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Fotografías:Fred R. Conrad/The New York Times
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Sucede a veces de que después de ver repetidamente un edificio, le terminamos encontrando algo interesante; la llegada al suelo, el detalle de la ventana, o bien que el paso del tiempo y la suciedad le van bien. Algo así sucede con este edificio del arquitecto francés Bernard Tchumi
El Blue Condominium, o simplemente Blue, es un edificio de 17 pisos y 32 departamentos que se encuentra en la zona de Lower East side, en la isla de Manhattan; sector en proceso de gentrificación tras años de marginación.
Este edificio es parte de una serie de edificios residenciales que se erigen en la ciudad de Nueva York en el último tiempo en los que el nombre del arquitecto es utilizado como una herramienta de marketing para el producto inmobiliario. Sea esto debido a la calidad del diseño ofecida, o bien de las posibilidades de mediatización del nombre como marca, equiparables a Prada, Gucci o Muji. En esta línea se pueden ver proyectos para la isla de Calatrava, Jean Nouvel, Shigeru Ban, Herzog y de Meuron, entre otros).
A diferencia de los edificios antes mencionados, el lujo no es una característica en este edificio. Más bien se aprecia como un edificio barato para los estándares de construcción de la ciudad y con los recursos de diseño utilizados principalmente en trazar su silueta en ese sector de Nueva York y en resolver los distintos departamentos que deben ir adaptándose a esta.
En apariencia no es muy distinto a varios hijos de la rasante santiaguina, y del aprovechamiento hasta el último metro cuadrado vendible. Lo que sí nos encontramos es una estructura que no tiene muchas trabas para imponerse con cierta ludicidad, por medio de su silueta de líneas oblicuas y su amosaicada paleta de colores que refleja "la diversidad de la comunidad a su alrededor y que al mismo tiempo se va fundiendo con el cielo (despejado)" ((ver comunicado de prensa que aparece en la página del arquitecto)).
El Blue puede ser visto entrando o saliendo de Manhattan por el puente de Williamsburg y se reconoce porque es el edificio que parece una monumental mano de muñequito de lego alzada, saludándonos (o bien despidiéndonos).