- Área: 832 m²
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Una CRRU -central de recogida de residuos sólidos urbanos- es un gran estómago urbano: aspira los residuos desde el punto donde se originan, los deglute, separa y compacta para evacuar a través de camiones a los diferentes puntos de tratamiento, reutilización y reciclaje.
Aspirar y compactar son las funciones específicas de la central.
Un gran succionador logra introducir los residuos en la central, a través de un conducto, que funciona como una gran intestino urbano.
Las compactadoras empaquetan los diferentes residuos clasificados en formatos geométricos de volumen minimizado.
También funciona como cómo un gran clasificador de residuos, posibilitando los diferentes tipos de tratamiento y reciclaje.
La central cobija gigantescos artefactos mecánicos - turbinas, decantadores, compactadoras, filtros,...-, todos ellos ensartados por el mismo conducto –vial del residuo: tubo subterráneo de conexión con cada hogar: esfínter del barrio -
Del mismo modo que en el símil bio-lógico -un estómago, unos intestinos y un esfínter- se conforman mediante una geometría deudora de su íntimo funcionamiento y de las exigencias del “flujo”, la CRRU también obedece a las propias exigencias funcionales radicales derivadas del flujo y su mecánica.
En este sentido, el formato que adopta la central, es consecuencia de su función mecánica y de los condicionantes volumétricos y direccionales tanto de la maquinaria como de los flujos que encierra. La geometría adopta la función de envolvente que calca los órganos y los movimientos internos. El contenedor también se distorsiona para poder digerir la basura, al igual que los hacen los intestinos.
Arquitectura bio-morfica
Una CRRU es un edificio limpio: es una edificación capaz de convivir con el resto de usos de una ciudad: no es un edificio que haya que esconder: sin embargo la mayoría de ellos resultan edificios fabriles, industriales, “ciegos”, insensibles al entorno,...
En este sentido se ha querido dotar a esta central de ciertos rasgos bio-mórficos, capaces de acentuar su personalidad para la convivencia: es un edificio que mira y huele: posee nariz y ojo.
Su propio funcionamiento interno – sin embargo- exige un edificio de tripas ruidosas: para ello es necesario generar un edificio con diferentes caparazones y capas de protección acústica: para ello se genera un edificio con escamas. Un recubrimiento reconocible y dotado de una escala capaz de asemejarse mediante algún tipo de mimesis –quizás conceptual- a las peculiaridades del lugar y de la “cultura” que debe generar: cultura ecológica, una “cultura verde”
La volumetría contorsionada se envuelve mediante escamas de un mismo material y con mismo sistema constructivo –fachadas y cubierta-: chapas de gran formato (2,5mx1,5 m)de hoja-lata de aluminio reciclado lacado, de espesor mínimo.
El sistema constructivo del recubrimiento se basa en un proceso de “optimización del material de recubrimiento” y por tanto en aprovechar la propia deformación de la fina lámina de chapa: se permite y fomenta dicha deformación para generar una imagen de “escamas hinchadas”, capaces de dotar de la escala adecuada a la composición de las piezas que conforman el volumen, a la vez que recuerdan que toda digestión genera hinchazón debido a los gases internos del proceso. La imagen de “retales” concentra también la intensidad en la iconografía deseada.