó con 240 piezas de terciado marino de 15 mm. El eje -también prefabricado- constó de un perfil redondo de acero de 100 mm con bujes torneados en Technyl, los cuales se insertarían en los discos de terciado que se unen al centro de la estructura.
Para la fase de construcción (26 de marzo) se organizó el trabajo en terreno con más de cincuenta alumnos y cuatro docentes de Arquitectura UFT-Andrés Echeverría. Sergio Araneda, Mauricio Wood y Diego Alvarellos, quienes viajaron a Ochoquebradas junto a Josep Ferrando y su equipo.
El lugar donde se construiría la rueda queda delimitado por la costa del océano Pacífico, a la altura del km. 220 de la Ruta 5 Norte; una topografía desértica rocosa y arenosa, y una antigua vía del tren desdibujada por el tiempo y el desuso, la única intervención del ser humano en el paisaje.
“El pabellón se implanta en esta situación tomando como referencia los dos horizontes fijos en el paisaje: la línea finita que genera el océano a la altura de nuestros ojos, fija e invariable, y la topografía desdibujada y artificial del antiguo trazado ferroviario, tendiendo a favorecer un movimiento lineal e infinito. Es por esta razón que el pabellón tiene la forma de una rueda: ésta permite un movimiento potencialmente infinito, sin embargo, el territorio sí es finito y está delimitado por el hombre”. (Josep Ferrando)
Leonardo da Vinci investigó ya en el Renacimiento italiano, a finales del siglo XV, la posibilidad del movimiento perpetuo con péndulos. El proyecto toma esa reflexión, proyectando un movimiento perpetuo de distancia finita a través del mecanismo de engranajes que permitiera ir y volver con la misma fuerza generada por el viento. La rueda motor, la rueda conducida y la rueda loca, unas dentro de las otras, permitiría este desplazamiento finito espacialmente e infinito temporalmente.
Para lograrlo, se ejecutó el montaje en base a una estructura de andamios ubicada en el interior de las líneas del tren distanciada en el centro por un espacio que permitiese desplazar en lo vertical el eje sostenido por un tecle. “De esta manera las distintas piezas de la rueda se ensamblan entre sí, desde el eje hacia el perímetro de forma excéntrica formando los 7 anillos que estructuran la base de la rueda. Este sistema permitiría ir girando la rueda para montar sus partes de manera radial y así poder trabajar siempre desde el suelo”. (Andrés Echeverría)
El proceso culmina (31 de marzo) con una de las faenas más compleja e importantes a la vez: el desarme de la estructura de andamios. La rueda se sostiene ya por sí misma sobre las vías del tren, convirtiéndose en un caleidoscopio, una rueda de 6 metros de diámetro que se percibe a través del juego de sombras que forma la unidad material, el movimiento y el sol.
Un pabellón construido en madera. Un material resistente a los cambios ambientales y al tiempo, es indispensable teniendo en cuenta el proceso constructivo como factor de diseño. Un proyecto profesional-académico donde se acerca la construcción al ámbito universitario, generando desde la experiencia un camino de aprendizaje.
Arquitecto responsable Diseño: Josep Ferrando
Arquitectos responsables Workshop: Andrés Echeverría (UFT) Josep Ferrando (Josep Ferrando Architecture)
Docentes colaboradores Arquitectura UFT: Sergio Araneda + Mauricio Wood + Diego Alvarellos.
Colaboradores Josep Ferrando Architecture Studio: Sebastián Silva Gonzales + Diego Baloian + Helena Ribas + Nathalie Ventura + Ignacia Paris + Marina Mazzamuto + Carlos Verdugo.
Colaboradores UFT: Estudiantes de 7º y 9º semestre Arquitectura UFT.