Descripción enviada por el equipo del proyecto. Vigilancia Unit
MEMORIA
Por Alejandro H. Borrachia
El crecimiento exponencial de una serie de artefactos multiuso con personalidad propia ha revolucionado la sociedad en la que vivimos. Somos artefacto-dependientes como nunca antes en la historia moderna.
Innumerables textos filosóficos hablan de estos temas y nos indican su protagonismo ya en el campo del pensamiento y no en el marco de lo utilitario, como a veces creemos. Su verdadera utilidad es superada por la noción abstracta de poseer algo intangible, como la información por ejemplo, y su valor como hecho físico, catalogado por la imaginería en boga obtenida desde el mundo del diseño.
Asistimos a la ruptura conceptual entre hardware y software. Era el software el que dotaba de personalidad a su contenedor neutro, este solo aportaba una plataforma de posibilidades. Con la miniaturización del hardware y su consiguiente acceso al mundo de la abstracción (por desaparición), con la creciente aceptación del mercado de los lenguajes de diseño llamados minimalistas y con el avance de las nuevas tendencias en cuanto a la fusión entre hardware y software esto ya no es así y no podrá serlo nunca más. El solo hecho de girar o sacudir un artefacto y que la aplicación se adapte a este nuevo estado físico provoca en el uso domestico de la tecnología el cambio más radical de los últimos tiempos. Seguramente altera nuestra futura relación con el mundo del artefacto.
Debemos adaptarnos a la lógica del artefacto, entender sus reglas cualquiera sean estas para interactuar con él correctamente y esto sobrepasa incluso nuestra necesidad como usuarios. Nos coloca en un papel impensado. Pasamos a ser herramientas de colaboración a veces mutua, a veces solo al servicio del artefacto.
La verdadera revolución de la tecnología, lo sabemos como consumidores de ciencia ficción, planea en los años venideros utilizar el cuerpo humano como extensión de su plataforma de base. El ojo como cámara, el oído como micrófono, y el corazón como batería o la temperatura corporal.
Bajo estos nuevos paradigmas socio-tecnológicos, preámbulo del cyborg de la megalópolis, describir cualquier tipo de arquitectura que se considere a si misma como un artefacto tecno-arquitectónico, por su condición de elemento posado sobre un hecho preexistente , por ser formalmente autónoma al edificio que la alberga, por su materialidad reflectante o por poseer distintos mecanismos de interacción con el medio natural ( entiéndase escotillas , tragaluces o bastidores de cierre y apertura manual ) no tiene ninguna relevancia, solo divierte ver las fotos , sus colores chillones y como el parásito y el parasitado se fusionan , comprobar su condición de “ovni“ en el medio circundante, ensayar si la teoría se cumple en la práctica y el efecto Venturi (2) funciona tal y como dicen los libros o si el ojo que ilumina frente a la posibilidad de una invasión de sus límites controlados enciende cuando debe …; en síntesis, verificar si de una forma o de otra se cumple con la lógica del artefacto .