Después del terremoto que destruyó Chillán, comenzó una larga etapa de reconstrucción durante la cual la arquitectura moderna inundó la ciudad. El edificio de la Cooperativa Eléctrica de Chillán (Copelec), ubicado en la calle Maipón, es considerado como una de las obras más importantes de la época. El edificio fue diseñado por la oficina de Juan Borchers, conformado por los arquitectos Juan Borchers, Jesús Bermejo e Isidro Suárez en 1962. Es una de las pocas obras construidas por Borchers (1910-1975) siendo, junto con la Casa Meneses, su obra más emblemática.
Declarado Monumento Histórico en 2007, esta obra se basa en los planteamientos modernistas de Le Corbusier, pero incluye un aporte original gracias al análisis crítico por parte de los arquitectos, resultando en una obra icónica de la arquitectura moderna chilena. Esto se ve reflejado en la forma como la obra se construye a partir de elementos arquitectónicos y un delicado cuidado por la espacialidad, apoyándose en el innovador trabajo de luz en su interior.
Este proyecto fue encargado por la Cooperativa a Isidro Suárez que se encargó del anteproyecto del edificio, ya que Borchers se encontraba en Europa. Tras su retorno a Chile en 1961, Borchers aceptó los principios para la distribución general de las primeras soluciones, pero sometiendo el proyecto a varias modificaciones:
- Utilización de un único material, el hormigón armado;
- Un trazado y control dimensional, desde la totalidad al detalle;
- El desarrollo y conversión de cada elemento del proyecto en lo que llamó “proyecto elemental”, capaz de poseer un desarrollo propio y abierto incluso dentro del curso de la ejecución material;
- Respecto a los esfuerzos sísmicos (absorbidos en la dirección NS por muros medianeros y EO mediante estructuras de acero) proporcionando transparencia en el sentido longitudinal del proyecto;
- Introducción de un elemento que parecía exceder la magnitud del proyecto, la rampa.
El hormigón a la vista le permitió al edificio de aproximadamente 630 m2, tener una innovación en la plástica de su diseño. En la obra se pueden ver formas casi esculpidas, precisas perforaciones, espacios interiores que forman parte de un todo y una fachada que le entrega un carácter único a la calle donde se encuentra. El edificio respeta la fachada continua, prolongando el desarrollo de la trama existente, muy arraigada entre los habitantes de Chillán.
El edificio materializa años de estudio de Juan Borchers en torno a las proporciones, el número y la geometría. Él se refiere a la plástica con estas palabras:
La armonía es el momento de discordancia con el eje sobre el cual está centrado el hombre. Contaría a las leyes del universo, obliga a salir del orden general, esto dará una explicación de las causas del choc, de la paralogización que inhibe y detienen a casa instante al observador, obligándolo a salir de sí mismo, de su inercia natural.
En su interior podemos encontrar que las superficies de los muros se utilizaron para generar un juego de luces, y en su exterior se destacan: a) el diseño de la fachada como un filtro de luz; b) la forma curva en superficies de doble curvatura, como la caja de escalera y el muro de acceso.
El delicado trabajo con la luz y sus reflejos muestran la preocupación por responder a las condiciones del lugar y la orientación, donde cada una de las aperturas está pensada para inundar el interior tanto de forma directa o a través de reflejos dependiendo del uso de cada espacio. Las fachadas evidencian la delicadeza de su tratamiento, denotando el gran trabajo que hicieron sus arquitectos en todas las escalas del proyecto. La fachada sur es muy lisa, al contrario de la norte, contenedora de mucha volumetría para una mejor captación de luz, dependiendo de la orientación de cada espacio interior.
Este importante edificio de la ciudad de Chillán incorporó conceptos modernos como la escala humana, el uso de hormigón a la vista, la formulación de un único volumen -paralelepípedo abstracto y puro- con algunas variaciones ortogonales que generan tensión en las perspectivas a las cuales se enfrenta el visitante al recorrer su interior.
El edificio se ha manteniendo en buen estado a través de los años. En 2013, Jesús Bermejo se mostró interesado en terminar el 5% del edificio, que por falta de recursos no se había podido concretar en los años sesenta. El equipo ejecutivo de la Copelec (dueña del edificio) se entusiasmó para realizar esta idea y posteriormente la Dirección de Arquitectura levantó el proyecto de terminación y restauración del edificio con el mismo Bermejo como encargado. Esta transformación contempló la recuperación total del edificio, eliminó definitivamente las oficinas de Copelec y destinó el edificio para albergar un nuevo “Centro Artístico y Cultural Copelec”, además de un Museo Eléctrico que expone los tesoros de esta cooperativa.
En definitiva, este renombrado grupo de arquitectos desarrolló una obra que se adapta a todas las escalas que lo envuelven, incorporando valores arquitectónicos, artísticos y urbanos, logrando un edificio único en Chile.
Referencias
- Juan Borchers. Lo Plástico, Plástica, Cosas General.1963
- Giuliano Pastorelli. "La Copelec de Juan Borchers se convertirá en un Centro Cultural " 03 Jun 2014.