El arquitecto francés Martin Massé ha compartido con nosotros su proyecto de memorial diseñado en honor al pueblo amerindio de los selk'nam u onas. Esta tribu habitó antiguamente la Tierra del Fuego, en el extremo sur de Chile y Argentina, y sus integrantes fueron desapareciendo paulatinamente al entrar en contacto con el hombre blanco, sin dejar rastros en el territorio.
La enorme y dramática pirámide invertida proyectada por el arquitecto busca transformarse en un hito que los saque del olvido; su estructura se hunde en las entrañas de la tierra para llevar al visitante a un espacio subterráneo, donde se vive una experiencia interactiva utilizando hologramas, esculturas y un enorme mural pintado.
Descripción por el arquitecto.
'Argentina, Chile, y todos los europeos no pueden seguir viviendo en una sociedad democrática y pacífica, basada en la solidaridad, si no son conscientes de su responsabilidad para con los indios -ahora desaparecidos- de la Tierra del Fuego, y si no han reconocido y reparado en el violento mal que les han infligido. Ellos son probablemente los únicos pueblos del planeta que han sido diezmados por completo como resultado del contacto con los europeos'. - Anne Chapman.
Este proyecto es ante todo un homenaje. Un memorial que tiene el fin de evitar la repetición del pasado. Es una forma de expresar nuestro deber con el pasado. El genocidio de los indios americanos ha generado disputas y no ha sido plenamente reconocido por las autoridades presentes. Son muy pocos los monumentos existentes, sobre todo para los indios de la Tierra del Fuego, cuya presencia ha dejado huella tanto en nuestro entorno como en la historia humana.
El proyecto trata de reinventar la idea del monumento, la búsqueda de nuevas formas arquitectónicas y medios para expresar el recuerdo. Es usar la arquitectura para el escenario, y para hacer muy visuales las emociones - para transmitir la memoria sensible a través de la experiencia espacial. Se utiliza a la arquitectura para reconstruir donde todo ha sido destruido, y para hacer frente a la historia.
La inmensa conservación de las grandes pirámides mayas, o de los templos incas, por ejemplo, y de todo lo que se ha descubierto de estas grandes civilizaciones y sus antepasados, asegura su lugar en la historia. La presencia del hombre siempre se ha impuesto a la historia por la fuerza, por aquello que perturba, que irrumpe en el entorno natural, y que se impone en detrimento de los que ya están íntimamente unidos con lo que lo rodea. El proyecto busca recordar a las futuras generaciones que aquí, en la Tierra del Fuego, en esta tierra hostil que está abriendo gradualmente sus puertas a los turistas que buscan aventura, alguna vez vivió un pueblo que ha desaparecido sin dejar rastro.
Es importante que este monumento sea en todos los sentidos un medio para transcribir simbólicamente la historia, las costumbres y los ritos de los Selknam, haciendo un homenaje a sus creencias.
La pirámide es un símbolo muy fuerte en numerosas civilizaciones como los babilonios, los egipcios, los mayas y los aztecas. Simboliza una especie de escalera, la idea de ascender (como los amerindios), o subir al cielo, o hacia un estado de éxtasis, para estar cerca de los Dioses. La base cuadrangular de la pirámide representa el mundo terrestre. A partir de esta base, los bordes de la pirámide convergen hacia la punta - el único lugar simbólico de la unidad primordial, desde donde se irradia hacia el mundo que la rodea. Cada nivel representa una etapa diferente de la espiritualidad que hay que alcanzar. Las pirámides de Egipto también evocan una ascensión; su papel es elevar al Faraón en el comienzo de su viaje hacia la vida eterna y Ra, el Dios Sol.
Sin embargo, en este proyecto, la pirámide invertida caracteriza la decadencia y el exterminio progresivo de la población local, por parte de los europeos. Desde su base en el nivel del suelo, la pirámide se extiende hacia abajo, hacia sus subterráneos, hacia la muerte y el olvido. El descenso hacia la punta de la pirámide se realiza a través de escaleras cortadas por "zonas de aterrizaje" que simbolizan las diferentes etapas del genocidio: la colonización, la evangelización, el exterminio, la enfermedad, el confinamiento de las personas, el mestizaje y el olvido definitivo de sus costumbres y cultura.
La gigantesca base rectangular de la pirámide, que mide 50 por 60 metros, es de color claro y por lo tanto se distingue en medio del paisaje oscuro e inhóspito de la Tierra del Fuego. El interior se puede observar a partir del espacio intersticial a lo largo de la base y aparece como una clara señal al visitante: aquí es donde se produjo el genocidio. Desde un avión, se destaca como un hito en un mapa. El enorme rectángulo blanco simboliza una página en blanco, una expresión de la ausencia casi total de las huellas dejadas por los indios en esta tierra - un signo de su historia no escrita.
Dentro de la pirámide se encierra una sala oval inaccesible con paredes completamente espejadas. Esta habitación representa la tumba de la civilización. En su parte superior, y visible desde el centro de la base de la pirámide invertida, aparece un óculo. A través de este óculo se proyecta, gracias al sistema de espejos, un holograma en forma de reflejo. Este holograma representa la mente y la memoria - visible pero impalpable.
Al aproximarse el monumento, sin embargo, el cambio en el ángulo del punto de vista del visitante hace que el holograma desaparezca. Al igual que un espejismo que ha desaparecido, la realidad es restaurada - así cómo los indios que alguna vez existieron. Este efecto visual es también una manera de simbolizar el engaño presente en sus creencias, en especial en la ceremonia del Hain, y en su sociedad patriarcal.
A los lados de la pirámide aparecen representaciones gráficas y bajorrelieves, incluyendo, en el primer lado, un fresco del artista Max Figerou, que representa diversos aspectos de la ceremonia del Hain.